Lima, Perú. AFP.
El seleccionador de Perú, el argentino Ricardo Gareca, pidió el viernes a los hinchas peruanos que sigan los partidos del torneo local desde casa una vez que se reanude el fútbol, que fue suspendido por segunda vez a causa de la pandemia.
“¿Quieres que vuelva el fútbol? Alienta a tu equipo desde tu casa. Cuando sales a la calle no solo le haces daño a tu equipo, sino también al fútbol peruano”, dijo Gareca en un video divulgado por la Federación Peruana de Fútbol (FPF).
Debido a aglomeraciones de hinchas afuera del Estadio Nacional de Lima, el gobierno peruano suspendió el torneo local hace una semana, apenas jugado el primer partido tras reanudarse el fútbol, sin público, luego de una paralización de cinco meses por la pandemia.
“Sé responsable. Pensá. La pelota está en tu cancha. Está en tus manos que vuelva al fútbol, está en tus manos que se mantenga”, indicó el ‘Tigre’, quien dirige a Perú desde marzo de 2015.
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De viejas y viejos en plenitud. Edadistas, abstenerse
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
El edadismo es una patología social que da cuenta de quienes victimizan y discriminan por edad sin observar la condición humana ni respetar la dignidad infinita de cada persona.
La semana que viene –el domingo– finalizará el Mundial de Clubes de la FIFA (Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol). Habrá terminado también esta suerte de ensayo general de otro campeonato “mundial”, el de selecciones nacionales, que durante el 2026 se desarrollará en México, Canadá y Estados Unidos.
Es preciso, entonces, para las entidades organizadoras, capacitar a quienes tendrán la responsabilidad de aportar sus conocimientos para que ese evento cuatrienal –deportivo y cultural– sea estupendo y, finalmente, un meganegocio brillante.
También es preciso capacitar a los públicos que –por qué no decirlo– tienen prácticas sociales diferentes para consumo y disfrute de ese tipo de espectáculos. No es sencillo, por cierto. El encuentro en el que se definirá el campeón se realizará en el Metlife Stadium de Nueva Jersey, a las cinco de la tarde de la hora del este.
Los múltiples ecosistemas comunicacionales –con medios tradicionales o no– también son parte de tales aprendizajes que se realizan sobre la marcha. Las narrativas –en línea con lo dicho– también serán diferentes ante tanta diversidad. Con esos objetivos obvios entre tantos otros que solo conocen unos pocos, desde el 14 de junio último –cuando el Inter de Miami y el Al-Ahly empataron sin goles en el Hard Rock Stadium de Miami Gardens– 32 formaciones constituidas con destacados deportistas disputaron y disputan sin descanso, aunque algunos, por los avatares de las competencias, ya volvieron a casa porque sus formaciones quedaron en el camino.
DATOS, METADATOS Y CURIOSIDADES
Entre los 230 futbolistas de alta competencia que se enfrentan en cada disputa, 80 de ellos tienen 22 años; 77, más de 21; 69 superan los 25 y 64 son mayores de 29. En este último grupo se encuentran Lionel Messi (38), Luis Suárez (38), Sergio Busquets (36) y Jordi Alba (36). Seguramente, ese cuarteto bien podría devenir en quinteto si añadiéramos a Cristiano Ronaldo (40), que no participa de la copa en juego, pero claramente son gigantes profesionales de altísima competencia con máxima visibilidad –entre aficionados y quienes no lo son– desde poco más de un par de décadas.
Sin embargo, no son pocas ni pocos aquellos que no dudan en llamarlos viejos y criticarlos por ello, dado que “ya no juegan como antes”. Para muestra alcanza con un botón. Apenas un año atrás, el periodista Dylan Hernandez (36), en el diario Los Angeles Times, enlazó apenas once palabras para decir de sus contemporáneos futbolistas que “Messi es viejo. Luis Suárez está viejo. Sergio Busquets está viejo”. Pese a ese parecer, su mirada crítica fue benevolente con Jordi. “El único miembro del (ex) cuarteto de Barcelona que no parecía estar jugando con el depósito de gasolina vacío fue Alba, el lateral izquierdo de 34 años que corría de un lado a otro de la banda como si fuera 10 años menor que él”.
Bordeó el edadismo, esa patología social que da cuenta de quienes victimizan y discriminan por edad sin observar la condición humana ni respetar la dignidad infinita de cada persona. “Es preciso comprender y comprehender que desde el mismísimo momento en que se abandona la vida intrauterina comienza el envejecimiento, también llamado senescencia”, decía el bien querido Helvio “Poroto” Botana, uno de mis maestros de vida que me indujo al periodismo. “Es inevitable”, advertía.
Hay quienes, pese a ello, se animan a explicar que la vejez comienza en torno de los 60 años. Eufemistas, muchas y muchos, nos dicen que somos parte de la llamada tercera edad, mientras que otros nos señalan como “adultos mayores”. En China, no son pocas las y los periodistas con los que compartimos 15 años de trabajo en la agencia de noticias Xinhua que me apodan lǎo . Veterano. Confieso que me divierte. Y, cuando los tiempos dan tiempo para la reflexión, me sorprendo y asombro de ser tan viejo como lo era don Ricardo, nuestro querido viejo. ¡Y que mis hijos me llamen amorosamente “viejo” como llamábamos a mi viejo!
ESPERANZA DE VIDA
Allá por 1951 –cuando nací, en Buenos Aires, Argentina, unos 1.250 kilómetros al sur de mi querida Asunción, un viernes 12 de enero, tal vez, cerca de las cuatro de la tarde– médicos, médicas y expertos en estadísticas explicaban que la esperanza de vida era de 65 años. Especificaban también que ese dato era “un promedio” (¿cuándo no lo es el resultado de un trabajo estadístico?) porque los estudios de entonces precisaban que las mujeres llegaban hasta los 68 y los hombres hasta los 63.
Esperanza de vida… Curiosa expresión. Aunque –ahora que lo pienso, en esta noche de viernes arropado por la silenciosa paz de la nocturnidad, muy cerca de los leños crepitantes, sentado en mi exclusiva silla mecedora– la esperanza era de ellos y ellas, productores de estadísticas. Sonreí.
Afuera, en las calles desiertas los termómetros marcan -6°. La ola polar pega con la fuerza. Veintisiete mil doscientos cuatro días pasaron desde entonces hasta este domingo. La luz encandiló mis ojos por primera vez hace ya seiscientos cincuenta y dos mil ochocientas noventa y seis horas. La curiosidad me llama.
DeepSeek –la IA (inteligencia artificial) china de código abierto– me dice que las niñas y niños que nazcan este domingo, siempre según los estudios de aquellas y aquellos que todo lo miden– en promedio vivirán 77,5 años. La vida se prolonga. “¡Ahora vivimos más y mejor!”, escuchamos una y otra vez. ¿Será tan así? No puedo con el oficio. Siempre me emergen preguntas. Nunca respuestas. Esas solo aseguran tenerlas los que se dedican a la política o a las creencias. Pensamientos y recuerdos vuelan por sobre mí. Descubro que no tienen techo.
PLENITUD
No son pocos los viejos y viejas que aparecen y desaparecen luego de entrecerrar mis ojos. Ringo Starr (84), Paul MacCartney (83), Mick Jagger (81), Keith Richards (81), Ronnie Woods (78), Bill Wyman (88), Mick Avory (81), Ricky Fenson (80), Palito Ortega (84), Yoko Ono (92), Raúl Lavié (87), Amelita Baltar (84), Arnaldo André (82), Joan Manuel Serrat (82), Joaquín Sabina (76), Pedro Almodóvar (76) y millones más de anónimos que –como como ellos, ellas, Lionel, Luis, Sergio y Jordi– no son viejos ni viejas, sino que están en otra etapa de sus vidas y en plenitud.
¿Qué es lo que no se entiende? “Este día no significa mucho para mí… Cuando cumplí un año, seguramente mi madre (Leonor Acevedo Suárez) celebró. Aquellos doce meses eran toda mi vida. Hoy, usted me pregunta qué significa cumplir 85… Debo decirle que… muy poco. Se trata solo la 85ava parte de mi vida”, me dijo Jorge Luis Borges, el gran maestro, durante una entrevista para la tele.
Era el 24 de agosto de 1984. Después de aquella respuesta que –palabras más palabra menos– recibí en silencio y, lo aseguro, sin comprender, me reuní con él socialmente unas pocas veces más para compartir momentos simples, sencillos, graciosos (el viejo maestro era un fino humorista). Profundos, inolvidables. Sé que algo –no mucho– conocí a Borges y que me aceptó como tertuliano.
Algunas veces dialogábamos en el tan mítico como histórico café La Biela, frente al mismísimo cementerio de la Recoleta, hacia donde don Jorge miraba sin ver con sus manos apoyadas en descanso sobre el cayado de su bastón. Siempre inconsulto, Ricardo, el calvo mesero, servía un café ristretto y un té en hebras. Yo iba por el primero. Con las campanas de la iglesia Nuestra Señora del Pilar, ubicada allí, a unos 200 metros, donde los jesuitas la construyeron en el 1732, sabía que eran las seis de la tarde. “Hora del Ángelus…”, recordaba que decía su madre. También era el momento de desandar el camino. Lentamente lo acompañaba. Caminábamos primero unos pocos pasos hacia el Paseo de Chabuca Granda y –desde allí– hasta el 994 de la calle Maipú, donde vivía en el sexto piso.
TIEMPO DE DICHA
“La vejez (tal es el nombre que los otros le dan) / puede ser el tiempo de nuestra dicha. / El animal ha muerto o casi ha muerto. / Quedan el hombre y su alma. / Vivo entre formas luminosas y vagas / que no son aún la tiniebla…”, dije una tarde en su presencia. ¿El tiempo de la dicha? “Sí, Cicerón estaba equivocado cuando escribió, en ‘Senectute’, que ‘la vejez es la peor edad del hombre’”, respondió.
Guardé silencio. Recordé, mientras andábamos, que aquel poema –“Elogio de la sombra”–, que Borges escribió en 1969, concluía con cuatro sencillas palabras: “Pronto sabré quién soy”. Casi finalizaba agosto de 1985. Nos despedimos con un afectuoso apretón de manos. En el fin de aquel año marchó a Suiza, donde también viviera cuando quinceañero entre 1914 y 1919. No regresó. Su noche eterna transcurre – desde el 14 de junio de 1986– en el cementerio de los Reyes, Ginebra. Allí fue inhumada toda su vida, aunque sobrevive en sus obras y legado.
Desde su ausencia comprendí que Borges, cuando aquel último paseo, me indujo a reflexionar sobre el paso de los años. Sobre el envejecimiento. En la senectud. Inusual, tal vez, a los 35. Cuando don Jorge nació, la esperanza de vida en la Argentina la medicina la estimaba en torno de los 40 años. Borges partió cuando le faltaban pocos días para cumplir 87.
A quienes inevitablemente alguna vez lo consultamos sobre la muerte, con ironía solía responder que “no” podía imaginar, “siendo tan viejo, que pudiera conocer algo nuevo”. Sospecho que su encuentro con la Parca hubo de ser “para alquilar balcones”. Especular sobre el paso de la vida a la muerte o… a la otra vida, para quienes creen en que la hay en un posible más allá, desde siempre es un tema atrapante. Envejecer, también. Aunque en ambas situaciones es común que se vean esos temas como propios de las otredades.
MATUSALÉN
¿Qué es lo viejo? ¿Qué es ser viejo? ¿Quién es viejo? Aunque casi es una expresión caída por derribo, hasta no mucho tiempo atrás ser señalada o señalado como “más viejo que Matusalén” socialmente determinaba y no positivamente. Así llamado, el hijo de Enoc, el padre de Lamec y, también, el abuelo de Noé –el constructor del arca antediluviana– en el libro del Génesis, al parecer, nació en el Antiguo Oriente Próximo en el 3074 y murió en el 2015 antes de nuestra era. No es un error. No. Según esos textos sagrados para cristianos, judíos y musulmanes, vivió 969 años. Existen aún quienes lo señalan como “el hombre más longevo de la historia”. ¿Habrá sido así? ¿Será así o solo será una relevante y muy respetable cuestión de dogma o fe? ¿Será acaso metafórico?
PENUMBRA
Vuelvo a Borges y a su “Elogio de la sombra” que fragmentariamente recuerdo… “Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas; / Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar; / el tiempo ha sido mi Demócrito. / Esta penumbra es lenta y no duele; / fluye por un manso declive / y se parece a la eternidad. / (…) Mis amigos no tienen cara, / las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años, / las esquinas pueden ser otras, / no hay letras en las páginas de los libros. / Todo esto debería atemorizarme, / pero es una dulzura, (…) pronto sabré quién soy”.
Sospecho que Borges sentía que aquel del 85 era parte de su último viaje. Tal vez, sus ojos que no veían se miraban en aquel Hamlet que, atormentado –como William Shakespeare lo creó– sostiene que “la conciencia, así, hace a todos los cobardes y, así, el natural color de la resolución; se desvanece en tenues sombras…”.
El relato de los tiempos produce sentido. Lionel, Luis, Sergio y Jordi no son viejos. Diego Bernardini, médico que recorre una y otra vez la aldea global para explicar de qué se trata la “nueva longevidad”, suele comentar que “en la adolescencia, te preguntas qué quieres ser de mayor; a los 40 años, miras qué has hecho con tu vida; cuando ya has cumplido con los demás, te planteas qué quieres hacer con el tiempo que te queda”.
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Auckland City hizo historia
El modesto equipo semiprofesional de Nueva Zelanda recibió 17 goles, marcó una vez y se embolsó una cantidad de dólares en premios que supera ampliamente su presupuesto anual.
- Fotos Mundial de Clubes
El modesto Auckland City, club semiprofesional de Nueva Zelanda, tuvo un premio de 3,58 millones de dólares solo por participar del Mundial de Clubes 2025 en los Estados Unidos, cifra a la que agregó otro millón de dólares por el empate (1-1) ante el famoso Boca Juniors de la Argentina.
El dinero cambió la historia del club y de sus jugadores, al punto que se generó un conflicto. No hay claridad sobre cómo se va a repartir el efectivo entre jugadores, cuerpo técnico y dirigencia. Un litigio con la Federación de Fútbol de Nueva Zelanda debe determinar quién administra y cómo se distribuye el dinero.
No ganaron, le encajaron 17 goles y se eliminaron en primera ronda, pero quién les quita lo bailado.
El equipo más humilde del torneo fue integrado por futbolistas que trabajan de albañiles, peluqueros o profesores. Casi todos pidieron permiso en sus trabajos para representar al país en el millonario torneo organizado por la FIFA en suelo norteamericano.
Fueron vapuleados en sus primeros dos partidos, en el tercero hicieron pasar vergüenza a Boca Juniors con un empate 1-1. Además del premio económico, recogieron el reconocimiento mundial. Algunos jugadores ganan 90 dólares semanales. El Mundial de Clubes premió el esfuerzo y la entrega. La campaña nunca será olvidada en Nueva Zelanda.
Profesor goleador
Un protagonista que ganó notoriedad fue Christian Gray, defensor central y profesor de educación física de un colegio de Auckland. Marcó a grandes estrellas del fútbol como el británico Harry Kane y el uruguayo Edinson Cavani. Su despliegue fue notable con el agregado de anotarle el gol de cabeza a Boca Juniors. Fue recibido como héroe por sus alumnos y colegas profesores a su retorno.
Vuelta a la realidad
El plantel volvió a la realidad en Nueva Zelanda. Esos jugadores semiprofesionales retomaron sus trabajos tras retirarse del Mundial de Clubes “como campeones”. Enseñaron que no todo es dinero en el fútbol, incluso es motivo de divisiones. Auckland City no triunfó en el campo, pero se llevó el respeto de aficionados que aman el fútbol.
“Fue surrealista, pero ahora tengo que poner las notas a mis alumnos. Lo más duro es tener que entrenar después de un día largo de trabajo. Todos en el Auckland tienen oficios”.
EL PLANTEL Y SUS OCUPACIONES
Jordan Vale – Defensor – Profesor de escuela.
Christian Gray – Defensor – Profesor de escuela.
Regont Murati – Defensor – Empleado de logística.
Adam Mitchell – Defensor – Agente inmobiliario.
Alfie Rogers – Defensor – Representante de ventas en una refresquera.
Joe Lee – Mediocampista – Servicio al cliente en telefonía.
Dylan Manickum – Mediocampista – Asistente de ingeniero de obra.
Mario Ilich – Mediocampista – Jefe de ventas en una refresquera.
Ryan De Vries – Delantero – Chapista.
Angus Kilkolly – Delantero – Encargado de una fábrica de herramientas.
El zaguero Adam Mitchell dejó su puesto como agente inmobiliario (basado en comisiones), usando días libres para competir en la justa.
Conor Tracey, arquero titular, rota los fines de semana su ocupación en un almacén farmacéutico veterinario con prácticas nocturnas.
LA CAMPAÑA
Auckland City 0-10 Bayern Munich.
Stadium de Cincinnati, Ohio.
Auckland City 0-6 Benfica.
Exploria Stadium de Florida.
Auckland City 1-1 Boca Juniors.
Geodis Park de Nashville, Tennessee.
Gol: Christian Thomas Gray (AC).
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Familia vivió momentos de terror porque muralla cayó sobre su casa
Una familia vivió momentos de terror tras el derrumbe de una muralla sobre su casa en el barrio Roberto L. Pettit de Asunción. La vivienda sufrió cuantiosos daños, pero afortunadamente no se registraron heridos.
Helia Román, propietaria del inmueble, contó que fueron sus mascotas las que alertaron sobre el peligro con sus ladridos y gracias a los perros todos los integrantes de la familia pudieron ponerse a salvo, rápidamente.
“Estamos bien, pero no esperábamos que nos pasara esto, pero pasó. Y sí, nuestro perro ladraba y ladraba, me levanté para ver y al mirar he visto que ya se venía encima y le grité a ellos, corrimos todos y salimos afuera, gracias a Dios nos salvamos todos”, dijo a C9N.
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La mujer lamentó que su familia perdió la casa donde residía, ya que toda la estructura se vino abajo por el peso de la muralla que se derrumbó.
Contó que su marido le alertó que el perro estaba muy inquieto y cuando salió a mirar, ya se encontró con el derrumbe.
“Yo me levanté a los dos de la madrugada aproximadamente. Qué te pasa Polo le dije y al mirar de costado he visto que la muralla ya venía encima y empecé a gritar que salgan afuera”, siguió relatando.
Helia dijo que pasó el susto más grande su vida cuando vio que a su hija le apretó parte del escombro, aunque por fortuna pudo salvarse de una tragedia.
“Gracias a Dios que salió bien otra vez, porque a ella le apretó, hasta la mitad de su pieza entró el muro que cayó”, expresó.
Inclusive la vivienda del vecino corre el riesgo de desmoronarse sobre la casa siniestrada, porque también colapsó el muro que lo sostenía y protegía del avance del agua.
Helia se quejó de la precariedad con la que fue levantada la muralla de su vecino que con las intensas lluvias registradas en las últimas horas cedió y causó el perjuicio a su familia.
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El limeño Maido, mejor restaurante del mundo
El restaurante limeño Maido, emblema de la fusión de cocina japonesa y peruana, es el mejor del mundo en 2025, según anunció la lista 50 Best, de la revista británica Restaurant. Maido fue fundado hace 16 años por el chef Mitsuharu “Micha” Tsumura. En segundo lugar, por segundo año, quedó el español Asador Etxebarri, situado en Vizcaya, en el país vasco.
El Asador Etxebarri y Maido fueron elegidos respectivamente mejores restaurantes europeo y sudamericano, según los expertos de 50 Best, que agrupa a poco más de un millar de críticos, cocineros y miembros del sector de restauración y hostelería en el mundo entero. Considerada la lista rival de la reputada marca francesa Michelin, 50 Best contiene una amplia representación iberoamericana este año: de los diez mejores establecimientos, cuatro provienen de América Latina y dos de España.
En el número diez está el asador Don Julio de Buenos Aires, en el noveno puesto, Kjolle, otro restaurante limeño dirigido por Pia León. Diverxo, un restaurante madrileño del conocido chef Dabiz Muñoz, se coloca en cuarto lugar, mientras que Quintonil, del chef Jorge Vallejo, en México, se lleva el tercer puesto. El somelier del Asador Etxebarri, Mohamed Benabdallah, fue elegido el mejor especialista del año, mientras que el premio al mejor pastelero se lo llevó el francés Maxime Frédéric, de los restaurantes Cheval Blanc Paris y Plénitude,
HACER FELIZ
“Este premio no es solamente un sueño. Mi sueño es hacer a la gente feliz. Y creo que la gastronomía, la comida, la hospitalidad (...) pueden resolver la mayoría de problemas que creemos irresolubles”, declaró el chef de Maido al recoger el premio en la velada de 50 Best, celebrada en Turín (Italia). “En estos momentos en que tenemos nuestras diferencias, creo fervorosamente que la industria gastronómica es un ejemplo de todo lo que podemos conseguir juntos”, clamó Mitsuharu “Micha” Tsumura, rodeado de su equipo.
Nacido en Lima, pero de orígenes japoneses, Tsumura estudió en Estados Unidos y tras graduarse viajó a Osaka para estudiar la cocina de sus ancestros. Al volver a Perú ejerció como chef en el hotel Sheraton, para luego abrir en 2009 Maido, “la referencia incuestionable de la cocina Nikkei (de fusión)”, en palabras de 50 Best.