- Por Bea Bosio
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Llegaron a La Colmena en una nube inmensa de zumbidos que cubrió el cielo al caer la tarde. Una enorme masa negra sobrevolando los pastizales… Flotaron sobre los campos en el aire ante la vista espantada de los pobladores.
Eran miles. Cientos de miles.
Langostas predadoras hambrientas de cultivos. Los colonos japoneses salieron a dar combate golpeando ollas y cacerolas en el intento de espantarlas. (A veces, la estrategia funcionaba y el sonido conseguía ahuyentarlas…. Otras, de nada servía y la nube descendía voraz sobre las plantas).
Aquella vez bajaron y la lucha fue encarnizada. Hombre y plaga batallando mientras el sol se desangraba en el horizonte. Vencieron ellas. Las langostas, que arrasaron y devoraron todo el verde. Al día siguiente se largaron y nada quedó de esos cultivos trabajados durante meses. Solo el cerro de Apyraguá irguiéndose en el paisaje. Aquel cerro nostálgico del Monte Fuji, tan lejano como presente. Aquel símbolo de un recuerdo y sobre todo de un mandato:
Yamato Nadeshiko. Yamato Damashi.
Susurro milenario de fortaleza y templanza marcado a piel y a fuego en aquel pueblo del Oriente.
Dicen en la cultura japonesa que sus hijos pertenecían al país de los dioses. Por ende, los envolvía un halo de mística y un espíritu de lucha donde valía la pena superar todas las adversidades y persistir, por el orgullo y el honor de ser japoneses. Todas esas virtudes que encierra el Yamato Damashi. Y en su versión femenina, el Yamato Nadeshiko. La misma fuerza y valentía, pero con el símbolo de la clavelina, honrando la delicadeza (virtud suprema de la mujer japonesa.)
Amaneció aquel día después del combate y las langostas ya eran parte del ayer. No había tiempo de lamentar lo perdido porque la vida seguía… y valía la pena la lucha, una y otra vez.
*El testimonio del recuerdo de infancia de una de las ilustres hijas de La Colmena, Emi Kasamatsu, deja en claro ese espíritu invencible de sacrificio y trabajo que siempre ha definido a la inmigración japonesa en nuestro país, que este año conmemora 100 años de relacionamiento diplomático con el Paraguay.