- POR ÓSCAR GÓMEZ
Después de lo expuesto por la selección paraguaya en Japón ante el combinado local, solo nos queda pensar que peor no se puede estar, que lo de ayer es el fondo. La Albirroja volvió a decepcionar, a lo que se le agregó una triste imagen en un partido que realmente fue un suplicio ante tanta superioridad de los nipones.
La realidad del fútbol paraguayo a nivel de selecciones es la que nos mostró ayer Japón. El equipo de Eduardo Berizzo fue superado en todo: velocidad, juego, contundencia y hasta en fuerza, algo impensado e increíble. Y una premisa constante se mantiene: a la Albirroja le cuesta horrores tener que proponer juego, así como contra Qatar en la Copa América e incluso los amistosos previos ante Honduras y Guatemala. Hasta ahora lo más rescatable de la era Berizzo son aquellas demostraciones de entrega y carácter ante Argentina y Brasil.
Juntar a jugadores de buen pie no garantiza la creación de situaciones de peligro a través del juego. La falta de confianza con la pelota es evidente y demuestra cuánto le cuesta a la Albirroja mover el balón para crear espacios y atacarlos, aunque es cierto que esto se puede ganar con trabajo e insistencia. Pero los errores cometidos a partir del intento desencadenan en un equipo con grandes distancias entre mediocampo y defensa, por ende con malos movimientos defensivos y obviamente con la pérdida de confianza a la hora de tener la pelota.
Las improvisaciones del DT tampoco ayudan. Teniendo en la lista a Blas Riveros e incluso Júnior Alonso, Berizzo prefirió alistar en el lateral izquierdo a Iván Piris y solo él tiene la respuesta a esto.
Esperando que a partir de aquí solo haya mejoras, la Albirroja enfrenta el próximo martes a Jordania en el segundo amistoso de esta fecha FIFA. El equipo asiático viene de derrotar a China-Taipéi en las Eliminatorias de Asia rumbo a Qatar 2022.