Olimpia volvió a tener varios puntos altos en el segundo semestre y clasificarlos descartando a algunos sería injusto, teniendo en cuenta la magnitud de lo conseguido. Pero no hay dudas de que la columna vertebral del once de Garnero, que casi siempre estuvo y equilibró el resto del equipo, es la que se expone en este texto.

Arrancando por el arco, Alfredo Aguilar estuvo en todos los partidos jugados por el Decano en el Clausura y fue cambiado en una sola ocasión, por una molestia. Sus atajadas fueron clave en varios tramos de la competencia y una vez más, como ya ocurrió en el primer torneo del año, transmitió seguridad desde el fondo.

En la defensa es imposible no destacar la labor de Sergio Otálvaro. Si bien el lateral derecho tuvo mayor protagonismo con sus corridas e incursiones en ataque, no es menos cierto que también contribuyó en zona defensiva.

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Mientras que en el mediocampo, Richard Ortiz fue el más importante recuperando y generando. Acompañado de Richard Sánchez, equilibró el equipo entre defensa y ataque.

Por su parte, Roque Santa Cruz fue el estandarte del plantel en ataque. Goleador del plantel y participando de casi todos los partidos, demostró la importancia que tiene en sus compañeros y en el funcionamiento futbolístico del Franjeado.

No se puede dejar de mencionar a William Mendieta, quien con sus goles garantizó varios triunfos, además de Jorge Ortega, quien se convirtió en el dueño de los goles importantes del Decano.

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