La increíble historia de la joven deportista que tuvo una segunda oportunidad para vivir gracias a un gesto de amor. El éxito lo comparte con su donante.

Su pasión por el golf comenzó hace 12 años de la manera menos pensada. Era un juego. En la pantalla del celular veía el extenso campo verde y soñaba con estar ahí. Quería distraerse de cualquier manera. Seguía internada en una sala de recuperación del Centro Médico Bautista de Asunción. Justo a tiempo recibió la donación de un corazón cuando su estado de salud empeoraba. Fue sometida con éxito a una delicada cirugía de trasplante. Tatiana Benítez, de 19 años, tuvo otra oportunidad mediante aquel gesto de amor. Comenzó a vivir de nuevo a los 7 años. Sus padres también sufrieron muchísimo, pero hicieron todo para cumplirle el sueño de ser golfista. Hoy se ha convertido en bicampeona mundial entre deportistas trasplantados. En individuales, llevó a Paraguay a lo más alto en los Juegos Mundiales de Málaga 2017 y Newcastle 2019, respectivamente. Fue medalla de oro en ambas ocasiones.

Hoy sigue una carrera universitaria, pero nunca para de entrenar, asegura. Participa de torneos nacionales en la categoría “scratch” (amateur) y tiene muchos planes a futuro. Para seguir representando al país a nivel internacional.

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Conoce de memoria cada rincón del extenso campo del Asunción Golf Club. Las bondades y adversidades de sus 18 hoyos, donde recibió a La Nación para contar su increíble historia de superación.

En Málaga, España, se consagró por primera vez campeona de los Juegos Mundiales en el 2017.

“Me cubrí con la bandera de Paraguay y empecé a saltar. Estaba feliz. Sentía que el país estaba conmigo. A pesar de estar tan lejos, recibía mensajes de apoyo. Era la única jugando por Paraguay. Fue una emoción tremenda y pude traer la medalla de oro. A cada rato agradecía a Dios y a mi donante”, recuerda Tatiana al contar sobre la obtención del primer título mundial entre atletas trasplantados.

Agrega que en Málaga sintió mucha presión. No era para menos. Se trataba de su primera participación en unos Juegos Mundiales. Sin embargo, en Newcastle, Inglaterra, pudo desempeñarse con más soltura para llegar al bicampeonato este año. Salió a jugar increíblemente.

“Terminé en el hoyo 18, antes caí al agua y solucioné con un bogey. Tuve que esperar el resultado de las demás chicas. Quería la medalla de oro. Estaba satisfecha porque entrené para ese campeonato hasta que me salieron callos en las manos de tanto golpear cada pelota con los palos. Para mí fue espectacular saber que todo eso dio sus frutos”, asegura.

TODO UN DESAFÍO

Jugar golf fue todo un desafío, confiesa “Tati”. Los médicos tenían sus temores luego del trasplante de corazón. “Una vez al año me hago los controles médicos en el Centro Médico Bautista, para mí es el mejor hospital del país. Estoy bastante bien de salud, no tengo ningún problema. Tomo precauciones como toda persona normal. Trato de no exponerme mucho al sol en altas temperaturas. Me abrigo bien si hace frío. Tomo mi medicamento (antirrechazos) nada más”, refiere.

ENTRE DOS

Tatiana no conoce personalmente a familiares de su donante, aunque a los 18 años recibió la llamada de la madre, quien siempre está en contacto con la suya por teléfono.

“El día de mi cumpleaños me llamó y fue sorpresa. Lloré muchísimo. Fue algo tan satisfactorio. Tengo en mente ir algún día a visitarles (Ciudad del Este). Darles ese abrazo que merecen. Sé que, por más que les abrace y les diga ‘gracias, gracias, gracias’, nunca va a ser suficiente. Ellos pasaron un momento de dolor. Perdieron un ser querido. Esa señora perdió a su hija. Ella dijo ‘yo ya le perdí a mi hija. No voy a permitir que otra mamá pase lo mismo’. Por eso tomó esa decisión de salvarme”, dijo.

La donante tenía su edad y eran muy compatibles. “Todo esto que hago es por dos. Mis campeonatos en golf y estas medallas son para ella, mi donante. Es un logro suyo también”, explica con emoción y agradecimiento infinito.

CONCIENCIA Y CAMPAÑAS

Surgen campañas e información a medida que pasa el tiempo en Paraguay. Para Tatiana, la mejor manera de tomar conciencia sobre la donación de órganos es a través de historias de personas que se hicieron trasplantes o de quienes decidieron por algún familiar en favor del necesitado.

“Sienten que hicieron bien después. Se dan cuenta que personas como yo tuvieron una segunda oportunidad y pudieron cumplir sus sueños gracias a esas familias. Todavía hay mucha ignorancia con respecto al tema, aunque se avanzó bastante”, se sincera.

APORTES PARA COMPETIR

Tatiana tiene en su agenda internacional del próximo año competir en representación de Paraguay en el Campeonato Latinoamericano de Golf de Deportistas Trasplantados en la Argentina, cuya sede todavía no está definida. Para el 2021 le espera el Campeonato Mundial en Houston, Texas, Estados Unidos.

La golfista agradeció el apoyo que tuvo del Comité Olímpico Paraguayo (COP), que le costeó pasajes para sus últimas competencias. Cubrió otros costos, como de inscripciones, con ayuda del Centro Médico Bautista, donde se hizo el trasplante, sanatorio privado en el que hasta hoy sigue sus tratamientos. También recibió aportes de la Secretaría Nacional de Deportes (SND), a través de la Asociación Paraguaya de Golf (APG) y de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).

Angustia devastadora y poco tiempo

A Tatiana le diagnosticaron miocardiopatía dilatada. El muslo cardiaco dejaba de funcionar, perdía fuerzas y se agrandaba el corazón, cuenta la mamá Lilian Insaurralde. La expectativa de vida era de un año y 8 meses, 2 años como máximo. En ese tiempo tenía que conseguir un donante. Con ese pronóstico, a “Tati” le hicieron todos los tratamientos con medicación. El mal avanzaba, no había caso.

“Para nosotros, como padres, fue devastadora la noticia, que no tenía marcha atrás. Enterarnos que nuestra hija tenía un problema cardiaco nos rompió el corazón. Lo único que podía salvarle la vida era un trasplante. Habremos llorado un mes continuado. No sabíamos qué hacer. Una noche nos miramos y estábamos pensando quién de los dos podía donarle el corazón. No sabíamos nada sobre trasplantes. Pensábamos que uno de los dos podía dejar de vivir por ella”, refiere la madre.

Buscando información, esos desesperados padres tuvieron precisión. Tatiana necesitaba un donante de su edad, peso y mismo grupo sanguíneo. Ellos no podían.

“Mi esposo tuvo que viajar a España, pero no iba a aguantar tantas horas de viaje en su condición delicada. En Paraguay, el programa de trasplantes estaba cerrado. Teníamos que buscar la forma de salvarle la vida. Fue tan grave lo de ‘Tati’, su caso se hizo público y motivó la reapertura del programa. A los 15 días de entrar en la lista de espera apareció un donante. Una mamá de Ciudad del Este que perdió a su hija y decidió salvar otra vida. “Hoy contamos la historia gracias a eso”, explica Lilian Insaurralde.

La de una chica, quien se hizo bicampeona mundial de golf, ejemplo de vida y superación. La familia salió adelante. Al comienzo fue dura la separación familiar por la enfermedad, que los devastó.

odo cambió después. Cuando todavía era chiquita, el Asunción Golf Club le abrió las puertas a Tatiana. Tenía 11 años. Sebastián Benítez, su papá, habló con un profesor, quien le consiguió los palos para niños acorde a su peso y edad. Le liberaron la cuota y fue nombrada socia honoraria. Puede entrenar las veces que quiera en el club, que es como su segunda casa.




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