POR MARTÍN VILLAGRA

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Fuera de la polémica generada en la pre­via, era el partido por la punta y se perdió. Boca Juniors sigue en “positivo” y Libertad en “negativo”. El xeneize llegaba sin ritmo de competencia, con un equipo cuyos integrantes habían dado positivo al covid-19, además de las bajas obliga­das. Libertad no estuvo a tono. Atorado, no tuvo ideas claras, fue demasiado flojo para pretender más.

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Boca golpeó pronto. En el ini­cio del partido, Eduardo Sal­vio, figura del partido, marcó el tanto para los visitantes. Mala salida en defensa, que no perdonó el rival. Tévez, Marioni y el mismo Salvio tuvieron otras oportunida­des para ampliar. Si no fuese por el arquero Martín Silva, Libertad lo iba a pasar peor. Sus tapadas evitaron otras conquistas.

Sin conexiones, Libertad casi no rompió líneas a lo largo del partido. Llegó por el azar con un tiro libre de Óscar “Tacuara” Cardozo, además del intento con mediachilena de Sebastián Ferreira. Poco para incomodar a un Boca Juniors, más metido en el partido, bien plantado en el fondo, dueño de las accio­nes en el medio y pícaro para contragolpear. Sus ofensivas no abrumaron, pero había sensación de gran peligro en cada intento.

Los cambios que introdujo el técnico Ramón Díaz para la segunda etapa aportaron empuje, pero sin orden. Por si faltaba algo para completar la mala noche, Antonio Bareiro se excedió y terminó expulsado cerca del final. La paternidad de Boca sobre Libertad se extiende, ya que el equipo paraguayo no ha podido salir airoso ante el rival de anoche en el histo­rial. El final fue duro, pero justificado por lo que desa­rrollaron uno y otro equipo. El segundo gol de Salvio, quien ganó el fondo a Matías Espinoza tras pase de Car­dona, fue el broche de oro para los boquenses.

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