Considerada como una de las parejas favoritas de la realeza británica y mundial, Kate Middleton y el príncipe Guillermo también se vieron envueltos en los últimos tiempos en muchos rumores que aseguran que la intimidad entre ellos no es precisamente un cuento de hadas. En los pasillos de palacio y en los tés de las cinco en punto, se desataron rumores sobre un posible affaire por parte del siempre respetado por su seriedad duque de Cambridge con Rose Hansbury, quien supo ser la mejor amiga de Middleton y que por largo tiempo estuvo ausente de los encuentros con la familia real, aunque esa situación cambió abruptamente cuando la semana pasada, Rose apareció nuevamente en la cena ofrecida por la reina Isabel a Donald Trup y familia.
LOVE STORY
Guillermo y Kate se conocieron en la universidad en el 2001, aunque comenzaron su romance de forma oficial en el 2003. En el 2007, cundo se comenzó a hablar de casamiento, se dieron un tiempo para pensarlo pues Guillermo parecía estar inseguro. Por esa razón, y según dicen por perdido de Kate, se separaron. Así lo dice el biógrafo de la familia, especialmente de Lady Di, Andrew Morton en el libro “William & Catherine”. Sin embargo, esa separación duró solo dos meses y después retomaron la misma. Sin embargo, según Morton, algunos amigos comunes de la pareja le habían confiado entonces que el príncipe trataba bastante mal a Kate, “como a una sirvienta”, se atrevió a decir. Pero eso nunca fue comprobado fehacientemente y en el 2011, la boda de Kate y Guillermo se convirtió en un acontecimiento mundial que reflejó el amor de los súbditos británicos a la nueva pareja real que estaría destinada a reinar luego del actual príncipe de Gales, Charles, padre de Guillermo.
Si nos guiamos por las expresiones públicas de ambos, en la forma en la que se muestran en público, en sus viajes y compromisos, eso parece no ser muy cierto. Los rumores de desaveniencias de los padres de Guillermo, Charles y Diana se confirmaban a diario y basta mirar las fotografías de los eventos o viajes en los que debían compartir espacio para darnos cuenta del lenguaje corporal de desamor. Sin embargo, Kate y Guillermo, por el contrario, son una pareja que cae muy simpática a todo el mundo por su espontaneidad y cercanía cariñosa.
RUMORES, RUMORES
Sin embargo, nadie está a salvo de los rumores en este mundo. Y, en este caso, se hablaba de la supuesta relación amorosa del príncipe con una joven y bella mujer, marquesa de Cholmondeley , aunque nunca existió una prueba real de ello. La única cuestión son los rumores que afirman que la joven Rose, esposa del aristócrata David Cholmondeley, había perdido el favor de la amistad que le profesaba Kate de quien era cercana y desde hace un tiempo, no compartían momentos de amistad.
Una foto en la que ni siquiera se distinguen claramente quienes son las personas, que muestran la silueta de un hombre y una mujer hablando muy cercanamente en un sitio en penumbras, que podría ser un club nocturno a la que el tabloide le puso un epígrafe que “sospechaba podrían ser Rose y Guillermo”, bastó para que se desatara una tormenta mediática.
DESMENTIDA SILENCIOSA
Los rumores desatados, no encontraron eco en ninguno de los supuestos protagonistas. La vida siguió para los príncipes, pero lo que llamó la atención es que Rose, no volvió a aparecer en los encuentros sociales de la aristocracia británica a los que era asidua invitada y participante. Tal vez lo de estar bajo el foco mediático, le molestara a quien es una joven de notoria belleza además de gran estilo y sentido de la moda, siempre citada en la lista de las jóvenes aristócratas más elegantes del Reino Unido.
Hasta hace poco. Porque en la cena oficial ofrecida por la Reina Isabel II a Donald Trump, esposa y flia. en Buckingham Palace, Rose , apareció en el cortejo que manda el protocolo siguiendo al mandatario de EEUU y la reina en el ingreso oficial al salón en donde se serviría el banquete oficial. El cortejo, encabezado por la reina Isabel II junto a Trump, seguido por el Príncipe Charles y Melania, fue seguido como corresponde según el protocolo, por los otros miembros de la realeza, de acuerdo a su importancia, junto a altos dignatarios del país visitante.
Esa noche, Kate lució espléndida, en un traje blanco, al igual que la reina y Melania, lleno de volados de encaje de su diseñadora preferida, la de la Maison Alexander McQueen. Desfiló ante las cámaras y los invitados, llevando orgullosa en el pecho, la condecoración que hace poco le entregara la reina: la “Real Orden Victoriana”, uno de los títulos más importantes en la familia real. La duquesa de Cambridge, pasó a formar parte de esta orden junto a Camila y la princesa Ana. Y también el listón “Family order”, que se entrega a aquellas mujeres dentro de la realeza, que se distingan por sus grandes labores dentro de la monarquía. El detalle especial fueron los aros: usó los mismos que llevó el día de su boda con Guillermo y llevó una de las tiaras favoritas que elegía siempre Lady Di, cuando quería impactar.
Los miembros de la realeza británica tienen como norma no responder a los rumores que los afectan y dejar que el tiempo, o los detalles, como en este caso, hablen por ellos.