La pasión que genera el superclásico es única y no se compara con nada. Los hinchas de los tra­dicionales rivales, Olimpia y Cerro Porteño, lo saben por­que por sus poros respiran el amor por la camiseta y en cada nueva edición las gra­das se convierten en fiesta de color, cánticos y ritmo, para empujar a los futbolis­tas a buscar la victoria en una batalla sin treguas.

El empuje de los aficionados desde las gradas fue vital para el Decano.FOTO: JORGE JARA

Ayer, el Defensores del Chaco se inundó de blanco y negro, ya que el Decano fue local y los azulgranas solo estuvieron un poco más de 6.000 entre los más de 30 mil aficiona­dos, que hicieron temblar el cemento con los goles que se gritaron a todo pulmón.

La parcialidad azulgrana también alentó con fuerza a su equipo.FOTO: JORGE JARA

Un acto de violencia en el sec­tor de la parcialidad azul­grana obligó al árbitro a parar el partido por varios minutos en el segundo tiempo. Al final, la sonrisa fue para los fran­jeados, quienes en los últi­mos años dominan el super­clásico.

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Riguroso control a los aficionados para el acceso al estadio.FOTO: JORGE JARA
Algunos hinchas tuvieron que tirarse desde las gradas por la pelea entre los azulgranas.FOTO: MATÍAS AMARILLA

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