La Escuela Gral. Díaz como historia central en la recuperación de la memoria de un barrio.
Por Toni Roberto
Muchos me dirán: ¡Otra vez la Gral. Díaz!, pero debido al trabajo ciudadano que realizan sus ex alumnos para conservar la memoria barrial, no nos queda más que seguir investigando a uno de los últimos barrios con mucha identidad en Asunción, junto con Sajonia, Ricardo Brugada o Barrio Obrero. Como decía Manolo Prieto en su libro “En la ciudad en que vivimos”, “el barrio más parecido al centro y parte del centro más parecido a un barrio y que está pegado al centro”.
HISTORIAS INÉDITAS DESDE LA GRAL.DÍAZ
A veces la historia de un barrio se escribe desde la escuela, ese es el caso de la Graduada Número 5, General Díaz. Luego de la primera publicación sobre esta “historia en construcción”, salen nuevos temas hasta hoy desconocidos, como la creación del Club de Leones del barrio General Díaz, creado allá a finales de los años 70 y principios de los 80, para apoyar la labor social de la escuela.
Es que del Club de Leones de Barrio Obrero surge el Club de Leones de Gral. Díaz, como nos cuenta la señora Ruth Hornung de García, miembro de ese legendario club, y nos dice: “nosotros en aquella época cumplimos 25 años con el Club de Leones de Barrio Obrero, de allí, un grupo de personas formó el Club de Leones del barrio Gral. Díaz, para ayudar a la escuela”. Y precisa: “Éramos casi todos del barrio, entre ellos, Marucha Renna, Stella De Felice, “Pinché” Guccini, Ángela Hornung, Aurora Cáceres de Morínigo, Domitila Pérez de Egea, Elva de Aguilera, Rubén y Beatriz Guillén, Sara de Aguirre, yo y mi marido Gustavo García, entre otros”.
Los recuerdos la llevan a ese tiempo: “Trabajábamos mucho, ayudábamos no sólo a la escuela sino también a otros lugares como al Neurosiquiátrico”. Y sigue contándonos: “Organizábamos comidas; hicimos la parte del techo de la escuela sobre la calle Chile. Yo fui alumna de la escuela, cuando la directora era Clorinda Carrillo y varios fueron los profesores que pasaron de generación en generación, como el caso de la gran maestra Guillermina Ortiz de Viadiú, que fue maestra mía y de mis hijos”, termina diciendo.
DESEMPOLVANDO VIEJAS FOTOS
Caminando por el barrio, buscando fotos antiguas, se desempolvan imágenes donde siempre aparecen multitudes. Son tanto de reuniones del Club de Leones como de la asociaciones de padres, colaciones, o algún encuentro de ex alumnos. Así lo demuestra, por ejemplo, la foto tomada a finales de los 80, de una reunión de los miembros del Club de Leones, descubierta en algún rincón de la casa del ingeniero Sergio Aguilera. También imágenes de encuentros en la misma escuela donde vemos entre otros, al presidente de la Asociación de padres del año 1967, don Milner Buey Cataldo.
EL BARRIO DE LA ESCUELA, LAS PANADERÍAS Y LOS PASTELITOS
Mientras escribo este artículo y “recolecto recuerdos inéditos”, me vienen a la memoria el canto de los niños que se escuchaba desde el fondo de mi casa y ese olor a pan que está en el “adn imaginario” de los que alguna vez vivimos en ese viejo barrio lleno de recuerdos y panaderías, como La Asuncena, Gral. Díaz o Pappalardo, o el sabor eterno de esos legendarios pastelitos (así le llamaban antes a las empanadas) de la calle Alberdi.
Pequeñas grandes historias que hacen al registro de una ciudad que va perdiendo lamentablemente su memoria y hoy tratamos de atar los domingos, no haciendo un viejo glosario de lamentos, sino como dice desde hace años el slogan de Cuadernos de Barrio, “una hora con el pasado que es el presente y el futuro” y parafraseándome a mi mismo: “Una página de domingo, con el pasado que es el presente y el futuro”.