Por Marcelo González Vega, marcelo.gonzalez@gruponacion.com.py

Fuente de inspiración para toda una generación de escritores y músicos. A 65 años de la primera publicación de “El Señor de los Anillos”, hoy damos un repaso como un pequeño homenaje, desde su niñez hasta sus últimos días, a la vida del hombre que demostró que el único límite para el ser humano es su propia imaginación.

Leer a John Ronald Reuel Tolkien es transportarse inmediatamente a otro mundo, uno increíble e inimaginable. Pero, según él mismo, sus cuentos son nada más que historias antiguas de la tierra que recogió a lo largo de su vida, bautizadas como legendarium, una palabra del latín medieval que Tolkien utilizaba para referirse a sus variadas obras, que nos trasladaban a la tierra media. Utilizó este término en sus cartas, que son recogidas en el libro “Las cartas de J.R.R. Tolkien”, de Humphrey Carpenter.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

John Ronald Tolkien fue escritor, poeta, servidor militar, filólogo, lingüista y profesor universitario. Hijo de británicos, nació y vivió parte de su vida en África para luego mudarse con su madre, Mabel Suffield, y su hermano, Hilary Arthur, a Inglaterra, específicamente a Birmingham. Desde la mudanza, Mabel se encargó de la educación de sus hijos y fue quien despertó en Ronald el encanto que este tenía por la naturaleza y los idiomas, ya que su madre comenzó a enseñarle las bases del latín a temprana edad. A causa de esto, Tolkien ya podía leer a los 4 años y escribir de forma fluida poco tiempo después.

Fue esta fascinación por las plantas y los árboles la que lo llevó a explorar varias zonas aledañas al área donde vivía con su familia, como la turbera de Moseley o las colinas de Clent, así como la granja de su tía, Bag End (Bolsón Cerrado), nombre que utilizaría más adelante en sus relatos. Le encantaba leer, buscar y desentrañar lo desconocido para hacerlo parte de él. Esto sentó las bases para sus lenguajes inventados y personajes que erigieron su cosmogonía, pues en la lectura armónica de sus historias estos eran los pilares y, a la vez, las vigas que sostenían sus relatos nacidos desde el fin, porque para Tolkien primero era descubrir para luego conocer.

UNA MIRADA A SU VIDA

Con tan solo 12 años, Tolkien perdió a su madre a causa de la diabetes. Luego de ese trágico suceso, él y su hermano vivieron en un orfanato donde quedaron bajo la tutela del padre Francis Xavier Morgan.

Durante su formación en el King Edwardʼs School de Birmingham, Ronald, junto con tres amigos, formó el Club de Té y Sociedad Barroviana (TCBS, por sus siglas en inglés), nombre en referencia a Barrowʼs Stores, donde se reunían a tomar el té y conversaban sobre arte, música y literatura. A los 16 años conoció a Edith Mary Bratt, quien en el futuro se convertiría en su esposa y con la que tuvo 4 hijos: John, Michael, Cristopher y Priscilla. El tercer hijo, Cristopher Tolkien, fue muy importante para el legendarium, ya que, tras la muerte de su padre a causa de una neumonía el 2 de setiembre de 1973, se embarcó en la tarea de reorganizar varias notas y escritos que dejó Ronald, organizarlos, editarlos y publicarlos como su albacea literario.

TOLKIEN Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

“Cuánta muerte y destrucción. ¿Qué se puede hacer en contra de tal odio irracional?”, lamentó Théoden, rey de Rohan, durante la batalla del abismo de Helm, lugar ficticio del legendarium. Tal vez esa frase describa de manera perfecta lo que Ronald Tolkien, al igual que millones de soldados, vivieron en la Primera Guerra Mundial, en la que sirvió como oficial de comunicaciones en la batalla del Somme, hasta que se enfermó debido a la denominada “fiebre de las trincheras”, por lo que fue trasladado nuevamente a Inglaterra.

Durante su recuperación comenzó a trabajar en lo que llamó “El libro de los cuentos perdidos”, en el que narraba los inicios de la tierra media, pero no logró terminarlo.

CREENCIAS

A pesar de que su familia era de confesión baptista, Mabel Suffield, su madre, se convirtió junto con sus hijos al catolicismo. En consecuencia, la familia de Tolkien retiró toda ayuda económica que les brindaba. A pesar de esto, Mabel se mantuvo en su fe. Esto produjo en Ronald una profunda impresión en sus creencias católicas, pues su devoción es bien conocida.

A Tolkien nunca le gustó que buscaran comparaciones con la religión en sus obras, ya que, como él mismo decía, le desagradaba la alegoría “apenas la olía”. Sin embargo, involuntariamente fue introduciendo simbolismos religiosos en sus historias.

Utilizaba toda su imaginación mientras plasmaba en el papel los relatos alojados en su mente, pero no solo eso, sino que también se valía de los conocimientos que había adquirido en sus lecturas sobre mitología antigua. Comenzó con los cuentos perdidos, en los que narra el principio del legendarium, como el nacimiento del bien y el mal.

Aquellos cuentos sirvieron como base a “El Silmarillion”, editado y publicado póstumamente por su hijo Cristopher Tolkien el 15 de setiembre de 1977. Se trata de una recopilación de las obras de Ronald en las que relataba los inicios de la tierra media, teniendo como protagonista a Eru Ilúvatar, un “dios” que al sentirse solo y con un inconmensurable poder crea a seres como él, pero menos poderosos, que bajan a la tierra a concebir a sus propias criaturas.

De ellos surgen historias que Tolkien nos narra con gran oficio y con múltiples reminiscencias de varias fuentes culturales. Se podría decir que es imposible no encontrar alegorías en los relatos narrados por un hombre religioso. Por eso eliminó todas las referencias a la religión o al culto en el legendarium porque el elemento religioso está implícito en la historia y en el simbolismo, según los expresado por el propio Ronald Tolkien.

FUENTE DE INSPIRACIÓN

Aunque los más famosos filmes basados en el legendarium fueron los de Peter Jackson, las obras de J.R.R. Tolkien primeramente tuvieron adaptaciones animadas en 1977, 1978 y 1980, pero no fueron tan exitosas.

El boom llegó 20 años después con la producción a cargo de New Line Cinema y bajo la dirección del neozelandés con la trilogía de “El Señor de los Anillos”, protagonizada por los actores Elijah Wood, Viggo Mortensen, Sean Astin, Christopher Lee, Andy Serkis, Liv Tyler, Orlando Bloom e Ian McKellen, este último muy recordado por su interpretación del mago Gandalf. En total, estas tres películas lanzadas en el 2001, 2002 y 2003 con el título de “La comunidad del Anillo”, “Las dos Torres” y “El retorno del Rey”, respectivamente, recibieron 30 nominaciones a los Oscar, de las cuales ganaron 17, entre los que se destacan los galardones a mejor banda sonora y mejores efectos visuales.

Posteriormente, los mismos también llevaron a la gran pantalla la historia de “El Hobbit”, con “Un viaje inesperado” en el 2013, “La desolación de Smaug” en el 2014 y “La batalla de los Cinco Ejércitos” en el 2015.

Popularmente conocido como “el padre de la literatura fantástica”, más concretamente de la alta fantasía, Tolkien ha servido como fuente de inspiración a otros grandes escritores como William Morris, Robert E. Howard, Terry Brooks o el propio George R.R. Martin, quien saltó a la fama gracias a “Canción de hielo y fuego”, más conocida por la adaptación de Netflix como “Juego de Tronos”. Pero no solo fue un influyente de la literatura, también la música tiene referencias al legendarium como, por ejemplo, “Ramble on”, de la afamada banda británica Led Zeppelin, o “Rivendell”, de la canadiense Rush.

LA VIGENCIA DE SU IMPRONTA

A pesar del tiempo transcurrido, Ronald sigue diseminando su fantasía a través de nuevas creaciones basadas o inspiradas en su legado y figura. El pasado 3 de mayo, sus fanáticos recibimos un gran presente con el estreno de “Tolkien”, basado en la vida del afamado escritor. Además, la popular plataforma de streaming Amazon Prime anunció una serie que contará con 20 capítulos en su primera temporada y que transcurrirá en la segunda edad del legendarium, pero para ello debemos esperar hasta el 2021.

Dejanos tu comentario