Un día libre, un día de silencio entre los jugadores del plantel cerrista después de la derrota frente al tradicional rival en el torneo Apertura, que lo dejó sin invicto en la competencia. Pero Miguel Carrizosa, directivo de los azulgranas, habló en Versus Radio acerca de lo que dejó el partido y aseguró que “se le subestimó al rival”. Cree que “un baño de humildad nos viene bien en este momento, la idea es que nos haga más grande a todos, ver las cosas que hay que corregir para más adelante, porque creo que no se jugó como veníamos haciéndolo, es mejor que pase ahora y no en los momentos finales del campeonato”, sostuvo en la charla.
Como lo dijo el técnico Francisco Arce llegarán partidos más difíciles. “Todos los equipos van a querer sacar lo lindo del juego de Cerro, Olimpia nos sorprendió en los primeros diez minutos cuando llegó el gol y nos obligó a plantear el partido de otra manera”, añadió. El plantel azulgrana tuvo libre ayer, donde la Reserva ganó 2 a 0 y reanuda las actividades esta mañana en la Ollita para preparar el partido frente a Resistencia del sábado en el Defensores del Chaco.
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Antigua tradición que sigue vigente: bañarse en el río, arroyo o naciente antes de la salida del sol
Como cada Viernes Santo, centenares de personas se congregaron a los causes hídricos, incluso en las nacientes en la madrugada para cumplir con una antigua tradición: bañarse en sus aguas antes de la salida del sol.
En la ribera del río Paraguay, en Mariano Roque Alonso, mucha gente madrugó para cumplir este rito. Este acto, cargado de simbolismo espiritual, se mantiene vivo generación tras generación y forma parte del calendario cultural y religioso de muchas familias paraguayas.
Según los fieles, el baño en el río antes del amanecer tiene un significado purificador. Algunos lo asocian con la limpieza del alma y la renovación de la fe, mientras que otros lo practican como una costumbre heredada de sus abuelos, que mezcla elementos del catolicismo popular con creencias ancestrales.
Las oraciones al borde del agua, el silencio respetuoso y el murmullo del río crean un ambiente místico que marca el inicio de un día sagrado para el pueblo cristiano.
Cementerios llenos de memoria y oración
Más tarde, ya con el sol en alto, otro ritual se repite en los distintos cementerios de la ciudad. Familias enteras llegan para visitar las tumbas de sus seres queridos, limpiar nichos, dejar flores y rezar por el descanso de las almas.
El Viernes Santo se convierte así en un momento no solo de reflexión religiosa sobre la pasión y muerte de Cristo, sino también de reencuentro con la memoria familiar. La jornada, cargada de recogimiento, invita a detener el ritmo acelerado de la vida diaria para honrar a los que ya no están.
Una mezcla de fe, costumbre y comunidad
Tanto el baño ritual en el río como las visitas al camposanto son expresiones vivas de una religiosidad popular profunda y sentida, que combina el respeto por las tradiciones, el valor de la familia y una conexión íntima con lo espiritual.
A pesar de los cambios en la sociedad, estas prácticas se mantienen firmes, recordando que en Paraguay, la fe y la cultura caminan de la mano, especialmente en fechas tan significativas como la Semana Santa.
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Advierten que pasar mucho tiempo en el baño revisando el celular puede ser perjudicial
Es una nueva costumbre ir hasta el baño con el teléfono celular y pasar varios minutos, incluso horas, sentados viendo las redes sociales, pero médicos afirman que este hobby puede ser perjudicial para la salud. Recomiendan no llevar libros o periódicos porque tienen el mismo efecto, además, por una cuestión de higiene, ya que las bacterias permanecen igual tras lavarse las manos.
Según el coloproctólogo Rodrigo Bernard, el uso de dispositivos o libros en el baño puede atentar contra la salud de las personas, ya que suelen pasar varias horas sentadas y expuestas a los agentes contaminantes propios de un baño. Los celulares pueden contaminarse con cualquier tipo de bacterias que pueden generar un sin fin de enfermedades.
“Lo más común que suele ocurrir es que justamente, por entrar con el celular, lleve una bacteria y termine en una gastroenteritis, tener diarrea y empezar a tener fiebre. Con la publicación que hicimos de no usar los teléfonos, no entrar con libros para leer en el baño, es una cuestión también de higiene”, expresó el profesional a la 650 AM.
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Indicó que permanecer mucho tiempo sentado hace que el cuerpo se acostumbre a evacuar más lento las necesidades fisiológicas y que esto puede acarrear una serie de problemas renales, pero especialmente para el colon. “Uno de los problemas puede ser la acumulación de desechos dentro de nuestro cuerpo, que tarda más en salir, se reseca y ya empieza a haber complicaciones perianales”, confirmó.
Apuntó que un reciente artículo médico afirma que es lo mismo que no lavarse las manos si se ingresa con un objeto en el baño para hacer las necesidades. “Cada vez que una persona va a ir al baño, un reflejo tarda más en aparecer y entonces, tipo que va causando un acostumbramiento al cuerpo y cada vez hay más dificultad para evacuar, eso puede ser un riesgo”, puntualizó.
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La humildad práctica
- Por el Pastor Emilio Daniel Agüero Esgaib
Según los evangelios Jesús estaba en la eternidad al lado del Padre en humildad y fue esa humildad la que le permitió hacerse hombre y morir en la cruz (Fil 2:5-8). Durante toda su vida en la Tierra fue humilde y su humildad le llevó a morir en una cruz donde mostró su máxima mansedumbre en la cruz donde no se quejó, no maldijo, no se defendió, perdonó a sus verdugos y pidió al Padre que no le sea tomado en cuenta ese pecado. Y luego Dios lo exaltó hasta lo sumo y en esa exaltación vemos en el cielo a un cordero humilde y manso.
Cristo sigue siendo humilde aún en la exaltación. Su esencia es la humildad.
Por el contrario, sus discípulos que convivieron con él tres años mamaron de su sabiduría y ejemplo, vieron sus milagros, incluso dos de ellos lo vieron en la transfiguración, dejaron todo por seguirlo, cuando en Juan, capítulo seis, la multitud le había dejado a Cristo, ellos siguieron a su lado, estaban dispuestos a morir por él, creían en él, lo amaban, le obedecían, pero a pesar de todo eso, muy en el fondo de su ser estaba una fuerza imbatible, llena de miserias que, a pesar de todo lo que habían visto y gustado de la misma persona de Cristo, no podían vencerlo, tal vez ni siquiera se percataban de su presencia: el ego, el orgullo.
Juan y su hermano Santiago anhelaban estar a la derecha y la izquierda de Cristo cuando venga a su reino. Había celos entre ellos de quién sería el mayor. Pedro no quiso ser lavado sus pies por Jesús a quien Jesús le dijo: “si no te dejas lavar (o sea, si no eres humilde) no tienes parte conmigo”. El mismo Pedro se jactó de su valentía desmeritando a sus compañeros diciendo: “Aunque todos te abandonen, yo no”. Se juzgaban entre sí, competían. Jesús hizo que se sentaran en la misma mesa a comer un publicano (como Mateo que recaudaba impuestos para Roma, extorsionando a sus compatriotas) junto a un zelote y revolucionario hebreo llamado Simón que odiaba a Roma y a todo lo que estuviera aliado al Imperio. A un incrédulo y pesimista Tomás, a un jactancioso Pedro, a un codicioso Judas, a los “hijos de ira” Santiago y Juan que pidieron eliminar toda una ciudad mandando fuego solo porque no quisieron darle albergue por una noche. Ese era el ambiente íntimo que nuestro Señor vivía el día a día.
Así, hoy hay muchos maestros bíblicos, pastores, evangelistas, líderes espirituales con mucho carisma, dones, grandes ministerios que han entregado su vida a Cristo, han dejado todo para seguirles, saben la Biblia y la enseñan, pero a la hora de la verdad, en su día a día se ve que carecen totalmente de humildad y ni siquiera se dan cuenta.
Hay orgullo espiritual (soy el más ungido, todos tienen que seguirme, soy el hombre de Dios, soy padre de multitudes, no toques el manto del ungido), orgullo intelectual (soy el mejor teólogo, el que más sabe, el mejor apologeta), orgullo ministerial (mi iglesia es la más grande, si dejas esta iglesia estas bajo maldición), orgullo carnal (tengo más recursos económicos, soy el más carismático, el más elocuente, el que tiene más seguidores). Sin dudas todos estos hombres y mujeres estarían de acuerdo con que la humildad es una de las virtudes más elevadas, pero la más difícil de conseguir.
¿Cómo podemos tener un corazón manso y humilde? Jesús se humilló hasta la muerte, el creador de los cielos y la tierra muere en una cruz desnudo, golpeado, humillado y desamparado para que podamos entender la gravedad del pecado del orgullo y el ego.
La muerte de Cristo destruyó el poder del pecado y del diablo y efectuó una redención eterna. Nos falta comprender la cruz, nos falta una revelación de ella, Gálatas 2:20 nos dice: " Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí…”.
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La humildad, ¿cómo es Cristo y cómo son los hombres?
Hoy miraremos la humildad desde el carácter de Cristo para que desde nuestro interior, no desde el esfuerzo humano, sino desde el espíritu, adquiramos esta virtud espiritual.
“...Y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, eres digno de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas , y por tu voluntad existen y fueron creadas”, Apocalipsis 11:36.
“Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén”, Romanos 11:36. Dios creó el universo para su gloria y para hacer partícipes a sus criaturas de su gloria y amor. Él las creó y Él la sostiene, si dejará de hacerlo todo desaparecería en un instante.
Cuando Él crea a sus criaturas (ángeles, el ser humano, los animales y todo ser vivo) no le dio nada que ellos puedan poseer por su misma, ni siquiera su propia vida, nadie es dueño de nada, ni de su propia vida, todo proviene de Dios, Él da y Él quita. Por lo tanto, nuestra dependencia hacia Él debe de ser total. Nuestras acciones, pensamientos, sentimientos, relaciones, trabajo, espiritualidad, familia, todo debe de estar en una absoluta dependencia y obediencia hacia él.
Con el mismo poder que Dios creó al mundo, con ese mismo poder lo sostiene, por lo tanto, la humildad del hombre consiste en depender entera y totalmente de Él. El primer deber y la más alta virtud de una criatura es depender de su Creador, esto no se logra sin humildad y la raíz de todas las virtudes cristianas está en depender totalmente de nuestro Creador.
Por el contrario en el orgullo humano, en la soberbia de creer que se puede vivir sin Dios, e incluso ese orgullo llega a tal extremo que no solo no se depende de Dios, sino que se niega su propia existencia. La falta de dependencia de Dios es la raíz de toda maldad, pecado y dolor, aún cuando esta maldad se disfraza de falsa piedad, o sea, se puede ser religioso y ser una persona absolutamente independiente de Dios.
Es por eso que cuando los ángeles se revelaron y cuando el hombre sucumbió a la tentación de “ser como Dios” (Genesis 3) fueron echados inmediatamente de su presencia. La independencia de Dios, o sea, el orgullo, es el camino al infierno.
“... Se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte…”, Filipenses 2:8.
“Se hizo obediente…”. Acá Jesús nos muestra el camino a la salvación, a la recuperación de esa humildad perdida, la dependencia hacia Dios y en esa humildad su muerte tuvo valor, su muerte nos reconcilió con Dios. Esta humildad es nuestra salvación, y está salvación es nuestra humildad.
El resultado de esto debería de ser que todos los redimidos deberían de llevar el sello de la humildad que es la dependencia de Dios y el alejamiento del pecado para ser restaurado al estado original de una relación directa de la criatura con su Creador en todas dependencia y armonía.
Dios nos hizo seres pensantes, razonables, es por eso que cuanto más sepamos y comprendamos quién es Dios más fácil será obedecerle. Jeremías 9:23, 24 dice: “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico en sus riquezas (sabiduría humana, poder y dinero son las cosas en las que el hombre caído se gloria y jacta). Más alábese en esto el que se hubiera de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago Misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” y Jesús oro diciendo en Juan 17:3: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Es por eso que las personas que invierten tiempo en estudiar la Biblia y orar tienen más firmeza, convicción y victoria espiritual que los que no.