• Por Luis Irala, periodista, lairala@click.com.py 

Aquel día, en Liniers, la Albirroja y la Roja chilena disputaron el tercer partido definitorio y a los paraguayos les alcanzaba el empate para dar la vuelta olímpica, por conservar mejor diferencia de goles en los dos cotejos definitorios. En Asunción, en la ida, la Albirroja le había goleado a Chile por 3-0 y en la revancha, disputada en Santiago, el combinado guaraní cayó por 1-0.

El inicio de la preparación del seleccionado, que sería campeón de América, fue casi en silencio. A principios de abril fue nombrado entrenador Luis Magín Gómez y se llamó a un combinado con miras a un amistoso ante Brasil. Los preparativos tuvieron muchos inconvenientes y en cada práctica se notaban ausencias masivas de jugadores, especialmente los de Olimpia y Sol de América, que estaban afectados a la Copa Libertadores.

El jueves 17 de mayo fue el enfrentamiento ante los verdeamarillos en el estadio Maracaná. La derrota de 6-0 fue tan contundente que al regreso a Asunción el combinado fue disuelto y Magín Gómez fue defenestrado del cargo. Hubo algunas situaciones inverosímiles ocurridas en el trayecto como el nombramiento de Salvador Breglia para técnico del combinado mayor y su nueva desvinculación una semana después por su designación a la selección juvenil que disputaría el Mundial de la categoría en Rusia.

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El plantel campeón compuesto por los bravos hombres con sangre guaraní.

EL DT GANADOR

Para recomenzar la empresa, se nombró como nuevo estratega a Ranulfo Miranda, quien arrancó su trabajo en la última semana de junio, realizándose una nueva convocatoria de jugadores. Paraguay estaba incluido en el grupo 3 del Sudamericano junto a Ecuador y Uruguay. Previo a esos encuentros, la selección realizó tres amistosos contra Bolivia. Se perdió en La Paz (3-1); igualaron en Cochabamba (1-1) y ganaron en Asunción (2-0). El inicio del Sudamericano estaba a la vuelta de la esquina.

En aquel entonces, la Confederación Sudamericana organizaba tres grupos de tres países, con partidos de ida y vuelta entre cada selección y el mejor de cada llave clasificaba a la fase semifinal, donde ingresaba el campeón del torneo anterior. En ese caso fue Perú, que se había consagrado en el Sudamericano de 1975.

El estreno fue el miércoles 29 de agosto ante Ecuador, en la altura de Quito, y se aprovechó el envión que traía Olimpia luego de adjudicarse la Copa Libertadores y el onceno compatriota fue conformado nada menos que con ocho jugadores franjeados. Fue triunfo por 2-1, con tantos de Alicio Solalinde de tiro libre y de Hugo Talavera.

La revancha ante los ecuatorianos y los dos partidos ante los uruguayos para completar el grupo clasificatorio se tuvieron que jugar sin los jugadores decanos, quienes andaban muy ocupados por los compromisos oficiales contraídos como el viaje a México para jugar ante el América por la Copa Interamericana (encuentro que fue anulado luego) y su cotejo en Suecia contra el Malmö, por la ida de la Copa Intercontinental.

En Asunción la Albirroja venció 2-0 a Ecuador con anotaciones de Eugenio Morel y Juvencio Osorio, y empató sorpresivamente frente a Uruguay 0-0 en el Defensores del Chaco complicándose la clasificación. En el último partido de aquel grupo 3, jugado el miércoles 26 de setiembre, Paraguay consiguió, en el estadio Centenario, un heroico empate de 2-2 ante la selección charrúa que le sirvió para acceder a la etapa semifinal de la competencia. El liberteño Eugenio Morel fue el autor de los dos tantos tras dura batalla en el mítico escenario uruguayo. Morel se consagraría como uno de los goleadores del torneo al sumar cuatro goles.

ELIMINÓ A BRASIL

En los otros grupos clasificaron Chile, en el uno, y Brasil, en el dos, y en la etapa semifinal se sumó Perú, el último monarca. En la etapa prefinal a Paraguay le tocó de rival Brasil, la selección a la que nadie quería enfrentar. Y la otra llave estuvo conformada por peruanos y chilenos. De ahí saldrían los finalistas.

En aquel entonces, eliminar a Brasil era casi imposible y más aún teniendo en cuenta que el panorama en el entorno del seleccionado era desalentador por las reiteradas ausencias de los jugadores a las prácticas y más que nada por la desorganización imperante entre directivos de aquella época.

En el primer cotejo semifinal, disputado el miércoles 24 de octubre, en un estadio Defensores del Chaco repleto, el seleccionado paraguayo consiguió un triunfo memorable de 2-1 sobre los brasileños, con tantos de Hugo Talavera y otro de Eugenio Morel, que fue de antología tras una espectacular chilena que quedó en la mente y el corazón de los que asistieron esa gloriosa noche. El partido de revancha fue jugado una semana después, el 31 de octubre, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. La Albirroja consiguió, como en Montevideo, otro sensacional empate de 2-2, con tantos de Milciades Morel y Romerito, que le sirvió para arribar a la final del torneo. En la otra llave, Chile eliminó a Perú y la final se jugaría entre paraguayos y transandinos.

LA HAZAÑA

En el primer duelo final, los nacionales vencieron por 3-0 el 28 de noviembre en el Defensores del Chaco, con dos anotaciones de Julio César Romero y otro del “Tanque” Milciades Morel, y en la vuelta venció Chile por 1-0 y hubo que recurrir a la finalísima.

En medio de innumerables problemas se llegó al martes 11 de diciembre de 1979 para afrontar el partido definitorio en cancha de Vélez Sarsfield. Luego de más de 120 minutos de intensa lucha, sumados los 90 minutos reglamentarios, más los 30 de alargue, se gestó la hazaña albirroja con el empate de 0-0 que otorgó el cetro de campeón.

“CORTAR LA CABEZA” DEL CAPITÁN

Antes del primer partido final y también de la finalísima hubo un planteamiento económico de parte del plantel que era cobrar premios atrasados y un aumento de la bolsa a repartir en caso de campeonar, que solo sirvió para “cortar la cabeza” del capitán Hugo Talavera, quien fue tildado de cabecilla. Luego hubo un parte médico que justificaba la ausencia del “Tala” por “lesión”, pero sin fundamento.

Así, en un ambiente nada propicio y sin Talavera, la plantilla albirroja viajó a Buenos Aires para afrontar el partido decisivo contra el conjunto transandino. Para poder destrabar la crisis, los jugadores decidieron jugar “gratis” la finalísima. Cosas de la época, muy lejana a los tiempos actuales. Al final, mediante la gestión de algunos directivos como Osvaldo Domínguez Dibb y Pedro Engel, el plantel cobró 16.000.000 de guaraníes por la obtención del título. Muy poca plata teniendo en cuenta que la plantilla campeona estuvo compuesta de 32 jugadores.

CURIOSIDADES

Eugenio Morel, junto al chileno Jorge Peredo, fueron los máximos artilleros del sudamericano de 1979, con 4 goles cada uno.

Juan Bautista Torales fue el único jugador de aquella selección que disputó los 9 partidos a tiempo completo, sumando 810 minutos en la cancha.

El combinado paraguayo utilizó 32 jugadores en el 79. Ninguna selección campeona empleó esa cantidad en las otras 45 ediciones de la Copa América.

Alicio Solalinde, Arecio Colmán, Osvaldo Aquino, Juvencio Osorio y Luis Torres son los únicos 5 jugadores en el historial del fútbol paraguayo que además del título del 79, también lograron un título en juveniles. Fue en el torneo Juventud de América, jugado en Paraguay, en 1971.

Juan Espínola también fue campeón de un evento juvenil, pero como director técnico. En el 2004 condujo al combinado Sub 16, en el torneo realizado en Paraguay.

Carlos Kiese y Alicio Solalinde fueron los únicos campeones del 79, que luego dirigieron a una selección mayor. Kiese comandó a la Albirroja en la Copa América de 1991 y Solalinde en la Copa América de 1993 y parte de las eliminatorias del mismo año.

Una obra de antología de Eugenio Morel, quien con una espectacular chilena se eternizó en la mente y el corazón de los paraguayos.

LOS NÚMEROS SELECCIÓN PARAGUAYA

9 partidos

4 ganó

4 empató

1 perdió

12 puntos

13 goles marcó

7 tantos recibió

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