El triunfo de Nacio­nal se justifica ple­namente porque fueron los albos los que tuvieron más de codicia en la zona de definición en todo el partido. Los primeros 20 minutos fueron los más abu­rridos del campeonatos, tro­tes cansinos, carentes de intensidad, de parte de los dos equipos, parecía un par­tido amistoso.

Cerro, sin ambición, empezó a tocar y tocar el balón, pero no progresaba, mientras que el cuadro tricolor entró a ver qué pasaba y tampoco se preocupó demasiado en atacar.

El Ciclón creó la única jugada de cierto peligro frente al arco rival cuando Churín se escapó por la derecha y disparó el cen­tro que fue rechazado por el golero Espínola.

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Los albos, viendo que con su rival no pasaba nada, le per­dieron el respeto y se anima­ron a atacar. Aguilar avisó por dos veces que Nacional estaba cerca de marcar el gol inaugural, en la primera el remate fue detenido magis­tralmente por el arquero Jean y en la segunda opor­tunidad el poste salvó a los cerristas.

La tercera fue la vencida y por fin La Academia anotó el gol a los 37 minutos. La jugada provino de un mal despeje defensivo que fue a los pies de Martínez y este tira el centro que es aprove­chado por Juan Alfaro para poner en ventaja a Nacional.

En la complementaria, Facundo Sava envió al campo de juego a Samudio y Galeano, buscando más intensidad en el traslado del balón y fue Braian el que logró el empate sobre los 18′ aprovechando un grueso error del arquero Héctor Espínola. Un penal tonto de Espínola, que Alfaro lo canjeó por gol, le dio el triunfo justiciero a Nacio­nal ante un equipo cerrista que perdió el alma.

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