En una decisión llamativa y muy aplaudida por los súbditos, el monarca sueco determinó que los hijos de los hermanos de la heredera Victoria, Carlos y Magdalena, no serán tratados como altezas reales ni vivirán del dinero del pueblo sueco.
Suecia es un país singular, ya que se trata de una monarquía de larga tradición y a la vez, un país en democracia desde hace mucho tiempo. Ambas formas de gobierno conviven armoniosamente y ahora, con la decisión del monarca, Carlos Gustavo, se abre otro panorama y se da un paso más hacia la modernización de la realeza de ese país.
En un comunicado redactado de su puño y letra, el rey de Suecia anunció el lunes pasado que cinco de sus nietos ya no serán miembros oficiales de la realeza. Tras la decisión de excluir a los hijos de Carlos Felipe y Magdalena, el monarca posó acompañado de su hija Victoria, la futura reina, y de su nieta Estelle, como vemos en estas páginas, para demostrar cómo se dará de ahora en más la sucesión de la corona. El retrato que representan la continuidad de la monarquía sueca: el actual rey Carlos Gustavo, su hija Victoria y su nieta Estelle. Como detalle especial, en la foto aparece el retrato de Gustavo Adolfo, padre del actual rey, quien falleció a los 40 años en 1947 en un grave accidente aéreo antes, incluso, de haber subido al trono.
Carl Gustaf XVI, de 73 años, anunció que los herederos de sus hijos menores, el príncipe Carlos Felipe, de 40, y la princesa Magdalena, de 37, no lo representarán en actos oficiales, y aunque conservarán sus títulos nobiliarios no tendrán el tratamiento de “alteza real” ni vivirán del erario público como sí ocurre con los miembros de casi todas las casas reales del mundo en la actualidad.
CAMINO AL FUTURO
El rey sueco y su esposa, la reina Silvia, que fuera en su momento una joven de origen plebeyo a la que conoció el joven príncipe de entonces en una Olimpiada en Alemania, tienen tres hijos: la princesa heredera Victoria, el príncipe Carlos Felipe y la princesa Magdalena. Pero eso se logró luego de un cambio también profundo en las reglas de la rígida monarquía. En 1980, la monarquía sueca se convirtió en la primera en cambiar sus reglas de sucesión para que el primogénito del monarca sea el heredero del trono, independientemente del género, lo que permitió que fuera Victoria, la hija mayor, quien sea designada heredera. Ella, a su vez, impuso su deseo personal además, al casarse con un plebeyo, Daniel que era su entrenador de gimnasio y que tuvo que soportar largo tiempo de oposición de la familia real hasta que se convencieron de que era él o nadie, para Victoria y lo aceptaron. Daniel, además de ser el príncipe que está destinado a consorte de la reina (cuando Victoria sea coronada) también cambió su apellido por el de Bernadotte, que es el de la familia real sueca. Ellos serán desde ahora los que asuman en mayor medida la representación institucional de la corona sueca y las tareas oficiales, tanto dentro como fuera del país.
En el comunicado, publicado por la oficina de prensa del palacio real sueco, se anunció entonces que los tres hijos de Magdalena y los dos de Carlos Felipe ya no serán parte de la Casa Real y no tendrán relación ni con los derechos ni con los deberes que esto implica. “El príncipe Alexander, el príncipe Gabriel, la princesa Leonore, el príncipe Nicolás y la princesa Adrianne continuarán siendo miembros de la familia real. Sin embargo, ya no ocupan el cargo de altezas reales y, en el futuro, no se espera que cumplan con los deberes de un jefe de Estado”, afirmó el monarca, que está en el trono desde 1973.
La decisión tomada por la familia real sueca significa que los gastos de vida de los cinco pequeños ya no estarán cubiertos por los contribuyentes, y con ello tendrán mayor libertad en lo que concierne a su futuro tanto personal como profesional. No obstante, seguirán siendo miembros de la familia real y conservarán sus títulos nobiliarios. Según los expertos del país escandinavo, la decisión del rey Carl Gustaf responde a las presiones políticas que estaba recibiendo por el gran crecimiento de la familia real en estos últimos años y el dinero que eso conlleva para las arcas públicas. Lejos de tomar a mal la cuestión, tanto Magdalena como Carlos Gustavo recibieron felices la noticia que destacaron como mayor ventaja de la situación, la libertad y privacidad que gozarán sus hijos de aquí en adelante. Magdalena celebró la decisión: “Este cambio ha sido planeado desde hace mucho tiempo. Mi marido Chris O’Neill y yo pensamos que es bueno que nuestros hijos [Leonor (5), Nicolás (4) y Adriana (1)] tengan, ahora, una mayor oportunidad de dar forma a sus propias vidas”, fueron las palabras que la princesa eligió para referirse a la medida.
En la imagen que compartió en su cuenta de Instagram, se la ve junto a sus tres hijos. Chris O’Neill está casado con la princesa desde el 2013 y renunció a los títulos que le correspondían por matrimonio para continuar con su actividad empresarial.