Imperdible el testimonio del goleador liberteño, Adrián Martínez, quien comentó a la 970 AM su historia de vida antes de llegar a ser un verdadero ídolo de la afición liberteña.

“Comencé a jugar casi a los 23 años, me costó un poco en el club donde arranqué. Luego me dieron la posibilidad y empecé a anotar goles, pasé a otra entidad, donde me fue bastante bien. Siempre me gustó el fútbol, pero estaba trabajando como recolector de basura desde los 18 años. Tuve un accidente en la mano y quedé sin trabajo, eso fue a los 21 años más o menos. Pasé un año sin poder trabajar. Aparte estuve preso cerca de siete meses y al salir, un amigo me dijo para probar en un club y como en ese tiempo no podía hacer otra cosa porque no podía mover mucho la mano (por el accidente), arranqué la pretemporada y poco a poco me fui acomodando”, señaló “Maravilla” Martínez.

El club donde se inicio a nivel profesional fue Defensores Unidos de Zárate (Argentina): “Jugamos ahí con Martín Giménez, él primero vino a Sol y luego yo”, agregó el liberteño.

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Un episodio oscuro lo marcó para encontrar la luz en su vida. “En el penal (donde estuvo preso), comencé a conocer a Dios e hizo un gran cambio en mi vida. Me ha ayudó mucho en lo espiritual. Me aferré mucho a él (Dios) junto con mi familia. Sabía que Dios tenía un propósito en mi vida, porque me pasó de todo y dije no puede ser. Fue ahí que le pedí a Dios que me dé la oportunidad de jugar a la pelota. Al salir libre de culpa, sin cargo, no hice ningún reclamo a los que me hicieron daño, sólo pedí a Dios poder jugar y fue así que se fueron abriendo puertas hasta llegar donde estoy ahora”, relató el futbolista.

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