• Por Juan Vicente Duarte
  • Periodista – Nación Media

Impresionante Olimpia. Como en sus viejas noches de gloria, le ganó espec­tacularmente nada menos que al último campeón de la Copa Libertadores, el pode­roso Flamengo, para clasi­ficar a los cuartos de final. Remontó el 1-0 con una acti­tud tremenda para terminar con un 3-1 majestuoso, en una revancha que será recordada por mucho tiempo, por como se dio y por todo lo que se dijo previamente en la previa de esta serie.

El partido comenzó letal para el Franjeado, porque el temido Bruno Henrique ponía el primero para el Fla­mengo, que pintaba un pano­rama negro.

Sin embargo y fue en ese momento que el equipo de Chiqui Arce se agrandó, por­que lo empató rápido con el gol de Tito Torres tras un gran centro de Fernando Cardozo y porque después se serenó y jugó un partido inte­ligente, con hombría, fútbol, carácter, disposición táctica perfecta y por el resurgir de varios de los jugadores que venían en baja y que demos­traron su categoría.

Fue así que en un segundo tiempo imponente comenzó a hacer pesar su cami­seta y a creer que se podía.

Chiqui Arce, impecable con sus cambios, se jugó en su apuesta. Con Bruera y Mon­tenegro y el apoyo impresio­nante de la gente, comenzó a hilvanar la victoria con el gran cabezazo de Richard Ortiz para igualar la serie.

Ya por esos minutos, Fla­mengo comenzó a sentir el peso del partido y a dejar de atacar con su estilo habitual, no porque no quisiera, sino porque Olimpia no lo permi­tió. Con Gamarra y Romaña impecables en la marca y con Zabala y Tito Torres metiendo piernas como nunca y con un Richard en modo crack para manejar los tiempos.

Faltaba el corolario y llegó con otro cabezazo, el de Bruera, en otro córner, para desatar la euforia indescrip­tible. Ni siquiera necesitó los penales, lo logró en tiempo normal, a lo guapo.

Ahora espera Fluminense, otro grande de Río, pero este Olimpia está para más y lo demostró con creces.

Etiquetas: #Olimpia#desata

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