San Pablo, Brasil. AFP.
Cada vez más cómodo en la punta del premundial sudamericano, aunque lejos del ‘jogo bonito’, Brasil camina firme al Mundial de Qatar 2022. Ni siquiera una semana de rayos y centellas fuera del campo atajó a la Seleçao de Tite ante un combativo Ecuador.
Una denuncia contra Neymar por agresión sexual, la sorpresiva designación de Brasil como sede de la Copa América, molestias de los jugadores con el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, un señalamiento contra el mandamás de la entidad por acoso moral y sexual, y rumores sobre la continuidad de Tite.
Con tamaña lista de revelaciones, ocurridas en ocho días, habría sido lógico que cualquier equipo tropezara en la cancha. Pero no los pentacampeones del mundo, que el viernes en Porto Alegre, contra el duro Ecuador, al que vencieron 2-0, demostraron tremenda capacidad de aislamiento.
“Mis adversidades son muy pequeñas con relación a la de una serie de personas que tal vez enfrenten problemas de salud, de alimentación”, dijo Tite, citando al ex presidente estadounidense Barack Obama. “Mis problemas son más sencillos. ¿Presiones? Normales. Vamos a trabajar”, agregó tras el partido.
El astro del PSG cerró con una sonrisa la semana, convulsionada para él desde el 27 de mayo por una denuncia de una empleada de la firma Nike por una supuesta agresión sexual, que el ’10′ niega.
CONTINUIDAD DE TITE
La seguidilla de 22 partidos sin perder da cuenta de la superioridad de la Canarinha en Sudamérica. El último revés en el clasificatorio fue el 8 de octubre del 2015 contra Chile (2-0) en Santiago, bajo la dirección técnica de Dunga.
Tite asumió el mando en junio del 2016 tras la decepcionante Copa América Centenario en Estados Unidos. Desde su aterrizaje, la Canarinha llegó a cuartos de final en Rusia 2018, ganó la Copa América de Brasil 2019 y no pierde en el premundial.
Ha dirigido 53 partidos, con un saldo de 39 victorias, 10 empates y cuatro derrotas, para un rendimiento del 79%, uno de los mayores del mundo.
Pese al respaldo de los números, su continuidad empezó a ser puesta en entredicho, según medios locales, en medio de un supuesto enfrentamiento entre los jugadores y el presidente de la CBF, Rogerio Caboclo.