• POR IRENEO ACOSTA ROMERO

Olimpia disputó su partido ante el Deportivo Táchira como si fuera una gran final, goleó y clasificó de manera épica a los octavos de la Copa Libertadores anoche en su estadio de Para Uno.

Necesitaba cuatro goles para hacerlo sin problemas, pero el rival hizo dos y tenían que lle­gar a los seis. El Decano cum­plió y con creces, porque hizo su mejor partido en el semes­tre. Hizo sufrir a sus seguido­res de manera inesperada en varios compromisos tanto en el torneo local y en la Copa.

Afortunadamente, su estirpe copera salió a relucir, con­troló el juego y pudo lle­gar a los goles que le hacían falta. Richard Ortiz abrió la cuenta con un cabezazo, aumentó Hugo Quintana con una soberbia definición. Los nervios afloraron en el equipo venezolano en el com­plemento, porque Derlis Gon­zález, de penal, anotó el ter­cer gol. Poco después Trejo descontó y volvía a necesi­tar dos goles el Franjeado. La solución llegó por medio de Isidro Pitta, quien marcó un doblete en pocos minu­tos y pasó al frente. Apareció Angarita y obligó a meter otro gol al local. Así como abrió el marcador de la noche, la cerró Richard Ortiz, quien convir­tió el gol de la clasificación.

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Su pase a octavos fue tras una noche brillante en todo sentido, pese a la expulsión de Otálvaro, que no impidió el festejo de todos por alcan­zar el éxito tan esperado. Fue una histórica clasificación, por los goles anotados, por el partido que hizo, pero, sobre todo, porque se hizo respetar de local. Olimpia demostró su grandeza y enseñó que así se juega en Copa cuando las exi­gencias imperan.

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