Cuesta entender cómo un equipo que generó tantas ocasiones de gol se haya tenido que conformar con apenas un gol de diferencia y encima en propia valla o tanto en contra. Guaraní lo hizo posible, porque si bien ganó por ese autogol de Diego Aguilera y aseguró los tres puntos del partido, debió ganarlo por mayor amplitud, aunque le sirve para seguir sumando en el acumulativo, mientras que su rival quedó sentenciado y se fue al descenso, luego de dos años de permanencia en Primera División.

Lo de Guaraní rayó la per­fección en los 20 minutos iniciales. Llegó al gol tras una gran acción personal de Raúl Cáceres, quien ganó la raya de fondo para colo­car un centro a la cabeza de Miño. El juvenil hizo la lógica y la pelota se iba afuera, pero Diego Agui­lera desvió levemente hacia su arco el esférico y de esa manera se decretó lo que sería a la larga el único tanto del partido en el minuto 4.

El equipo de De Muner tuvo todo lo que se espera de un equipo, buenas salidas, marca eficiente en el medio y asfixiando a su rival. Claro, le faltaba ampliar el marcador, porque entre el joven Miño, el propio Cáceres, Estivel Moreira y Romeo Benítez se perdie­ron el segundo en acciones claras de gol.

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Ni siquiera la expulsión de José Moya hizo que Resis­tencia tuviera la reacción adecuada. Su tiempo en Pri­mera estaba sentenciado y cuando también sufrió la expulsión de Martínez, dejó espacios que no fueron apro­vechados por los hombres de Guaraní. Barceló, Cáceres y Prieto lo tuvieron servido frente al arco y no lograron concretar. Otras acciones de Romeo Benítez también ter­minaron sin éxito, mientras que algunas tímidas reac­ciones del cuadro del Bajo fueron bien despejadas por el arquero Popi Muñoz. De todas formas, son tres pun­tos que sirven para el obje­tivo de clasificar a la Copa Libertadores y para su rival, el doloroso adiós a Primera División.

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