“La Copa es dis­tinta a todos los torneos. El compromiso lo tenemos nosotros. No es fácil estar entre los ocho mejores de esta competencia. Corre­gimos algunas cosas en el segundo tiempo, el nervio­sismo por ejemplo. La gente tuvo mucho que ver. Siem­pre hay cosas para mejorar. Les quito responsabilidades a mis jugadores, lo que pasó antes no importa y nosotros escribimos nuestra historia”, apuntó el técnico cerrista Miguel Ángel Russo.

Durante la charla se emo­cionó y agradeció a la gente de Lanús, que le hizo recor­dar que ayer fue el aniversa­rio de su debut como entre­nador y recordó a Carlos Salvador Bilardo y Eduardo Luján Manera, dejando echar algunas lágrimas.

Aseguró Russo que “la actitud el equipo la tiene. El segundo tiempo pensó y se tranquilizó. Es mérito de ellos y de la gente que empujó. Si hay algo bueno del VAR es que aclara todo al árbitro. Hay que aprender a jugar con el VAR. No es sim­ple. Hay que aprender y segui­remos creciendo”.

En este etapa “se achica el margen de error. No podés dejar ir un tiempo, eso puede ser fatal. A medida que se va subiendo, la pirámide es más chiquita y te podés caer”, indicó en otro momento de la conferencia.

“MEJORES SENSACIONES”

“Las sensaciones son las mejores. No era fácil, pero lo dimos vuelta gracias al equipo. El momento que estoy pasando es gracias al equipo, me dan mucha con­fianza y espero seguir así”, señaló a su vez Óscar Ruiz, el hombre que cambió el sem­blante del equipo.

LOS MELLIZOS

Los hermanos Óscar y Ángel Romero están listos para acoplarse al plantel del San Lorenzo de Almagro desde la próxima semana.

El primero se liberó ayer de su equipo en China y el segundo hace semanas que entrena en un gimnasio en la capi­tal. Serán los últimos en aco­plarse al equipo eliminado de la Libertadores para los tor­neos locales argentinos.

Miguel Ángel Russo.

DESTROZOS EN LA OLLA

Un bochornoso espectáculo dieron los hinchas de San Lorenzo de Almagro apos­tados en el sector visitante. Destrozaron gran parte del sector de Plateas Pettengill.

Muchas sillas fueron arranca­das y arrojadas hacia el campo de juego en medio de la rabia por la derrota y eliminación en Asunción a manos de Cerro Porteño. La Policía intervino tarde en un intento fallido por contener a la enardecida turba del equipo visitante.

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