Era el golpe de autori­dad que tenía que dar para confirmar defi­nitivamente que es el mejor equipo del Clausura. Cerro Porteño logró un tremendo triunfo de 4-3 sobre Guaraní, en un encuentro que tuvo de todo, pero que lo superó con la convicción de ser un equipo que está preparado para salir a ganar en cualquier terreno, ante cualquier rival, e incluso para reponerse a situaciones adversas.

El partido tuvo un inicio frenético, donde el Ciclón impuso su peso en ofensiva. Solo le bastaron 8 minutos para dejar su sello de gol, en una gran jugada iniciada y terminada por Sergio Araújo, con gran participación de Iturbe y un remate previo de Luis Amarilla.

Cerro era mejor ante un rival al que le costó acomodarse y que se mostró nervioso en los primeros minutos. Por ello, tampoco fue extraño que los de Diego Martínez llegaran al segundo tanto tras una gran acción colectiva, que incluyó toques, tacos, un centro estu­pendo de Riveros y un fren­tazo espectacular de Iturbe, que hizo estéril la estirada de Aldo Pérez.

Sin embargo, Guaraní des­contó rápido por intermedio de Iván Ramírez tras una serie de rebotes en el área e incluso llegó al empate antes del final por el insólito auto­gol de Lucas Quintana.

Pero si ese primer tiempo fue de locura, lo del complemento lo fue aún más, porque una mano evitable de Maidana le dio un penal a Cerro a ins­tancias del VAR, que Carrizo no desperdició. Esta vez, su remate fue esquinado.

Cuando Cecilio Domínguez, ingresado minutos antes, puso el 4-2, parecía pleito liquidado para el Ciclón, pero un formidable remate cruzado de Maidana volvía a poner a tiro al Aborigen, que buscó el empate hasta el último segundo del añadido, vendiendo cara la derrota. Un partido de ensueño, de los mejores que se disputó en este torneo, que consolida a Cerro en la punta.

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