Casi medio siglo atrás, en 1971, la selección juvenil paraguaya marcaba un hito inigualable para la categoría al alcanzar el título de forma invicta, en Asunción. Aquel jueves 25 de marzo, en Sajonia, Paraguay, empataba con Uruguay 1-1 y se proclamaba monarca del V Campeonato Juventud de América.

Por Luis Irala

Ante un estadio de Sajonia repleto de aficionados, la selección compatriota, capitaneada por el inolvi­dable Carlos “Lobo” Diarte, saltó al campo de juego para enfrentar en la final a Uru­guay, con la ventaja de que el empate le daba el cetro, aten­diendo que en la fase semi­final había obtenido mejor diferencia de goles.

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Todo el partido se caracte­rizó por los ataques para­guayos, pero una y otra vez chocaban con las manos sal­vadoras del arquero Garate. El partido se complicó con el gol charrúa, cuando pro­mediaba el segundo tiempo y a partir de ese momento la Albirroja dejó de lado el toque por abajo, para sustituir por el pelotazo y el centrazo sobre el área rival. Tantos fueron los centros que uno de ellos tuvo efecto positivo, cuando faltaba un minuto para el pitazo final.

Un tiro por elevación desde la derecha, del recién ingresado Pedro “Peíto” Rodríguez, fue rechazado a medias por el golero uruguayo tras arreme­tida de Diarte. El rebote fue a parar a los pies de Roberto Cino, quien disparó pifiado, con tanta fortuna que el balón pasó entre varias piernas para incrustarse en el rincón del arco uruguayo, ante el delirio de la afición deportiva que aún se encontraba presente, ya que muchos ya se habían reti­rado creyendo que la derrota era inevitable.

La entonces Liga Paraguaya de Fútbol organizaba por segunda vez un torneo Juven­tud de América, como se lo llamaba antiguamente a los actuales torneos de seleccio­nes Sub 20. El primero fue en 1967, que tuvo como escenario el estadio de Sajonia y tam­bién el de Para Uno. En aquella ocasión el título se le escapó increíblemente a nuestra selección. En el partido final ante Argentina teniendo todo para ganar, apenas se consi­guió un empate de 2-2 y el título se perdió a través del lanzamiento de una moneda. El objetivo era no repetir los mismos errores y alcanzar por primera vez el cetro.

El proceso que terminaría con la conquista del único título de campeón a nivel Sub 20 empezó en diciembre de 1970, con una reunión de delegados de todas las categorías nuclea­das a la Liga para determinar por votación en quién recae­ría la elección de director téc­nico de nuestro combinado. El elegido fue Sinforiano García, por amplia mayoría. De los 20 votos, trece favorecieron al entrenador de las forma­tivas del Ciclón, cinco a Mar­cial Barrios (Olimpia) y dos a Justo Pastor Leiva (Libertad). En la función de preparador físico fue nominado Eduardo López Morán.

INICIO DEL SUEÑO Y PRIMER LLAMADO

Sin pérdida de tiempo, el miércoles 16 de diciembre del 70 arrancaba el operativo en la Dirección General de Recluta­miento y Movilización, con el llamado y posterior concentra­ción de 25 jugadores.

Los primeros convocados fueron:

Arqueros: Ángel Cibils (Libertad), José de la Cruz Benítez (Olimpia), Édgar Queiroz (Guaraní) y Virgilio Jiménez (Resis­tencia). Defensores: Víctor Guillén, Pedro Medina y Roberto Alder (Libertad), Pablo González (Guaraní), Ladislao Meza (Cerro Porteño), Zacarías Lezcano (Sol de América), Secundino Aifuch (12 de Octubre de Villa Aurelia) y Eudoro Eleno Ríos (Olimpia).

Mediocampistas: Juan Ángel Jara Mello e Isidro Aguayo (Cerro Porteño), Tito Ramón Correa y Miguel Ángel Torres (Olimpia), Carlos Rodas y Rubén Jiménez (Libertad) y Marco Antonio Sarubbi Jara (Sol de América).

Delanteros: Emigdio dos Santos (Libertad), Raúl Suárez, Félix Fermín Marín y Orlando Soto (Cerro Porteño), Tomás Gamarra (Olimpia) y Jorge Giangreco (River Plate). Solo ocho de estos primeros 25 convocados integraron la lista final para el suda­mericano.

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