• POR JUAN VICENTE DUARTE
  • NACIÓN MEDIA

Una victoria que tiene el rótulo de hazaña heroica, fue la que consiguió General Caba­llero sobre Cerro Porteño en su feudo de Ka’arendy. Porque jugó mejor que el deslucido cuadro que dirige Diego Mar­tínez y porque cuando tuvo que remangarse para aguan­tar el resultado, lo hizo con admirable entereza, jugando los 30 minutos finales con 9 hombres.

El Ciclón nunca se sintió cómodo en el partido y eso lo aprovechó el Rojo mallor­quino para meter presión, principalmente con las pelo­tas paradas. Una de ellas tras un tiro libre casi frontal, la pelota le llegó a Clementino González, quien desvió de cabeza y la pelota pegó en la base del poste derecho de Arias, que fue el primer aviso.

El cuadro azulgrana ni siquiera había arrimado peli­gro alguno cuando General Caballero logró el tanto de apertura, tras un centro desde el sector izquierdo, que pegó en el hombro de Matías Pérez, para habilitar a Ayrton Sán­chez, que con remate violento dejó sin chances a Alexis Arias.

El compromiso no varió mucho tras ese tanto, por­que Cerro seguía adorme­cido y sin generar fútbol. El retorno de Gastón Giménez no fue solución por la lenti­tud de sus desplazamientos y los locales, sin mucho, logra­ron llegar al segundo tanto, tras un doble error de Víctor Velázquez en la salida, que terminó con el remate cru­zado de Teodoro Arce.

Se tuvo que llegar a los 57 minutos para divisar la pri­mera ocasión importante para Cerro con un cabezazo de Amarilla, que Táles des­vió al córner. Pero minutos después, una gran incursión de Riveros terminó en el des­cuento azulgrana. El lateral escapó de dos marcadores y habilitó a Cecilio que con toque suave puso el 2-1.

A Cerro se le abrió el cielo con las dos expulsiones infanti­les de Clementino González y Ayrton Sánchez, porque con 30 minutos por jugar represen­taba una ventaja importante para buscar la remontada.

Sin embargo, se perdió en pelotazos y cuando quiso entrar por abajo, la defensa mallorquina fue una muralla, que repelió todas las accio­nes de peligro y coronar una épica victoria.

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