• Por Juan Pablo Zaracho, @laespadasagrada 

Tras una pelea de campeonato en Arabia Saudí volvió una antigua crítica al boxeo: cómo grandes peleas fueron financiadas por dictadores para limpiar las imágenes de sus respectivos países.

La pelea por los títulos de los pesos pesados entre Anthony Joshua y Andy Ruiz no solo tuvo repercusión a nivel deportivo, sino que también a nivel político, por haberse realizado en Arabia Saudí. El gobierno pagó más de US$ 15 millones para que se realice la pelea en el país, causando protestas a nivel mundial por utilizar al boxeo para desviar la atención sobre las denuncias por violación a los Derechos Humanos en el país y sus ataques al país vecino de Yemen, que han causado más de 70 mil muertes y llevado a millones a la hambruna.

Esta relación entre el boxeo y gobiernos autoritarios no es nada nueva, ya que dos de las peleas más importantes de la historia fueron pagadas por dictadores para dar una nueva imagen a sus respectivos países.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

En el medio de la jungla

En 1974, Don King, el curioso promotor que llamaba la atención por su peinado con los pelos parados, buscaba un sponsor para llevar adelante una pelea entre los dos pesos pesados más famosos del mundo. El problema era que necesitaba que este sponsor pague US$ 10 millones, ya que había prometido a Mohammed Ali y a George Foreman pagarles US$ 5 millones a cada uno para organizar la pelea de manera exclusiva. Lo encontró en el lugar menos esperado: en el medio del continente africano.

El hombre quien pagaría la pelea sería Mobutu Sese Seko, entonces dictador de Zaire. Su exigencia para pagar ese monto era que la pelea se realice en la capital de su país, Kinshasa, para mostrar el avance de lo que era el ‘Congo belga’ ante el mundo. Al mando del país desde 1965, accediendo al poder a través de un Golpe de Estado, había disuelto el Congreso y otras instituciones, implementando un Comité Central, manejando al estado de manera totalitaria. A pocos meses de asumir el cargo ejecutó a 4 ministros por un supuesto complot para derrocarlo, una muestra de cómo trataría el disenso en su país.

Antes de la pelea, buscó la manera para mostrar a los cientos de periodistas y personas que viajarían al país que estaban en un lugar seguro. Juntó a más de mil conocidos criminales de Kinshasa en el estadio nacional, lugar donde sería la pelea, manteniéndolos encerrados por varios días y ejecutando a unos 100. La violación de los derechos humanos era sistemática en el país, pero eso no importaba a nadie, solo importaba llevar adelante la pelea conocida como ‘The Rumble In The Jungle’.

Para ajustarse a los horarios de ‘prime time’ en el mundo, la pelea se realizó a las 4 de la mañana, con un calor sofocante y bajo la mirada de un retrato gigante de Mobutu en el estadio, que sería visto por unas 500 millones de personas a través de la televisión. El logro de Alí, noqueando a Foreman, el joven campeón del mundo, y recuperando el título de los pesados que había perdido tras negarse a ir a la guerra de Vietnam, es hasta hoy considerada una de las peleas más importantes de la historia.

Mobutu continuó como dictador de Zaire, hoy la República Democrática del Congo, hasta 1997, cuando fue exiliado, falleciendo meses después. Se considera que acumuló una fortuna por encima de los U$S 5 mil millones en sus años en el gobierno.

Entre la ley marcial y el calor filipino

Tras el éxito de la pelea en Zaire, Don King buscó promocionar otro enfrentamiento, y esta vez tenía a un nuevo país cómo sede: Filipinas. La lucha incluiría nuevamente a Mohammed Alí, el boxeador más popular del mundo, ante su máximo rival, Joe Frazier, a quien enfrentaría por tercera vez. Esta pelea sería conocida como ‘Thrilla in Manila’.

El encargado de concretar esta pelea era Ferdinand Marcos, presidente del país, quien había asumido 10 años antes. En 1972 Marcos implementó la ley marcial en su país, debido a levantamientos sociales por causa de una hiperinflación y un escándalo de pago de votos en el congreso liderado por su esposa, Imelda. Esta ley permitió al presidente disolver el Congreso y poder continuar en el cargo más allá del límite de 8 años establecido por la Constitución.

La situación de la ley marcial, sumada a cientos de denuncias sobre detenciones ilegales y desapariciones forzadas de supuestos criminales u opositores al régimen, hacía que Marcos busque un evento para resaltar a la ciudad de Manila, mostrándola como un lugar pacífico y en pleno desarrollo. En total pagó US$ 6 millones para que se realice la pelea, 3 millones para cada boxeador. El evento tuvo el efecto deseado, desviando la atención de las protestas ciudadanas hacia el boxeo, tanto así que los propios manifestantes dejaron de marchar en la semana de la pelea.

El 1 de octubre de 1975, el coliseo Filipinas estaba listo para ser sede de la pelea más importante de la historia. Marcos hizo que el estadio cambie el nombre de coliseo Araneta a coliseo Filipinas para que el nombre del país sea más escuchado durante la transmisión a más de mil millones de personas en todo el mundo. Nuevamente el horario de la pelea fue poco común: a las 10 A.M., con un calor de más de 35 grados, mientras que dentro del estadio, que no tenía ventilación y estaba cubierto por chapas de aluminio, la sensación térmica llegaba casi a los 50 grados.

Tras 14 brutales rounds, Eddie Futch, el entrenador de Frazier, no permitió que éste salga a pelear el último round debido a que su ojo izquierdo estaba totalmente inflamado, dándole la victoria a Ali. El campeón dijo que fue lo más cercano que estuvo a la muerte.

Marcos continuó su régimen autocrático a través de la ley marcial hasta 1986, cuando fue sacado del poder tras años de persecución política y corrupción. En total más de 100 mil personas fueron encarceladas, desaparecidas o asesinadas por el régimen y la pareja presidencial desvió más de US$ 10 mil millones a sus cuentas personales, siendo uno de los regímenes más corruptos de la historia.

Es así como el boxeo ha tenido un apoyo muy cercano de regímenes corruptos y opresores para financiar peleas de gran importancia. En los años siguientes se vieron menos de estos eventos debido a las críticas y a la facilidad de conseguir dinero a través de la venta de derechos de televisación, lo que hacía innecesario tener que buscar financiamiento de gobiernos que buscaban limpiar su imagen, hasta hoy, esta vez sin un Mohammed Alí o Don King, pero si con un gobierno en la mira a nivel mundial por violaciones a los Derechos Humanos.

Fuentes

“Forty years on from the Rumble in the Jungle, Kinshasa is a city of chaos” - The Guardian

“Dictator Marcos used Thrilla in Manila fight to distract from country’s woes” - Hamilton Spectator

“October 2019: The Rumble in the Jungle” - Ohio State University

“How Muhammad Ali’s ‘Thrilla in Manila’ left its mark on the Philippines” - AFP

Dejanos tu comentario