Un cuaderno muy especial, dedicado a honrar a la Madre de Ciudades, pero también a una gran artista y maestra, Edith Jiménez.

He escrito varias veces sobre Edith Jimé­nez, que hoy ya hace 15 cumpleaños que no está.

Tal vez los más jóvenes no sepan quien fue y les comento: la mujer asuncena que obtuvo el más alto galardón interna­cional, el Gran Premio de la Bienal de São Paulo, en 1975; un premio solo comparado, en cine, al de Berlín conquis­tado por Ana Brun o al de Paz Encina, en Cannes. Y un dato más: coincidentemente las tres nacieron y se criaron en la misma zona de Asunción, si bien perteneciendo las tres a generaciones distintas, pero creo que el entorno barrial delimita un estilo de ser, más allá de las diferencias etarias.

LA CHACARITA: DESDE EDITH HASTA MANECO GALEANO

Es la primera vez que le hago un homenaje desde estas páginas del Gran Diario del Domingo, donde tengo toda la libertad para expresarme en estos mis “cuadernos de barrio”. Sentado en un café y sin la tradicional compu­tadora, escribo desde “un rincón del sentimiento de mi Samsung Notes” a esa mujer sencilla y maestra, con la que aprendí a “ver lo que no se ve” de la ciudad, en largas charlas de paseo por el centro de Asunción, pero que siempre todo nos acercaba a esa zona más humilde de la ciudad que es la Chacarita, ahí donde empezó a hacer sus prime­ros apuntes en “cuaderni­tos de artista”, allá por 1939, junto a su compañera de estudios, Alicia Bravard. El mismo lugar que déca­das más tarde inspirara a Maneco Galeano, para una de sus músicas más popu­lares.

Chacarita Baja. Edith Jiménez.1939

DOS ANIVERSARIOS Y DOS MUJERES

Coincidentemente ella cumplía años el mismo día que su ciudad natal, donde retrataba a esas anónimas burreritas que pasaban por su zaguán, ofreciendo sus productos o a vendedoras de a pie entre las que se des­tacan dos chacariteñas de esa época, Angélica Flo­rentín y Hermelinda Mon­ges, retratadas en un dibujo magistal fechado en 1959 y que hoy publicamos.

UN CAFÉ ANUAL Y FRANCISCANO

Muchos dicen que era una mujer de poco hablar y de pocos amigos, pero cada cumpleaños a las 10 de la mañana sonaba riguro­samente el timbre de su angosta casa de la calle Fulgencio R. Moreno 277, para recibir a esos amigos que ella elegía, María Adela Solano López, Manolo Prieto, David Legal, Ale­jandra García, Lobito Martínez, Carlo Spa­tuzza, Fabiola Adam, entre otros, en un “ritual anual escueto”, con un humilde café a lo franciscano como a ella le gustaba.

DE CUADERNOS Y CUADERNOS DE BARRIO

Sin más trámites, tengo que reconocer que el nombre de estas páginas y el de mi pro­grama radial, por la hoy Uni­versal 970 AM, nace de esos “cuadernos de apuntes y dibujos” de esta gran artista paraguaya, que hoy cumpliría 101 años, a la cual rindo este tributo recordándola con un “sencillo café”, desde algún rincón de la Madre de Ciu­dades, que también está de cumpleaños en estas fechas.

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