Se terminó la Copa Libertadores para Olimpia y también la posibilidad de ingresar a la Copa Sudamericana. El cuadro franjeado cerró una penosa participación por­que cayó derrotado 3-2 ante Peñarol en su visita a Mon­tevideo.

Pero lo más doloroso segu­ramente para el hincha franjeado fue la forma en que cayó en este partido en particular. Porque jugó un primer tiempo brillante, de los mejores de este año, con una marca asfixiante sobre su rival, para luego comen­zar a trabajar con la posibi­lidad de marcar la diferencia, que lo logró primero con el tanto de Lisandro López y posteriormente con el golazo de Iván Leguizamón. Hasta ese momento, todo era color de rosas para el cuadro de Fabián Bustos.

Pero lo que vino después fue una película de terror. Ya no tuvo la intensidad del primer tiempo y Peñarol, con cam­bios oportunos, comenzó una remontada de película. Uno de esos cambios, Javier Cabrera, ganó el fondo y tiró el centro por bajo que encontró a Leo Fernández para definir suave y marcar el descuento.

A partir de ahí, el desplome franjeado fue más que evi­dente y el cuadro carbonero lo aprovechó al máximo porque en un córner, Oli­vera convirtió el empate de cabeza, en floja respuesta de Olveira.

El partido ya había cambiado definitivamente de bando cuando otro relevo, Eric Remedi, dio la estocada final al orgullo olimpista. Terrible remate desde tres cuartos de cancha para vencer a Olveira. Golazo.

Los cambios desesperados de Bustos ya no dieron res­puesta y Olimpia se despi­dió y cerró una de sus peo­res participaciones en su torneo preferido. Y para peor, ni siquiera logrará ingresar a la Copa Sudamericana.

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