• Por Martín Villagra
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Hablar de La Nueva Olla, es igual a cuarenta mil metros cuadrados cubiertos de una gran obra. Una de las construcciones civiles de mayor envergadura de los últimos años de Asunción y el país. El Arquitecto Alfredo Angulo es el "cerebro" que diseñó y pulió detalladamente el gran estadio, cuya histórica inauguración será el próximo sábado 19 de agosto. Angulo contó a La Nación lo que ello representa para su carrera profesional. Cerrista hasta la "maceta", no olvida su época de hincha. Su abuelo y su tío fueron presidentes de Cerro Porteño. Soñaba con una Olla más grande, hoy es una realidad, además trabaja de lleno para el club de sus amores, una cuestión que para él no tiene precio.

¿Profesionalmente qué significa para usted ser el principal responsable de La Nueva Olla?

-La verdad, que a nivel profesional es un hito único en mi carrera como Arquitecto. Si bien no es el primer edificio grande que hago, es el más emblemático, por el hecho que soy cerrista de nacimiento y de familia.

-¿Su cerrismo de dónde viene?

-De familia. Mi abuelo Nicolás Angulo fue presidente de Cerro Porteño entre los años 1942 y 1943. Tío Pochó, primo hermano de papá, también fue presidente entre los años 1972 y 1974.

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-¿Qué recuerda a Don Gerónimo Angulo Gastón (falleció en el año 2001), su tío Pochó?

-Fue aquel recordado dirigente y ex presidente de Cerro Porteño, una Leyenda de aquella época dorada de los años setenta. Fue uno de los artífices del último tricampeonato de la historia de Cerro Porteño (1972,1973, 1974).

¿Cómo fue su primera época de hincha?

-La verdad que yo fui desde muy pequeñito con un tío (Negri), hermano de papá. Íbamos siempre a la cancha. Estábamos hacia el sector norte, por ahí andábamos. Siempre con el puebloite. Nunca íbamos a preferencias, ni nada por el estilo.

-¿Tiene algún recuerdo de la vieja Olla?

-Creo que pasé momentos lindos en esos partidos cuando llegamos a las semifinales (Copa Libertadores 2011). Esa Olla explotaba. Hace poco, yo soñaba y decía "que bien va a venir una Olla más grande. Como necesita Paraguay un estadio más grande". Y ese sueño se fue cumpliendo de a poco.

-¿Cómo se dio su llegada al club?

-Un amigo Juan Plate (Juancho), a quien quiero muchísimo, vio unos trabajos que hice en otros estadios. No es el primer estadio que proyecto. Me preguntó de qué club era: "Cerro Porteño che amigo, de nacimiento, de cuna, de raíz", le dije. Me invitó a una reunión. A partir de ahí, comenzamos a trabajar.

-¿En qué otros estadios trabajó?

-Hice el proyecto de Caaguazú hace casi seis años, pero quedó trunco. Se construyó la primera bandeja. Caaguazú está hoy en la Intermedia. El otro estadio en el que trabajé es el de la Liga Encarnacena de fútbol, que ahora está construyendo la Entidad Binacional Yacyretá.

-¿Se puede decir que la Olla es la obra civil más grande de los últimos años?

-Creo que sí, a nivel de arquitectura sobre todo. Primero que no se construye un estadio todos los días. Segundo, que es una obra demasiado emblemática. Construir el estadio del club más popular del país es lo máximo. Tenés la suerte de poder proyectar y dirigir la obra. Organizar todo esto por el club de tus amores es un sueño increíble hecho realidad dentro de tu profesión.

-¿Recuerda algunas anécdotas desde el inicio?

-Anécdotas hay miles. Todos los días acá ocurre algo agradable y desagradable. Siempre la administración de una obra, donde manejamos niveles socioeconómicos y culturales muy diferentes, se hace muy complicado.

-¿Qué puede decir del papel de los hinchas que fueron contratados?

-Siempre fue la cereza de la torta. El proyecto de los hinchas fue un pedido de la Fundación Cerro Porteño. Como una necesidad de incorporarlos cuando estaban pasando un momento difícil.

-¿A qué circunstancias, específicamente, se refiere?

-Coincidió con el momento que se había suspendido a los cuidacoches y limpiavidrios en las calles, vía ordenanzas. Muchos se quedaron sin trabajo. No sabían hacer absolutamente nada. Esa es la verdad.

-¿Cómo fue la incursión?

-Meterles en una obra fue complicado. Esos chicos no sabían hacer nada. No tenían disciplina laboral. Estaban acostumbrados a una vida irresponsable, muchos no tenían casas.

-¿Tan dura fue esa tarea?

-Tuvimos que organizarles unas camas con tablas de encofrado bajo las gradas. Me acuerdo que con bolsas sobrantes de cemento armamos unos colchoncitos. De a poco, ellos fueron integrándose. Realmente fue un trabajo muy duro.

-¿Cómo cambió su día a día a partir de hacerse cargo de la Olla?

-Mi rutina comienza muy temprano, sobre todo en este último período cuando se resolvió que la inauguración sea el 19 de agosto. A partir de ahí, comienza un vértigo laboral realmente, que va desde las 5:00 hasta las 22:00 o 23:00. Ó hasta que me caiga desplomado.

-¿Al despertar, cuál es su primera tarea?

-A las 4:30 comienzo a ordenar un poco las ideas. Veo las prioridades. Hay muchísimas obras de diseño. Uno tiene que tratar de crear. Porque venís a la obra, hay un montón de problemas y se va la inspiración en ese momento. Hay que buscar equilibrio en un espacio de creatividad.

-¿Su familia cómo sobrellevó todo eso?

-Mi familia me ayudó muchísimo y doy gracias por eso. Estoy feliz y fielmente casado. Soy muy feliz en mi matrimonio. Tengo tres hijos maravillosos.

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