Como es habitual en el fútbol, una jugada puede cambiar el rumbo de un partido. Y fue lo que pasó anoche en el partidazo que jugaron el 2 de Mayo y Sportivo Luqueño, que terminó ganando (3-2) el primero, sobre todo por los errores y el nerviosismo de su rival.
Luqueño había arrancado mucho mejor el partido. No pasaba apuros y fue el equipo que comenzó a arrimar mayor peligro, hasta que un penal de VAR por mano de Pedro Sosa, le permitió a Sergio Díaz poner en ventaja al Auriazul. Su penal se lo paró el arquero Martínez, pero el rebote le favoreció y lo mandó a guardar.
El trámite del partido se mantuvo igual en los minutos siguientes, pero Ángel Benítez, que ya tenía una amarilla (merecida, por cortar deliberadamente un ataque del 2 de Mayo), cometió una imprudencia (codo en el cuello de Rodrigo Ruiz Díaz). Tras revisión del VAR, penal, doble amonestación y, por ende, roja para el volante. Todo cambió tras esa jugada porque Elías Alfonso no perdonó y empató el partido. A Luqueño le restaba remar contracorriente. Y fue guapo, porque se puso en ventaja con el golazo del chico Jonathan Ramos para ir al descanso.
De todas formas, sabía que tenía que defenderse bien con un hombre menos todo el segundo tiempo, pero el 2 de Mayo, en el reinicio de ese periodo lo empató por Franco Aragón tras una serie de rebotes. A partir de ahí, todo fue de los locales, mientras el nerviosismo auriazul contra la labor arbitral llenó de tarjetas a sus jugadores.
Eso lo aprovechó el equipo de Palau, para que a los 69’ Brahian Fernández consume la remontada. En Luqueño, las quejas seguían y lejos de meterse en el partido para intentar volver a igualar, siguió en sus cuestionamientos al juez y con su capitán, Alexis Villalba a la cabeza, que también vio la roja en el último minuto por empujar al árbitro luego de un reclamo. La victoria fortalece al 2 de Mayo y deja herido a Luqueño, que no solo perdió el partido y jugadores, sino también la calma.