La Escuela Gral. Díaz como historia central en la recuperación de la memoria de un barrio.

Por Toni Roberto

tonirobertogodoy@gmail.com

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Muchos me dirán: ¡Otra vez la Gral. Díaz!, pero debido al trabajo ciudadano que reali­zan sus ex alumnos para con­servar la memoria barrial, no nos queda más que seguir investigando a uno de los últi­mos barrios con mucha iden­tidad en Asunción, junto con Sajonia, Ricardo Brugada o Barrio Obrero. Como decía Manolo Prieto en su libro “En la ciudad en que vivimos”, “el barrio más parecido al centro y parte del centro más pare­cido a un barrio y que está pegado al centro”.

HISTORIAS INÉDITAS DESDE LA GRAL.DÍAZ

A veces la historia de un barrio se escribe desde la escuela, ese es el caso de la Graduada Número 5, Gene­ral Díaz. Luego de la primera publicación sobre esta “his­toria en construcción”, salen nuevos temas hasta hoy des­conocidos, como la creación del Club de Leones del barrio General Díaz, creado allá a finales de los años 70 y prin­cipios de los 80, para apoyar la labor social de la escuela.

Año 1967. El Sr. Milner Buey Cataldo, presidente de la Asociación de padres, entre otros.

Es que del Club de Leones de Barrio Obrero surge el Club de Leones de Gral. Díaz, como nos cuenta la señora Ruth Hornung de García, miem­bro de ese legendario club, y nos dice: “nosotros en aquella época cumplimos 25 años con el Club de Leones de Barrio Obrero, de allí, un grupo de personas formó el Club de Leones del barrio Gral. Díaz, para ayudar a la escuela”. Y precisa: “Éramos casi todos del barrio, entre ellos, Maru­cha Renna, Stella De Felice, “Pinché” Guccini, Ángela Hornung, Aurora Cáce­res de Morínigo, Domitila Pérez de Egea, Elva de Agui­lera, Rubén y Beatriz Gui­llén, Sara de Aguirre, yo y mi marido Gustavo García, entre otros”.

Los recuerdos la lle­van a ese tiempo: “Trabajába­mos mucho, ayudábamos no sólo a la escuela sino también a otros lugares como al Neu­rosiquiátrico”. Y sigue con­tándonos: “Organizábamos comidas; hicimos la parte del techo de la escuela sobre la calle Chile. Yo fui alumna de la escuela, cuando la direc­tora era Clorinda Carrillo y varios fueron los profesores que pasaron de generación en generación, como el caso de la gran maestra Guiller­mina Ortiz de Viadiú, que fue maestra mía y de mis hijos”, termina diciendo.

DESEMPOLVANDO VIEJAS FOTOS

Caminando por el barrio, buscando fotos antiguas, se desempolvan imágenes donde siempre aparecen mul­titudes. Son tanto de reunio­nes del Club de Leones como de la asociaciones de padres, colaciones, o algún encuen­tro de ex alumnos. Así lo demuestra, por ejemplo, la foto tomada a finales de los 80, de una reunión de los miembros del Club de Leo­nes, descubierta en algún rin­cón de la casa del ingeniero Sergio Aguilera. También imágenes de encuentros en la misma escuela donde vemos entre otros, al presidente de la Asociación de padres del año 1967, don Milner Buey Cataldo.

EL BARRIO DE LA ESCUELA, LAS PANADERÍAS Y LOS PASTELITOS

Mientras escribo este artí­culo y “recolecto recuer­dos inéditos”, me vienen a la memoria el canto de los niños que se escuchaba desde el fondo de mi casa y ese olor a pan que está en el “adn ima­ginario” de los que alguna vez vivimos en ese viejo barrio lleno de recuerdos y pana­derías, como La Asuncena, Gral. Díaz o Pappalardo, o el sabor eterno de esos legenda­rios pastelitos (así le llama­ban antes a las empanadas) de la calle Alberdi.

Pequeñas grandes histo­rias que hacen al registro de una ciudad que va perdiendo lamentablemente su memo­ria y hoy tratamos de atar los domingos, no haciendo un viejo glosario de lamentos, sino como dice desde hace años el slogan de Cuadernos de Barrio, “una hora con el pasado que es el presente y el futuro” y parafraseándome a mi mismo: “Una página de domingo, con el pasado que es el presente y el futuro”.

Año 1960.

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