Son miles cada día los fieles que llegan a los pies de la Virgen de los Milagros en busca de consuelo, alivio y también para agradecerle sus favores. Aunque pasen los años, las fuerzas se renuevan y, de todas las maneras posibles, recorren los kilómetros hacia la villa serrana, aferrados a la esperanza y con la confianza plena con la que cualquier mortal se dirige al encuentro con su madre.

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