Cuando hay cuestionamientos a labores arbitrales, generalmente los protagonistas afectados (dirigentes, técnicos y jugadores) utilizar calificativos moderados para expresar sus quejas.
Sin embargo, eso no ocurrió tras el partido entre el 2 de Mayo y Sportivo Luqueño, que terminó con derrota auriazul (3-2), dos de sus jugadores expulsados y un mar de nervios en su plantel.
El juvenil delantero de Luqueño, Jonathan Ramos, de 17 años, autor de uno de los goles de su equipo, literalmente destrozó al árbitro Derlis Benítez, asumiendo de hecho, el sentir de todo el equipo.
“Desde que empezó el partido hasta que terminó, lo que cobró el árbitro fue impresionante. Lastimosamente es lo que el fútbol paraguayo ofrece, árbitros miserables que no están capacitados”, disparó Ramos en declaraciones a Tigo Sports.
La decisión que comenzó a desatar la furia de los luqueños fue el penal en contra y la expulsión de Ángel Benítez, por doble amonestación, por un codazo sobre Rodrigo Ruiz Díaz, que terminó en el hospital. Benítez amonestó a media docena de jugadores luqueños a lo largo del partido y sobre el final, también expulsó al capitán