Con la edición de una antología de la obra de la Premio Nobel Gabriela Mistral en guaraní y la presentación de un poemario bilingüe de Víctor Jacinto Flecha, culmina el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, señalando a los paraguayos la oportunidad de valorizar su lengua ancestral y resaltando la belleza y profundidad del guaraní.
Hace unos días se presentó la versión en guaraní de “Cielo, mar y tierra” (Ára, para ha yvy) una antología de cuentos, poesía y prosa poética de Gabriela Mistral, la escritora chilena de exquisita obra que fuera ganadora del Nobel de Literatura en 1945, haciendo historia como la primera mujer latinoamericana en ser reconocida con dicho premio. La obra, que forma parte de un interesante proyecto presentado en el 2018 a Paraguay por la Embajada de Chile, de parte de los titulares de los derechos de la obra de Mistral, la Biblioteca Nacional de Chile, con el apoyo de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), será dirigida a centros educativos del país. La obra fue traducida por la poetisa y reconocida escritora Susy Delgado, Premio Nacional de Literatura 2017.
La edición bilingüe, presentada en sede del Archivo Nacional, está dividida en tres secciones, que corresponden a las mencionadas en el título, y está prologada por Manuel Peña Muñoz, responsable de la primera edición que fuera presentada en el 2015 como un homenaje a los niños de Chile. Eso está expresado en un texto de la propia Gabriela Mistral, bajo el título de “A los niños”. Delgado, a su vez, ofrece un texto titulado “Gabriela Mistral nos habla en guaraní”.
POEMAS, CUENTOS Y PROSA
Es muy interesante destacar que este libro resalta la importancia y trascendencia de Gabriela Mistral con la obra dedicada a la niñez, ya que ella se dedicó por largos años con una gran vocación e interés a la docencia, tarea por la que fue reconocida ampliamente. Ahora, gracias a esta traducción, ese homenaje a la niñez se amplía e incluye a la niñez paraguaya y muy especialmente ligada a la lengua materna, el guaraní.
En la obra, Susy Delgado expresa: “‘Quiero ser el polvo con que jugáis en los caminos del campo’, dice Gabriela Mistral en el conmovedor texto dirigido a los destinatarios de este libro Cielo, mar y tierra –los niños–, abriendo las páginas que hacen un recorrido deslumbrante por estos tres territorios aludidos en el título, transfigurados en la visión de la poeta, de modo de abrir de par en par las puertas de la sensibilidad y la imaginación infantil. Y lo hace con ese sentido de dación profunda que ha sido el signo de su obra literaria, en este caso dirigida a un sector que mereció su atención especial”.
UN HOMENAJE A LA NIÑEZ
Más adelante, en el texto que acompaña esta edición bilingüe, la autora paraguaya expresa: “Este libro, concebido como un homenaje a ese público, que reúne una exquisita selección de poemas y prosas poéticas de la gran autora, llega en muy buena hora al Paraguay, con un encargo que nos llena de honra y alegría: el de llevar su preciada palabra al acento de nuestra entrañable lengua guaraní. Y lo hace con el propósito de multiplicar aquel homenaje a los niños ya expresado en la primera edición, extendiéndolo a los niños de Paraguay”.
Al final del texto con el que Delgado se acerca a la palabra de la gran autora chilena y universal, hace una reflexión sobre el encargo, que no podía ser más oportuno, cuando nuestro país y el mundo celebran el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, señalando a los paraguayos la oportunidad de valorizar su lengua ancestral en toda su potencialidad. Traducir la palabra de una gran poeta como Gabriela Mistral es, indudablemente, una de las mejores maneras de trabajar por ese objetivo, al tiempo de hacer realidad el hermanamiento de la sensibilidad de nuestros pueblos, a través de sus lenguas”.
LUCIÉRNAGAS ENCENDIDAS
MUA MIMBI
Otra obra bilingüe, esta vez poesía, vio la luz esta semana que terminó. Se trata del poemario “Luciérnagas encendidas “ o “Muã mimbi”, de Víctor-Jacinto Flecha, que fue recibido por numeroso público en el acto de lanzamiento realizado en la Biblioteca Roa Bastos de la Manzana de la Rivera. En el acto, además del autor y editor, el escritor y docente Bernardo Neri Farina, habló de la obra, destacando la importancia del aporte de Flecha, un intelectual y estudioso de la poesía y la lengua guaraní.
Entre otros conceptos, Farina expresó: “Hay dos formas de ver la poesía. Desde el análisis técnico propio de los eruditos en las teorías y la crítica literarias, en primer lugar, y en segundo término, desde el sentimiento propio que despierta la palabra puesta en su máximo valor estético y expresivo al servicio de aquello que el poeta quiere transmitir. Respecto a ‘Luciérnagas encendidas’ o ‘Muã mimbi’, de Víctor-Jacinto Flecha, yo apenas me declaro capaz de hablar desde el sentimiento. Además, aquí hay que ver dos valores en el lenguaje mismo del poemario: la versión original en idioma castellano y la interpretación en guaraní”, escribe.
Añade que “una maestra de inglés de mi adolescencia decía que los idiomas no se traducen, sino que se interpretan. Y más aún, agrego de mi parte, cuando se trata de poesía. Quien trasvasa un poema de un idioma a otro no solo debe conocer profundamente ambas lenguas, sino que debe ser, también, poeta. Y en este volumen, la interpretación en nuestro idioma ancestral suma en sí misma otro atributo positivo más. Hablar de los descubrimientos semánticos del traspaso idiomático encontrados en este libro, merece un profundo estudio en sí mismo, por su altísima calidad”.
EL VALOR SUBLIME DE LA VIDA
En su presentación, Bernardo Neri Farina expresó: “Este libro es un breve pero intenso homenaje a ese valor tan sublime en la vida humana que es el erotismo. Aquí la exaltación del amor pasa vigorosamente por lo físico, pero no se queda ahí, sino que se arroja desde ahí hasta el espíritu para conformar una poderosa fuerza viva, en la que se conjugan armoniosamente la piel que siente, el agua que corre con la memoria del tiempo a cuestas y el fuego que crepita en cada escenario del amor.
Un aspecto que me llamó la atención es que en la aparente explicitud de ciertas escenas descriptas, retoza una estética deliciosa que hace que eso que puede ser un acto prosaico se transforme impetuosamente en poesía pura, en expresión elevada. Arte del poeta, sin lugar a dudas”.
“El autor nos alienta a buscar diversos significados en cada palabra, en cada verso, en cada estrofa. Yo diría que a partir del título mismo: ‘Luciérnagas encendidas’. En las luciérnagas, su luz es el lenguaje del amor. La atracción sexual se manifiesta a través de las señales luminosas emitidas desde la linterna que posee cada luciérnaga, el macho y la hembra, en un juego romántico que culminará luego en el acto que para esa pareja tendrá el valor de la preservación de la especie. El macho vive exclusivamente para el sexo, para dar vida. Y eso tal vez se pueda utilizar en otra alegoría transpolando la acción a los seres humanos: el placer es vida, aunque luego no haya transmisión reproductiva”. ‘Luciérnagas encendidas’ es un libro de memorias en el que el autor acude a metáforas precisas para recobrar y valorar el tiempo a través de diversos elementos que transfiguran el placer”.
MEMORIA DE LA PIEL
En otra parte de su análisis, Neri Farina dice: “El poemario se abre con una especie de exclamación-proclamación: ‘Memoria gozosa de la piel - Pire mandu’a rory’. La piel, el órgano más extenso del ser humano, juega un papel primordial en el amor. Toda la piel es depositaria del amor físico, del amor que se expresa literariamente con calidad estética. Es “el ser del ser”, dice Víctor-Jacinto en su poema la “Memoria de la piel”. “Y en este juego de memorias que se encienden sensualmente, aparece ‘La memoria del agua’, otro de los poemas de este libro, en el que el autor nos dice: ‘Acaricia la tierra, horada a la piedra dándole forma de sinuosa cadera de árbol’. Pero sobre todo, agrega Víctor, el agua traspasa el tiempo y cimenta la memoria en el devenir de las cosas. Y termina este poema con unos versos en forma de pregunta-reflexión admirable que constituye todo un símbolo de la vida: ‘¿Con qué riqueza de recuerdos llega el agua al lago o al mar que la recoge?’. Poemas más adelante, nos dice Víctor, en ‘Chispa de fuego’, que ‘el río turbulento que llevo por dentro por fin arribó con sus luciérnagas encendidas al mar’”, continúa expresando Farina.
Y el analista concluye, invitándonos a entrar en el mundo de la poesía de Víctor Jacinto Flecha: “Y aquí podemos encontrarle otra fogosa interpretación a todo este poemario de piel, agua y fuego. El río no muere en el mar. Se transforma en el mar. Se vierte en él con todas las luces encendidas, cual luciérnagas que llaman al amor y lo festejan. El río llega al mar con toda su riqueza de recuerdos. Y yo diría que este pequeño pero apasionado poemario es el río que lleva la memoria de Víctor-Jacinto Flecha al inmenso mar de todos los recuerdos del amor, para convertirse en la poesía que sonreirá por siempre, cada vez que el amor junta piel con piel luego de que las luciérnagas enciendan su lámpara para llamar a la vida”.