El festejo del gol de Néstor Camacho fue un grito de ali­vio para Olimpia. Por segundo partido conse­cutivo el equipo de Daniel Garnero no encontró los caminos claros para lasti­mar al rival, se fue ence­rrando mientras corrían los minutos y se llenó de nervios y ansiedad dejando de lado el fútbol que lo caracteriza.

La primera parte fue muy pareja. Santaní se plantó y tuvo la capacidad de jugarle de igual a igual a un equipo franjeado que no pudo des­plegar su habitual fútbol ante la falta de confianza para mover el balón que le daba el estado del terreno de juego.

En este lapso, los locales tuvieron sus oportunida­des, pero no pudieron con­cretar. Rodríguez y Oviedo fueron los puntos altos del equipo santaniano. En la complementaria, el trámite fue diferente. El Franjeado adelantó líneas y el local se replegó espe­rando salir de contra y así se desarrollaron más de 45 minutos.

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Los contragolpes de Santaní eran mucho más peli­grosos que los intentos desesperados de Olimpia, que incluso tuvo un penal y no lo pudo aprovechar.

Pero el enésimo centro que cayó al área del local lo encontró a Camacho que ni siquiera tuvo que saltar para asestar el cabezazo salvador, el que pone alivio en el puntero del campeonato y man­tiene su ventaja en la cima de la tabla. ­

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