Por Juan Pablo Zaracho, @laespadasagrada

El 27 de agosto de 1989 iniciaba la carrera de José Luis Chilavert con la selección mayor. Aquel partido contra Colombia ya dio una muestra de lo que se vendría tanto para la carrera del arquero como para la Albirroja, culminando con una responsabilidad única: un penal al último minuto.

La construcción de un mito en el campo de fútbol solo necesita una jugada para poder instalarse en la mente de los hinchas. En el caso de un arquero, un penal es el momento ideal, siendo el único que podría impedir el gol del rival. A veces, algunos deciden dar vuelta esta realidad, transformando al arquero en el encargado de convertir desde los 12 pasos. Son pocos los que se animan a tomar una decisión así, menos en un partido debut ante 50 mil personas, pero José Luis Chilavert nunca vio eso como un impedimento.

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El camino al Mundial de Italia 90 comenzó con una crisis casi instantánea para la selección paraguaya. A solo una semana del primer partido ante Colombia, la entonces Liga Paraguaya de Fútbol (APF) decidió echar al técnico argentino Eduardo Luján Manera por su supuesto mal manejo del plantel.

Para reemplazar a Manera, se eligió a un viejo conocido: Cayetano Ré, el DT que había llevado a la Albirroja al Mundial de México 3 años antes. Ré se unió al grupo, que curiosamente no practicaba en un predio especial ni en un club, sino en las instalaciones del Regimiento de Caballería Número 3, dando a la selección una cercanía al nuevo presidente Andrés Rodríguez, militar de aquella arma.

LLEGA EL POLÉMICO

El grupo, compuesto por varios veteranos como Julio César Romero, Roberto “Gato” Fernández, Rogelio Delgado y otros, también sumaba sangre nueva. Entre ellos se encontraba un arquero que se destacaba en el Zaragoza de España: José Luis Chilavert. El entonces joven portero que inició su carrera en el Sportivo Luqueño y luego fue a San Lorenzo en Argentina, solo había atajado para la Albirroja en las selecciones menores.

El hecho que no sea considerado como titular antes era entendible, siendo que el “Gato” era un símbolo del equipo. Esto llevaba a Chilavert a realizar declaraciones polémicas sobre la selección, una característica que se convertiría en un sello inseparable de su carrera.

Cuando Chilavert se unió a los trabajos con el equipo, la prensa resaltaba que no era “(...) el jugador pedante que se nos hizo conocer a través de declaraciones que nunca tuvieron receptividad”. El arquero mencionó que las diferencias con el grupo habían sido superadas. Sobre sus polémicas declaraciones, mencionó que se lo malinterpretó porque en el país “(...) la gente todavía no aprendió a tolerar la libre expresión”.

LUCHA ANTE LOS CAFETEROS

El primer partido se jugaría el 27 de agosto contra la selección de Colombia. A pesar que Paraguay tenía una amplia ventaja de 7 victorias en 9 partidos por Eliminatorias, esta selección cafetera era una de las favoritas, con la base del Atlético Nacional campeón de la Libertadores, comenzando por su técnico, Francisco Maturana. A estos jugadores se sumaba la inconfundible figura de Carlos el “Pibe” Valderrama, que aportaba clase además de su característico peinado.

El técnico Ré eligió a Chilavert para ser titular, dejando al “Gato” Fernández en el banco. “A mí me gustan los grandes desafíos y ahora se presenta la ocasión” dijo el arquero. La Albirroja jugó frente a unos 45 mil hinchas que llenaron el Defensores del Chaco, soñando por clasificar a un nuevo Mundial.

Desde el inicio se daba la muestra que no sería un partido normal. La primera figura no fue un jugador, sino una perrita blanca, que invadió la cancha y fue quitada con métodos poco amigables como pelotazos por parte los jugadores.

El primer gol llegó por parte de Javier Ferreira, una de las jóvenes promesas de la selección. Con un jugador y un gol más, el triunfo parecía algo inevitable, hasta que al minuto 87 apareció un remate de Arnoldo Iguarán, cuya velocidad dejó sin reacción a Chilavert. La multitud quedó muda; ya casi no quedaba tiempo para dar vuelta el partido.

ANIMARSE EN EL CAOS

Con solo unos minutos por jugar, todo el equipo buscaba ir adelante. Ya en tiempo de descuento, una pelota larga vuela encima del área hacia un Rogelio Delgado que se encontraba solo, pero sin ángulo. Al mismo tiempo, René Higuita, quien estaba de cumpleaños ese día, fue por la pelota, pero acertando a la humanidad del jugador paraguayo. El árbitro chileno Hernán Silva pitó penal. Los colombianos, furiosos, fueron encima reclamando la falta y el tiempo agregado.

“Desde el momento que el árbitro pitó el penal dije que yo iba a ejecutarlo”. Este era el nivel de seguridad de un arquero debutante, quien no había convertido goles en sus experiencias internacionales. Además de ser un penal para ganar un partido clave de Eliminatorias, era al último minuto, ante un penalero consagrado como Higuita, todo esto en su primer partido por la selección.

El Chila eligió definir con potencia. La pelota fue a la izquierda del portero, que terminó lanzándose a la derecha. Aquel remate con alma y vida se transformó en un grito ensordecedor de gol en el estadio y de todo el país. El nuevo héroe fue a festejar frente a las gradas, sellando un triunfo clave para seguir adelante en las Eliminatorias.

CONSAGRACIÓN Y CAÍDA

“Hacía falta un ídolo”, “Tenemos un arquero que es una maravilla”, “El ídolo de todos.” Así titularon los diarios la hazaña de Chilavert los días siguientes. Para él, no pasó más que una reivindicación “porque nunca fue soberbio.”

Los colombianos, por su parte, estaban indignados por la actuación arbitral. El asistente técnico Hernán ‘Bolillo” Gómez dijo que “acá nos robaron y allá también nosotros vamos a robar”, una frase con peso en aquellos años del poder de Pablo Escobar y los grandes capos narcos en Colombia.

Dos semanas después Paraguay enfrentaba a Ecuador y Chilavert pasó a ser el villano, siendo expulsado y dejando a Romerito como arquero por unos minutos. Fue su último partido en aquellas Eliminatorias, que terminó con derrotas de la Albirroja en sus últimos 2 cotejos, quedando fuera del Mundial.

Aquel histórico penal siguió causando polémica más de 20 años después. En el 2016 Chilavert declaró que ninguno de los históricos como Romerito y Cabañas se animó a chutar el penal. Romerito, indignado, trató al arquero de mentiroso, porque él ya había salido del partido y Cabañas no había jugado.

Fue así como en su debut de selección José Luis Chilavert dio muestras del liderazgo que lo llevaría a ser futuro líder de la Albirroja e iniciaría la época dorada de la selección. Fue también el primero de los 62 goles registrados ante la Federación de Historia y Estadísticas del Fútbol, un camino que lo llevaría a ser uno de los porteros más reconocidos de la historia. Aquella pelota estrellándose contra la red fue la muestra que un mito podía nacer desde el primer día, el de Chilavert en el arco de la selección.

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