POR MARTÍN VILLAGRA

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Intenso, peleado y gran nivel futbolístico. Gua­raní y Cerro Porteño cerraron a toda máquina la segunda fecha del torneo Clausura. Dos buenos goles, además de claros concep­tos técnicos y tácticos que expusieron ambos equipos dieron vida al espectáculo. Cada equipo tuvo sus buenas chances y mejores momen­tos. Y si no pudieron ganar, es mejor retirarse con un punto en el haber.

Cerro Porteño causó des­equilibrio por el lado derecho y hasta la media hora de juego estuvo bastante preciso. El gol de Ángel Cardozo fue la culminación de una gran acción trabajada con parti­cipación de Federico Carrizo y Enzo Giménez para el pase calcado y la definición.

En el mano a mano, Guaraní fue imponiendo su mayor fuerza, partiendo desde el medio, donde siempre empuja Rodrigo Fernán­dez. Cecilio Domínguez, de un inicio impreciso, se fue asentando y Bautista Mer­lini desequilibró con su velocidad.

El cierre se dio con un equipo de Cerro Porteño aguan­tando. Había perdido a sus laterales por lesión. Santiago Arzamendia fue sustituido y Alberto Espínola caminó la cancha, porque ya no había cambios.

Guaraní insistió mucho por los costados con Rodney Redes y Bautista Merlini. Raúl Bobadilla hizo el tra­bajo de fuerza por el medio. Cerro tuvo una sociedad interesante por la derecha, donde Enzo Giménez se mostró constantemente para desbordar, muy aso­ciado con Alberto Espínola, cuando este último estaba 100%. Federico Carrizo hizo un gran partido el tiempo que estuvo, hizo cosas diferentes.

Cecilio Domínguez marcó otro golazo, esta vez para Guaraní. Falta del defen­sor cerrista Juan Patiño. Tiro libre al borde del área. Cecilio no dio ni un paso y colocó al palo más lejano del arquero. Era el empate, pedazo de gol con todos los ingredientes. Nadie mereció perder, el empate los frena. Tiene un sabor a mayor justi­cia tras un partidazo con alta calificación que hicieron los protagonistas.

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