POR MARTÍN VILLAGRA, periodista, martin.villagra@gruponacion.com.py
El merecimiento es relativo en el fútbol. Quizás Nacional recibió castigo excesivo de parte del Sportivo Luqueño, que tuvo el mérito de pelearlo en el final, creyendo que podía conseguir algo más que el empate, que se encaminaba en medio de un trámite equilibrado. Eso sí, Luqueño encontró soluciones en el banco. Rodrigo Castro entró para marcar el tanto del triunfo, además, Aldo Parra y Nazareno Bazán le dieron movilidad a la ofensiva.
En el primer tiempo, Luqueño comenzó despierto y agresivo. Walter Ortiz recibió una excelente habilitación de Enrique Borja y el primero marcó el tanto de un zurdazo esquinado. El local generó otras aproximaciones, como la llegada profunda de Rodolfo Gamarra, quien fue apurado en el achique del golero de Nacional Santiago Rojas y no definió.
Un penal “tonto” le cobraron a Blas Díaz, quien dejó escapar un manotazo, quedó en evidencia y el juez principal no dudó. Falta en el área, además Édgar Zaracho exageró más el impacto. Leonardo Villagra se encargó del remate desde el punto penal.
El segundo tiempo fue parejo, peleado, aunque muy impreciso. Hubo largos pasajes, en lo que el trámite se tornó aburrido. Mientras Nacional tardó para mover su banco, Luqueño apostó a modificaciones ofensivas, ya el entrenador mandó al campo a Rodrigo Castro, Aldo Parra y Nazareno Bazán.
El argentino Rodrigo Castro, antes de cumplirse el tiempo reglamentario, recibió una excelente habilitación y de cara al arco puso el segundo tanto. Para que todo Luqueño lo festeje ruidosamente, pues se valora un resultado altamente necesario para calmar las aguas, en medio de tantas necesidades.