Chile y Perú empataron este viernes 0-0 en el debut de ambos en el Grupo A de la Copa América de Estados Unidos 2024, en un partido espeso en el que un incombustible Claudio Bravo tuvo una decisiva actuación en la portería.
A sus 41 años, sobreviviente de la Generación de Oro que dio a Chile los títulos de Copa América de 2015 y 2016, Bravo le negó goles a Miguel Araujo en el minuto 43 y Gianluca Lapadula en el 57 y en el 89 para sostener a su equipo de pie en el AT&T Stadium de Arlington, en Texas.
La mejor oportunidad de la Roja la tuvo previamente Alexis Sánchez a centro de Víctor Dávila en el 16, pero pateó por encima del travesaño.
La campeona mundial Argentina había abierto el grupo el jueves, con un triunfo 2-0 ante Canadá.
PRIMERAS ÁRBITRAS
Las brasileñas Edina Alves y Neuza Back hicieron historia en la Copa América, al convertirse en las primeras mujeres que integran el cuerpo arbitral de un encuentro entre Perú- Chile en el torneo de selecciones más antiguo del mundo. Alves, de 44 años, y Back, de 39, se desempeñan como cuarta y quinta árbitras, respectivamente, en este compromiso en el AT&T Stadium de Arlington, Texas.
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Flechas contra tractores: guardia indígena vigila el bosque amazónico
- Masisea, Perú. AFP.
Cuando los indígenas irrumpieron con arcos y machetes, Daniel Braun y otros menonitas huyeron. Se escabulleron por entre cultivos de arroz antes de que su granero terminara en llamas en la devastada Amazonía peruana. En Masisea, una localidad limítrofe con Brasil a la que se llega después de horas de navegación por el río Ucayali o por caminos agrestes que destroza la lluvia, este grupo ultrarreligioso protestante no sólo enfrenta la ira de los nativos.
También aquí encara un proceso penal que puede llevar a la cárcel a decenas de sus miembros acusados de destruir el bosque en su expansión agrícola por Sudamérica. Una de las comunidades implicadas en el pleito es la de Caimito. A orillas de la laguna Imiría, en este caserío viven 780 shipibos-konibo en casas de madera con techos de zinc o de shapaja (palmera amazónica).
“Los menonitas están haciendo chacras dentro del territorio comunal (...) Siempre deforestan. Es un crimen ambiental lo que ellos hacen”, sostiene el dirigente shipibo Abner Ancón, de 54 años, en diálogo con AFP. En Caimito los llaman “las termitas del bosque”.
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“Falta de terreno”
Los menonitas -cuyo origen se remonta a la Europa del siglo XVI- han levantado cinco prósperas colonias desde su llegada a la Amazonía peruana hace casi una década. En 2016 salieron de Bolivia hacia Masisea, donde adquirieron grandes extensiones de tierra para la cría de ganado y el cultivo y comercio de arroz y soja.
La “falta de terreno” y la “izquierda radical” nos empujaron a migrar, resume David Klassen, de 45 años, uno de los jefes de la colonia, mientras alimenta los cerdos de su granja. Hoy conforman un enclave de 63 familias que viven a sus anchas en 3.200 hectáreas; en viviendas del mismo corte y color gris claro. Emplean tractores tanto para la faena diaria, como para transportarse.
Son autosuficientes, se oponen al mestizaje, no usan energía eléctrica y se surten de generadores a combustible. Apenas hablan español y entre ellos se comunican en alemán bajo una lengua germánica de sus ancestros. También conservan el atuendo tradicional: vestidos largos y velos las mujeres, y ellos, camisa a cuadros, tirantes y gorra o sombrero de ala ancha.
En América Latina los menonitas han formado poco más de 200 colonias agrícolas desde comienzos del siglo XX. Se han asentado en Argentina, Belice, Bolivia, Colombia, México y ahora Perú, según una investigación del académico belga Yann le Polain. En varios de estos países afrontan denuncias por deforestación.
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“Meten fuego”
En Perú, el pleito saltó a los campos. El 19 de julio de 2024, Daniel Braun estaba sentado a la entrada de un granero junto con otros hombres de la colonia, cuando irrumpieron los shipibos-konibo de Caimito. “Entraron con flechas, machetes (...) Y dicen: una o dos horas tienen para salir”, recuerda. “Metieron fuego”, agrega este menonita de 39 años, manos gruesas y sonrisa fácil. Finalmente, huyeron.
Todavía hoy se pueden ver techos de zinc oxidados tirados en la hierba y los esqueletos carbonizados de un galpón y un granero. El dirigente Ancón asegura que la guardia indígena sacó a los menonitas de su territorio “sin violencia”.
Jefes imputados
En 2024, la fiscalía ambiental imputó a 44 jefes de familia menonitas por la destrucción de 894 hectáreas de bosque primario, y pide entre ocho y diez años de cárcel para cada uno, según el auto de acusación. Ellos compraron legalmente tierras “ya deforestadas en la selva”, que están fuera del territorio indígena, alega su abogado Carlos Sifuentes.
Nos “gusta el campo” y no “queremos destruir todo”, remarca Klassen. Pero la defensa de los Shipibos-Konibo asegura que los extranjeros contratan a otros que quitan las malezas para luego entrar “con sus tractores a aplanar todo”, señala la abogada Linda Vigo.
El programa independiente de Monitoreo de la Amazonía Andina asegura que los menonitas han destruido al menos 8.660 hectáreas desde 2017. Apenas una mínima parte de los tres millones de hectáreas de bosque amazónico que perdió Perú en las últimas tres décadas, principalmente por incendios, deforestación y minería ilegal, según autoridades.
Contraste
Lejos de la colonia menonita, un oasis de prosperidad en la empobrecida Amazonía peruana, la comunidad de Caimito, de mayoría evangélica, sobrevive de la pesca y la agricultura. No cuentan con electricidad ni agua potable. Solo hay un comercio de víveres con paneles solares e internet. Su territorio abarca 4.824 hectáreas y poco menos de 600 fueron “invadidas” por los menonitas, calcula Ancón.
El modelo de producción agrícola de los menonitas riñe “con las expectativas ecologistas”. Pero lo cierto es que en Masisea compraron a colonos mestizos tierras que “ya estaban depredadas”, observa el experto en pueblos indígenas Pedro Favaron, de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Por lo pronto, en la colonia aguardan el que sería su primer juicio ambiental en América Latina.
Territorio amenazado
Apenas oyen el ruido de la motosierra, apuran el paso para sorprender a los que tumban la selva. La guardia ambiental indígena de Masisea, en Perú, es una pequeña fuerza con arcos y flechas y una tarea colosal: proteger de “invasores” el bosque amazónico. Comandados por un profesor de escuela de 54 años, una decena de shipibos-konibo con chalecos y gorras verdes rodean a un hombre que sierra un tronco caído. Una mujer con su sobrino lo observan.
La lluvia dio tregua y el calor es intenso. Abner Ancón, el jefe del grupo, ordena apagar la motosierra. “Estás en territorio caimito. Vas a tener problema con nosotros”, le espeta al aserrador, al que luego dejan ir con su herramienta. Ancón dirige la guardia indígena de Caimito, una comunidad de 780 nativos a orillas del lago Imiría, en la localidad de Masisea.
Lo que “conservamos no es solamente para nosotros, sino para toda la humanidad”, señala este hombre de mediana estatura que lleva una gorra con la inscripción CIA. Su territorio de casi 4.900 hectáreas, asegura, “está amenazado”. Primero irrumpieron los traficantes de madera, luego los cocaleros, que “envenenan” el agua con los químicos con los que procesan la planta de la que extraen la cocaína. Y más recientemente los menonitas con sus tractores.
A los tres los trata de “invasores” y “depredadores”. Hace dos años que los shipibos-konibo de Caimito cuentan con su propia fuerza de vigilancia. Según Ancón, debieron organizarse ante la desprotección del Estado. La guardia de Caimito fue la primera de 19 que han conformado los shipibos-konibo de 176 comunidades amazónicas.
La que dirige Ancón llegó a tener 80 miembros, pero hoy están activos 30, la gran mayoría hombres. El resto migró, algunos por trabajo. Antes de salir a patrullar en grupos se forman en el centro del caserío al grito de “guardia, guardia, fuerza, fuerza”. Llevan machetes y algunos arcos y flechas que, según Ancón, jamás han disparado en sus choques con los deforestadores. No cuentan con armas de fuego ni con radios para comunicarse. Tampoco tienen apoyo de autoridades.
Únicamente disponen de un vehículo y unas lanchas. “Enfrentamos a los pescadores que sacan en toneladas nuestro pescado”, sostiene Hermógenes Fernández, un shipibo-konibo de 59 años. En esos enfrentamientos, dicen los guardabosques, varias veces los han golpeado o amenazado con escopetas.
Cuando la guardia indígena “interviene” lo hace de manera pacífica y para pedir que desalojen su territorio, pero algunas veces han “quitado motosierras”, sostiene Ancón. En julio pasado el jefe de la guardia indígena recibió amenazas de muerte. Asegura que le llegó el recado de que ya habían contratado a tres sicarios. Sus propios guardias lo protegieron. Interpuso la denuncia, pero las autoridades no han identificado a los responsables. “Todavía me pregunto por qué el medio ambiente tiene enemigos”, reflexiona Ancón, quien teme por su vida.
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Paraguay empató con Chile
La selección paraguaya femenina Sub 17 tuvo su segundo juego en el Sudamericano de la categoría, igualando 2-2 con el seleccionado de Chile, juego disputado en el estadio Palogrande, en Manizales, Colombia. Claudia Martínez y Constanza González, en contra, anotaron para el conjunto albirrojo.
Con este resultado, el seleccionado nacional suma 4 unidades en la clasificación, compartiendo con Colombia. La siguiente presentación del elenco que dirige Luis Guimaraes, será ante Venezuela, el martes 6 de mayo a las 18:30 horas, en el estadio Palogrande.
Síntesis
Estadio: Palogrande, de Manizales, Colombia. Árbitra: Andreza De Siqueira (Brasil). Asistentes: Anne Gomes (Brasil) y Gisele Casaril (Brasil). Cuarta árbitra: María Lupera (Ecuador). Goles: 87’ Claudia Martínez y 90’+4’ Constanza González c/s/v (P); 40’ Catalina Muñoz y 89’ Amaral Farías (C). Amonestadas: 37’ Florencia Cáceres y 45’+1’ Erika Figueredo (P); 33’ Geraldine Mardones y 44’ Amparo Abarba (C).
Paraguay (2): Tamara Amarilla; Bárbara Olmedo, Ximena Moreno, Denisse Leiva y Erika Figueredo (90’+1’ Luz Paiva); Florencia Cáceres (46’ Jazmín Pintos), Maite Mussi y Fiorella Aquino (70’ Analía Arias); Sofía Cabrera (20’ Cynthia Casco) (90’+´1 Katia Caballero) , Alison Bareiro y Claudia Martínez. DT: Luis Guimaraes.
Chile (2): Oriana Cristancho; Constanza González, Isidora Flores, Constanza Sánchez y Antonella Puelles; Amparo Abarca, Nicole Carter, Geraldine Mardones (83’ Antonella Martínez) y Amaral Farías; Catalina Muñoz (68’ Martina Poblete) y Penélope Correa (77’ Isidora Cavieres). DT: Vanessa Arauz.
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Trece trabajadores secuestrados son encontrados muertos en mina al norte de Perú
- Fuente: AFP
Trece personas fueron encontradas muertas este domingo en el interior de una mina tras denunciarse su secuestro días atrás en la localidad de Pataz, en la sierra norte de Perú, informó la minera Poderosa, en cuyas instalaciones ocurrieron los hechos.
“Esta madrugada, tras intensas labores de búsqueda, el equipo de rescate de la Policía pudo recuperar los cuerpos de los 13 trabajadores que fueron secuestrados (...) por mineros ilegales coludidos con elementos criminales”, dijo la empresa en un comunicado.
Los obreros presuntamente fueron ejecutados por sicarios en un socavón del yacimiento ubicado en el norte de Perú, según informaron medios locales citando a fuentes del Ejecutivo y a familiares de las víctimas.
Los cuerpos fueron encontrados con disparos en la cabeza y el cuello tras ser maniatados, y los restos son ahora recuperados por la Policía Nacional.
Los familiares de las víctimas, que denunciaron su desaparición hace una semana en la provincia de Pataz, declarada en emergencia por la violencia de la minería ilegal, denunciaron que los 13 trabajadores brindaban servicios de seguridad en la mina Poderosa.
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Fuertes sismos en Chile y Argentina
Un fuerte sismo en el mar del extremo sur de Chile y Argentina provocó que las autoridades activaran por unas horas la alerta de tsunami y de evacuación de zonas costeras poco pobladas de esta región próxima a la Antártida.
TERREMOTO
El terremoto se registró a las 9:58 locales (12:58 GMT) en el mar, a 218 km al sur de la localidad de Puerto Williams (unos 2.500 km al sur de Santiago), y a 10 km de profundidad, según el Centro Sismológico Nacional, dependiente de la Universidad de Chile.
Varios poblados debieron ser evacuados por unas horas de manera preventiva de la costa de la región de Magallanes, en Chile, por este sismo de magnitud 7,5 según las autoridades chilenas (7,4 de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos, USGS).
También un centenar de habitantes de Puerto Almanza, en la provincia argentina de Tierra del Fuego, fueron evacuados.