Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Allá por 1970, tomaba con mi abuela el tranvía, en Estrella y Alberdi e íbamos a la recién terminada casa de mi tía Celia a la lejana esquina de Boggiani y O’Higgins (hoy J. Eulogio Estigarribia y Cruz del Defensor). En ese largo viaje se podía percibir aún ese maravilloso “olor a campo”, ya desde Choferes del Chaco. Por el camino, se destacaba la famosa casa del Dr. Gustavo González, también la de los Plate. Pasábamos por la plaza y en el fondo, una hermosa residencia, la desaparecida casa Cartes después casa del Dr. Adorno o la casa de los Osnaghi.
Ese recorrido casi semanal en el tranvía fue lo primero que pensé al ver este libro de César Augusto “Yito” Morra: “Villa Morra. Historias y leyendas del pueblito del Dr. Morra”. Recorrer sus páginas, para mí fue como hacer un nuevo paseo por mi infancia de la mano de un gran investigador de la arquitectura paraguaya, que hoy se detiene silenciosamente en los recuerdos barriales casi olvidados de un bisabuelo del que tendríamos que estar orgullosos todos los descendientes de italianos, desde los llegados ya a finales del 1900, hasta los últimos inmigrantes de finales de los años 40.
EL BARRIO QUE “YA FUE”
Ojeando y mirando las imágenes, podríamos decir “el barrio que ya fue”. Si conocemos la historia desde sus inicios, allá a finales del 1800 hasta hoy.
El Dr. Morra empezó a comprar propiedades de medianas dimensiones, en esa zona que en aquella época solo tenía como vecina al Paraje Manorá donde había nacido el mariscal López. Estas propiedades fueron divididas en 147 manzanas y a su vez en lotes. Con esa base, en febrero de 1888 se inauguraba “Villa Morra”, que además tenía un gran potencial en manantiales caudalosos y un arroyo cristalino, el hoy casi desaparecido Mburicao Mi, donde se instaló un balneario que ofrecía a los visitantes amplias oportunidades para el ocio.
Cuando llegó el desarrollo pleno, los terrenos adquirieron un enorme valor y las familias más opulentas de la época construyeron ahí sus casas. La “villa” ya tenía un trazado de calles que se denominaban, entre otras: De los Baños, Del Parque, Del Mercado, de todas ellas hoy solo una lleva su nombre original: De Las Palmeras.
VILLA MORRA Y EL CRECIMIENTO HACIA EL ESTE
Es sin dudas Villa Morra la obra más grande del Dr. Morra por donde pasaba el legendario tren lechero y que cambió la dirección del crecimiento de la ciudad del Sur hacia el Este. Ya en los últimos años de la década del 50, pasó de ser un barrio de románticas residencias con el encanto de los suburbios asuncenos para empezar a verse en sus espacios, los primeros modernos chalets en los años 60. Ese aspecto siguió su mudanza, mostrando un nuevo rostro, luego en los 70, con casas diseñadas por grandes arquitectos como Pindú, Puentes, Isasi o Monti.
RINCONES DEL PASADO
Hoy quedan algunos rincones como testimonio de su hermoso pasado. Antiguas familias que se resisten a dejar “el barrio que ya fue”; el recuerdo de sus cines o de las tranquilas casas quinta o casonas como la de la familia Roa Bastos, ya demolida. El barrio ha perdido y sigue perdiendo así gran parte de su patrimonio arquitectónico, en nombre del “progreso” o de la nueva zona comercial de Asunción. A veces, caminando por sus calles y nuevos espacios, me pregunto ¿qué diría de todo esto su creador, el doctor Francisco Morra?