Los veranos en la Asunción de ayer tenían sus particularidades. Una de ellas eran las escasas piscinas en las que podían refrescarse sus habitantes. Pero gracias a artistas como Núñez Soler podemos asomarnos a los veranos en la costa del río de entonces.

Nací y me crié en un barrio de clase bien media, donde no habían piletas familiares para darte un chapuzón de verano y donde sólo los vecinos más pudientes iban a algún club y otros niños pasábamos las vacaciones en la vieja y moderna “pileta del Cristo Rey”, una fresca aventura barrial de finales de los años 70 y principios de los 80 de aquellos céntricos barrios asuncenos, en donde aprendimos a nadar y muchos a competir luego en torneos de vacaciones. Otras zonas tenían sus piletas públicas como aquella gran piscina municipal en el Parque Caballero.

Todo esto me vino a la mente al ver esta “vieja memorable escena”, una pintura de don Ignacio Núñez Soler del año 1964: “Un domingo en Ità Enramada”, que muestra una multitud de bañistas y por supuesto los autos formando parte de la obra, una imagen veraniega muy asuncena de aquél tiempo, mediados de los años 60.

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Don Ignacio decía que expuso por primera vez en el año 1931 en la Casa Argentina, en esa ocasión, vendió tres cuadros y que con esa platita , se pudo comprar un lindo traje blanco de verano, tal vez el mismo con el que se paseaba por sus veraniegas calles y por aquellas viejas playas, para perpetuar para siempre esos “veranos asuncenos” que sólo ya nos quedan en pinturas, en fotografías o en la “retina de nuestros recuerdos".

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