- POR ÓSCAR GÓMEZ
- Periodista
- oscargomez@gruponacion.com.py
Hay maneras y maneras de intentar lastimar al rival en un partido de fútbol. Los centros al área son un camino muy importante, pero abusar de estos cuando evidentemente no dan los resultados esperados expone poca capacidad creativa de un equipo en función de ataque.
Y el equipo que expuso ayer esto fue Cerro Porteño. El propio Miguel Ángel Russo aseguró que sus dirigidos abusaron de los centros, especialmente en el primer tiempo. El Azulgrana nunca centralizó un ataque. Luis Fariña no lo hizo mientras estuvo en cancha y el resto no lo intentó. Es cierto, el empate de Nelson Haedo llegó tras un centro de Espínola desde la derecha, pero gran parte del trabajo fue del delantero azulgrana que corrió al espacio y anticipó a Wilson Quiñónez, quien tuvo quizá su único error del partido en esa jugada.
Pero enfrente tenía a un equipo que sabía lo que quería y que lo hacía de gran manera. Sergio Orteman utilizó a “Mingo” Salcedo en el primer tiempo como el volante más retrasado para que Orué y Benítez tengan un poco más de libertad a la hora de la recuperar el balón.
Rápido, cuando todos todavía se estaban acomodando, San Lorenzo metió la primera contra del partido en la que Alejandro Toledo se vistió de aguantador y asistidor para que Derlis Mereles castigue con un zurdazo.
En la complementaria, Orteman sacó a Salcedo y retrasó a Benítez. Otazú pasó a jugar por el centro y ganó mayor protagonismo. La poca creatividad para lastimar, Cerro Porteño pagó con las lagunas defensivas que permitieron los goles del rival. Una gran jugada en la zona izquierda, donde se juntaron Balbuena, Cáceres y Otazú, acabó con el centro de este último para que Benítez se pierda de la marca rival y anote con el arco a su disposición.
El Santo se convirtió en la piedra en el zapato de Cerro este año. Ya van dos victorias del Rayadito y un empate. Puede que el San Lorenzo de Argentina no haya podido de local ante el Ciclón, pero este Santo sí.