La cantante canadiense de fama mundial fue reconocida hasta hace poco como una gran voz. Luego de enviudar de su esposo y manager, con quien tuvo dos hijos y una historia singular, de protagonizar más de una década de exitosos shows en Las Vegas, ahora se muestra al mundo como un ícono transgresor de la moda y se atreve a vivir una vida totalmente diferente.
Aunque todo el mundo la reconoce y aplaude desde hace muchos años, especialmente después de que se extendiera el enorme éxito del tema de amor de la película Titanic, “My Heart Will Go On” por todo el orbe, nunca antes fue considerada una “fashion adict”. Al contrario, cada vez que la cantante canadiense Celine Dion aparecía en público, fuera de los escenarios en los que brillaba como una gran estrella, nada en su look llamaba la atención. Siempre del brazo de su esposo y manager, René Algelill, el estilo y la moda eran temas que a nadie se le hubiese ocurrido ligar con ellas a esta mujer delgadísima y de bajo perfil, a pesar de su fama. Su historia de vida, llena de detalles que bien pueden ser guion de una película, con su pasado de muy humilde niña de una familia numerosa y muy pobre que llega a la gloria y la fama de la mano de Angelill, que se convirtió primero en su mentor y luego en su esposo bastante mayor que ella, era suficiente. Contrariamente a lo que vemos ahora, Celine recibía críticas por su “gusto anticuado” y poco estilo en la moda, lo que no le preocupaba en lo más mínimo. Sus éxitos dependían de la indudable calidad de su voz y no de lo que se ponía o dejaba de poner.
CAMBIO DE VIDA
En una entrevista para The Sun la cantante dijo haber vivido momentos increíbles desde pequeña creciendo en una buena familia, teniendo padres maravillosos y casándose con un hombre ejemplar, pero ahora, luego de enviudar hace dos años de su esposo y manager, cuando ella alcanzó los 50 años, afirma que ha comenzado una nueva vida y que piensa vivir esa etapa de la misma al máximo. La cantante dice que ahora realmente se siente libre y capaz de tomar decisiones por sí misma y que, luego de 16 años continuados en Las Vegas, contrato que ha finalizado este año, se ha lanzado a “vivir”. Y, en ese sentido, el vivir está estrechamente ligado a la moda, a los looks más audaces y diseños de vanguardia. Y...a París, claro que sí.
¿Dónde sino en París ella podría desplegar una seguidilla de apariciones impactantes, como las de la semana que pasó? En los desfiles de Haute Couture, a los que ha concurrido en asistencia perfecta, Celine ha puesto su acento de diva.
MODELO DE TENDENCIAS
La delgadez de Celine, muchas veces criticada en los medios, aunque ella haya salido a negar cualquier tipo de trastorno alimenticio o de problemas de salud, le es útil para lucir modelos que para otra mujer, con más curvas, sería una tarea imposible. Y, a pesar de que los outfits no siempre son aplaudidos, no teme en lucir las tendencias más vanguardistas como si llevara una prenda clásica y formal.
Celine no ha pasado desapercibida para nada en los desfiles de alta costura y parece no haber sufrido los efectos de la ola de calor que casi “derrite” a París en estos días. Ella se ha puesto la moda al hombro y se la ha visto lucir, entre otras cosas, un ajustado body de Chanel, o jeans de botamangas diferentes y top de plumas rosas, con sandalias tipo pin-up. También ha lucido vestidos en 3D y osadas minis y shorts diminutos. Su cuerpo parece permitirlo todo y, por lo tanto, ella lo disfruta, siempre de la mano de su amigo inseparable, el ilustrador y dibujante Pepe Muñoz, con quien dijeron estaba de romance, pero ella no ha tenido empacho en salir a aclarar que eso es imposible, que es su gran amigo, pero que él es gay.
Su determinación es clara: quiere aprovechar este tiempo que tiene para ser lo mejor de sí misma buscando disfrutar y rodearse de gente buena. “Estoy en el mejor momento de mi vida y quiero abrazar cada momento, disfrutar la moda, mis amigos, viajar un poco, ir a shows”. Y así lo está haciendo. “Estoy haciendo esto por mí. Quiero sentirme fuerte, bella, femenina y atractiva”. Y así lo está haciendo. ¡Bien por ella!