• Por Carlos Pérez Cáceres

Esta es la última entrega de la serie que comenzó hace tres semanas sobre la delación, la tarea de los informantes o pyrague, desde los tiempos de Francia hasta la dictadura de Stroessner. Sobre esa etapa nefasta conocemos algo más sobre la forma de “trabajar”, sus categorías, la importancia de los mismos y algunos casos emblemáticos.

El trabajo del pyragüe o del informante, fue uno de los elementos más importante del engranaje del aparato represivo de la dictadura de Stroessner. Sin que sean claramente identificados, estos elementos fueron armando y creando una red de condiciones y de hechos que les favoreció su tarea, la de detectar planes y acciones de las organizaciones opositoras. Se decía que ellos se encontraban en todas partes: entre los taxistas, mozos, choferes de ómnibus, en los barrios e instalados cómodamente en los bares, escuchando y observando los movimientos de los ciudadanos.

CANTIDAD Y VARIEDAD

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El nivel de informaciones que estos personajes pasaban a diario al Departamento de Investigaciones de la Policía Ncional, era de gran cantidad y, sobre todo, de mucha variedad en cuanto a los contenidos de sus informes. De esta forma, este Departamento estaba informado de lo que sucedía en el país de aquellos años. Los encargados de la lectura de estos informes, se enteraban de todo lo imaginable; sabían quiénes se habían hospedado en determinado hotel; quien había regresado al país, ya sea por tierra o por el Aeropuerto en un vuelo internacional. Todo eso, además de saber quien visitó a los principales dirigentes políticos, especialmente los de las fuerzas opositoras. Apenas amanecía, los informes llegaban a los escritores de los jefes con los resúmenes. Eso era totalmente “normal” y constante, fruto de la tarea y recorridos que se hacían en horas de la madrugada por las comisarías, edificios públicos, locales de los partidos políticos y demás sitios en donde acudía la gente joven y también se podrían detectar situaciones especiales.

ATRAVESANDO FRONTERAS

El accionar de estos informantes no se reducía solamente a nuestro territorio. Muchos de ellos se encontraban en las grandes capitales como Buenos Aires o San Pablo, además de algunas provincias del territorio argentino, como ser Formosa, Posadas, Corrientes, Córdoba y otras. Éstos lugares , fueron elegidos por tratarse de sitios a los que emigraban muchos paraguayos por razones políticas o económicas, además de acudir a realizar estudios en sus universidades. Un lugar desde donde se informaba sistemáticamente fueron aquellos lugares cercanos a la frontera, tales como la ciudad Clorinda , Formosa, desde la Argentina y de igual forma en Ciudad del Este o Foz, en Brasil.. Ya desde finales de la guerra civil de 1947, estos lugares fronterizos se llenaron de paraguayos, en su gran mayoría ,de ciudadanos que huían de las represiones.

Existían niveles de importancia entre los pyragües. No eran considerados de la misma forma aquellos que eran contratados para ciertas y determinadas actividades, que otros que se encontraban integrados en ciertas organizaciones políticas (liberales, febreristas o comunistas y otros), sin que se sepa de las actividades por estos realizadas. El conocimiento de las acciones que estos hacían, también eran manejados con sigilo y conocido por algunos funcionarios de Investigaciones. No todos estaban al tanto de los infiltrados que existían en las organizaciones políticas opositoras.

Sin embargo, los que estaban en la cima de importancia de estos informantes eran los llamados “infiltrados”. Estos personajes llegaban a niveles de participación, en las organizaciones opositoras, que los convertían en muy importantes en el nivel de informaciones, de análisis y comentarios que pasaban a la inteligencia de la dictadura. Debido al nivel de ubicación política, en muchos casos, fueron fundamentales para advertir a la dictadura de posibles actividades que la oposición realizaría.

Archivo del Terror

En este lugar que funciona en la planta baja del Palacio de Justicia, se encuentran una cantidad inmensa de informaciones, que reflejan el accionar de los pyragües en todos estos rangos. Justamente por esas informaciones es que uno puede señalar el nivel de importancia que tenía dentro de la estructura de control, seguimiento y represión por parte de la dictadura. Las informaciones llegaban desde diferentes lugares, ya sea a nivel nacional o internacional y eran bastantes específicas para entender de qué se trataban las mismas.

Estos informes, generalmente estaban dirigidos al Jefe de Policía o del Departamento de Investigaciones. Desde estos lugares, una vez analizados y estudiados y viendo su importancia, se volvían a reenviar al Ministerio del Interior y al Presidente de la República. Este era el camino que seguían aquellas informaciones dadas por los informantes. Este cronograma de acciones, demuestra la cantidad de personas que estaban detrás de cada información y los diferentes niveles de conocimiento que se tenía dentro del aparato represivo.

Además de evidenciar el complejo cuadro represivo que funcionaba en Investigaciones, por ejemplo; también sirve para echar por tierra aquella idea que Stroessner y otras autoridades, no estaban en conocimiento de lo que realmente ocurría en el país. El destino de muchos luchadores que hasta hoy continúan desaparecidos, la muerte por torturas, los “empaquetados” y cientos de otras situaciones, estuvieron en conocimiento de los que componían el engranaje de la dictadura stronista.

Para entender la importancia de estos pyragües, hay que decir que existe una interesante bibliografía y sobre todo, apuntes de aquellos que trabajaron la lucha clandestina. Estos sostienen que una organización que se plantea realizar cambios profundos en la estructura política, tiene en los pyragües y en los infiltrados a enemigos muy difíciles de vencer. El descubrir quién es el que pasa los informes o los lugares donde se llevaría a cabo algunas reuniones, a medida que se hacía más sigilosa y rigurosa la actividad, se hacía cada vez más complicada el descubrimiento o los conductos por donde actuaba el infiltrado. Es por ello que dentro de estas organizaciones clandestinas y compartimentadas, se creaba un espacio, integrado por personas de alta confianza, que estudiaban y controlaban los pasos de los cuadros y dirigentes que se incorporaban a la organización. En el caso del PCP, llegó a tener en actividad este espacio y que, luego de las contradicciones políticas, llegó a convertirse en una especie de jurado que determinaba quien era expulsado.

Factores y condiciones

Hay que recordar que la dictadura, tenía la ventaja de trabajar con tiempo y con ciertas condiciones para preparar a este tipo de personajes. Contaba además con el suficiente poder económico, para que sus hombres pudieran incorporarse a las experiencias políticas generadas desde la oposición. Llegar a la frontera y contar una historia, basaba en la necesidad de conseguir trabajo, eran una cuestión del día a día, durante décadas de nuestros ciudadanos. También era muy común tener parentesco con algún exiliado, ya instalado en la frontera o en Buenos Aires, que siempre estaba con la mano abierta para demostrar su solidaridad. Estas eran condiciones que jugaban siempre a favor de la dictadura, que además contaba con todo el apoyo de técnicas y especializaciones que eran impartidas por los “especialistas” norteamericanos.

Pero también hay que señalar que en algunas ocasiones, fueron las propias direcciones partidarias, las que –en coincidencia con la dictadura, en la lucha contra el comunismo -, se oponían a las experiencias que se estaban organizando y que supuestamente eran realizadas por elementos comunistas, razón fundamental para oponerse. Así la dictadura tenía materiales proveídos por estas direcciones, para seguir sosteniendo que la lucha era contra un modelo ajeno a nuestras tradiciones. Esto ocurrió durante la huelga obrera nacional de 1958; luego durante las intentonas del Movimiento 14 de Mayo y en los varios proyectos encarados por los militares institucionalistas.

Otro factor muy importante fue la casi paralización de la sociedad en términos de plantear formas de actividades políticas. Los trabajos de base de los partidos terminaron o por lo menos fueron muy debilitados; los cines de barrios, lugar de encuentro de los vecinos comenzaron a desaparecer y, junto a estos hechos, el control social de la dictadura se fue haciendo cada vez más especializado y riguroso.

Algunos casos

Muchos son los informes que detallan y que muestran la capacidad de estos pyragües. Por ejemplo, en noviembre de 1956, los liberales intentaron un golpe cuartelero. Según cuenta algunos de los involucrados, se trabajó con bastante tiempo y con personajes de mucha confianza. La idea era ingresar a un cuartel, donde se tenía un trabajo político con suboficiales. Este cuartel se sublevaría y se daría a un levantamiento general de los demás. La idea era derrocar a la dictadura. Sin embargo, a pocos días del 4 de noviembre, uno de los involucrados comentó de esta acción a un amigo, que era un pyragüe, quien de inmediato paso la información a sus superiores. El intento no tuvo la sorpresa que se esperaba y muchos tuvieron que pasar varios meses encarcelados y torturados.

Otro ejemplo es el ocurrido poco después de las luchas estudiantiles en 1959. Los colorados anti dictatoriales llegaron a estructurar una pequeña organización que se dedicó a emitir informaciones –durante un tiempo determinado- a través de un equipo de radio que era movilizado por un vehículo. Esta actividad se realizó durante varias semanas. Puso en ridículo a la dictadura que no podía ubicar donde se encontraba el equipo de radio. Sin embargo, uno de lo involucrado era un informante que nadie conocía. Solamente cuando fueron apresados casi todos los componentes, donde entre otros estaba Antonio Ramón González, Abelardo Cárdenas, César Recaldo y otros, se puso fin a esta experiencia. El informante fue reconocido por casi todos los demás integrantes que dejaron de tener contacto con el mismo y al que acusaron de manera sistemática.

Hay que decir que muchas veces era necesario, por parte del aparato represivo, dejar que se desarrollen algunas actividades opositoras. Por un lado, de esta manera y sabiendo de antemano, lo que se estaba organizando, se tenía mejores y más precisas informaciones. Pero también para cuidar a los informantes que no podían aparecer, ya sea detenido o libre de cualquier sospecha, situación que levantaría sospechas sobre el piragüe. En el caso del funcionamiento de este equipo de radio, funciono durante un tiempo, para conseguir la mayor cantidad de informaciones –quien dio la radio, el vehículo de quien era, donde se guardaban los elementos de trabajo y, sobre todo, quienes hacían de locutor y escribían los documentos.

Movimiento 14 de Mayo

La experiencia de los liberales, nucleados en esta organización, estuvo desde los inicios marcada por las infiltraciones y por el accionar de los pyragües. Desde el mismo momento en que se constituyó –de manera compartimentada y clandestinamente-, la dictadura tenía los principales movimientos de sus principales dirigentes y las informaciones de todos sus adherentes. Tal era así que el 12 de diciembre de 1959, fecha señalada para ingresar al país, la columna comandada por Mario Esteche, salió de Posadas en bote con los guerrilleros, siendo interceptado en el medio del río y teniendo que tirar las armas que llevaban.

Según contaron sus principales protagonistas, a medida que avanzaban hacia Encarnación, podían observar como desde Posadas, a pocos metros de dónde ellos habían salido, podían ver las luces de ciertos vehículos, que apuntaban hacia Encarnación, avisando de la salida de los guerrilleros. Aunque en un comienzo no se pudo determinar quien o quienes fueron los infiltrados, posteriormente y de manera accidental, se consiguió conocer a uno de los pyragüe. Para sorpresa de los guerrilleros, este personaje era el más pobre de todos ellos, nunca recibió nada de ninguno de sus parientes. Esto motivó, en varias oportunidades, que los guerrilleros organizaran actividades de solidaridad para comprarle zapatillas y darle cierta cantidad de dinero.

Este pyragüe se dedicaba a la cocina y aunque tenía la orden de ingresar con sus compañeros de ruta, la noche del 12 de diciembre de 1959, desapareció de los lugares comunes. Posteriormente fue encontrado y los rumores señalan que fue asesinado de manera salvaje. La dictadura, a través de Patria, dio mucho destaque a esta situación, cargando la tinta en contra de los opositores y nunca contando el verdadero papel de este siniestro personaje.

FULNA

Clorinda, se convirtió en un lugar estratégico no sólo para los opositores, sino también para la misma dictadura. Hasta esta localidad se fueron acercando nuevos contingentes de luchadores, muchos de ellos clandestinamente y otros no tanto. El Partido Comunista Paraguayo (PCP) había lanzado el proyecto del Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA), que planteaba la unidad de los opositores en ese frente y la lucha armada como metodología de lucha.

El coordinador del PCP, en Clorinda, recibió la orden y el dinero para comprar un bote grande. Este sería usado para llevar y traer materiales y personas al Paraguay, dentro de lo que establecía el plan del FULNA. Sin embargo, este coordinador vivía en una piecita pequeña y no tenía espacio para un bote de dimensiones medianas. Así fue que hablaron con un amigo del partido, para que en su casa estuviera el bote. Este señor era trabajador del río y por lo tanto ya había realizado varios trabajos para el PCP. En varias oportunidades, realizaron viajes de ida y vuelta, llevando a personas, materiales impresos y otros, siendo el bote llevado por este “buen señor”. El coordinador, tiempo después fue detenido y allí descubrió que el encargado del bote, el “buen amigo”, era un pyragüe que durante todo el tiempo de la experiencia del FULNA, estuvo informando a la dictadura de quienes y cuando ingresaban al país dirigentes opositores.

Aprendizaje en Cuba

A mediados de los años 60, una delegación de 45 paraguayos, de todos los partidos políticos, realizó un viaje a La Habana, Cuba. El objetivo fue estudiar teoría política y medidas de lucha armada. Militantes del MOPOCO, algunos liberales, independientes, febreristas y comunistas fueron los protagonistas de esta experiencia. Pasados varios meses y acostumbrados a las largas caminatas, a despertarse temprano, a estar aislados de la sociedad, los paraguayos se fueron conociendo e intercambiando experiencias sobre lo que estaban haciendo. Uno de ellos, un buen día, pidió la atención de sus más cercano amigos y confesó que él se encontraba allí, puesto por el ministro Edgar L. Ynsfrán para obtener todas las informaciones necesarias e informar al Ministerio.

Aunque no se sabe a ciencia cierta que pasó con este paraguayo, algunos sostienen que debido a su sinceridad, fue perdonado pero llevado a una cárcel de Cuba; otros sostienen que se le hizo un juicio de guerra y que de inmediato, fue fusilado. Lo que importa es ver como la dictadura, a través de esos infiltrados conseguía un espacio, en la dirección misma de las organizaciones para estar informado de lo que se planeaba contra la dictadura. Hay que decir que este grupo, más conocido como “los 45”, estuvo integrado prácticamente en su totalidad por paraguayos que vivían en la Argentina. Muchos de ellos, en su gran mayoría han muertos. Quedan muy pocos con vida. A tres de ellos le hemos realizado entrevistas en varias oportunidades y tenemos filmadas sus opiniones y declaraciones sobre aquella experiencia.

En los informes encontrados en el Archivo del Terror, se encuentran la lista de todos los que vivieron aquellas jornadas, la pertenencia a su organización política; también se encuentra las vías por las que llegaron a La Habana y los caminos que utilizaron para volver a la Argentina. A pesar de todos los cuidados que mostraban los encargados de estos viajes, la dictadura tuvo desde el primer momento todo lo relacionado al viaje y, una vez en la isla, las fuertes discusiones que se fueron generando sobre lo que había que hacer una vez vuelto a la Argentina, en contra de la dictadura stronista.

Caso pro Chino

La cita fue frente al edificio del Correo. Central, ubicado sobre la calle Alberdi Hasta allí llegó el poeta popular Emilio Lugo, quien apenas pisó la entrada de este edificio, fue arrestado por elementos de Investigaciones. Muy cerca de este lugar, observando todo lo que sucedía se encontraba un joven, de porte grande, misionero, supuestamente militante de la Juventud Revolucionaria Febrerista (JRF), quien desde hacia tiempo mantenida contactos, en la más estricta clandestinidad, con los dirigentes comunistas en nuestro país. A partir de este momento, las detenciones se fueron incrementando hasta llegar a casi la totalidad de los integrantes de esta organización política clandestina, dirigida por Oscar Creydt.

Este caso fue muy publicitado por diversas circunstancias. El joven pyragüe misionero, en contacto permanente con el departamento de Investigaciones, había comunicado que estaba en relación con los comunistas de la línea Creydt y que los contactos eran fluidos y sistemáticos. Sin embargo, uno de los integrantes de este grupo comunista, tenía sus dudas sobre el accionar de este misionero y de un joven estudiante de Derecho, que trabajaba justamente en la parte alta de la casa que hoy es el local del PCP, sobre la calle Brasil. Este dirigente comunista, cuyo pseudónimo era “Jesús”, se oponía y advertía sobre las posibilidades de ser arrestados por el accionar de estos personajes. Nadie le hizo caso. Hasta hubo notas y advertencia sobre “la falta de creencia en las voluntades del pueblo”, llegadas desde el CC del PCPI en contra de las dudas planteadas por ese dirigente sobre el accionar dudoso del joven misionero y del estudiante de Derecho.

Primeramente fue detenido un dirigente obrero de apellido Ruiz Díaz, luego Margarita Báez, cuando visitó la casa de este obrero, contra toda norma de seguridad. Luego Emilio Luga, Antonio González Arce y muchos otros más. Además la represión alcanzó a numerosos campesinos de Caazapá que estaban organizando una cooperativa y que tenían ya varios meses de conversaciones y de acuerdos políticos. Todas esas estructuras organizativas fueron desmanteladas por el aparato represivo, en el momento en que el estudiante de Derecho y el joven misionero, vieron que ya no podían continuar con ninguna otra historia que los siguiera presentando como luchadores anti dictatoriales.

A pesar de lo publicitado que fue este caso, el informante misionero continuó realizando libremente su trabajo., No hubo denuncias ni ninguna autocrítica de Creydt y de sus seguidores quienes tuvieron que pasar por largas jornadas de torturas y años en prisión. El joven misionero, definió otro espacio y hasta allá marchó. Esta vez fueron los primeros intentos de organización de las mujeres, con una clara posición de clase e independencia de cualquier fuerza política. El informante misionero supo encontrar la casa donde se reunían para discutir e intercambiar pareceres. Fue llevado hasta allí por una de las que vivían en la casa y a partir de ese momento, se desató la represión. Una vez conocido el lugar, la tarea de la represión fue fácil.

En el Archivo del Terror, cuando uno cuando pone el nombre de este pyragüe, nacido en Misiones, recibe infinidad de folios donde se puede apreciar el nivel de dependencia que tenía con el comisario Cantero y el equipo de Investigaciones. En su gran mayoría, los informes son manuscritos y, por lo visto, este pyragüe creía que el régimen era imbatible y que nunca sería derrocado, ya que todos los informes llevan el nombre de este siniestro personaje.

Conclusión

Una de las tareas de recuperación de nuestra historia política, pasa por conocer en detalle todos estos elementos para no volver a cometer ciertos y determinados errores. Muchos de los pyragües siguen caminando –al igual que muchos de los torturados- por nuestras calles. Por culpa de muchos de ellos cientos de ciudadanos hoy no se encuentran con nosotros. La sanción no debe ser solamente moral o ética, sino y principalmente política. Conocer quiénes fueron, donde actuaron y que llegaron a hacer es una tarea que no pasa por el simple conocimiento sino por elevar nuestro potencial política para saber cómo trabajar políticamente. Esta es una tarea pendiente. El Archivos del Terror es una cantera –en ese sentido- de valiosas informaciones para ser estudiadas y analizadas.


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