- Por David Sánchez, desde Berlín (Alemania), X: @tegustamuchoelc (*).
Febrero de 2025 trajo a Berlín un manto de nieve y un frío cortante, pero también la efervescencia de la Berlinale, el festival de cine que transforma la ciudad en un crisol de arte y cultura. Con temperaturas bajo cero y calles resbaladizas por el hielo, la capital alemana se convierte en un desafío para los visitantes.
Sin embargo, este invierno glacial no apagó el espíritu berlinés: desde santuarios balineses hasta óperas vibrantes, instalaciones futuristas y museos que despiertan el asombro, Berlín ofrece refugios cálidos y experiencias impactantes, muchos de ellos fáciles de encontrar con la web VisitBerlin, vinculada al ayuntamiento de Berlín. Aquí, un recorrido por seis destinos imprescindibles que brillaron durante la Berlinale, demostrando que el frío no detiene la magia.
Lea más: En Rusia, tras las huellas de José A. Flores y la guarania
1. Vabali Spa: el vapor místico que desafía la nieve
A 500 metros de la estación central, el Vabali Spa (10 saunas, 3 baños de vapor, 4 piscinas) sorprendió con su jardín nevado. Caminar en albornoz entre copos, con el hielo crujiendo bajo los pies y el vapor de las piscinas climatizadas alzándose como un velo místico, fue sobrecogedor. Las 12 salas de descanso, con camas de agua y chimeneas, ofrecieron una calma profunda, realzada por los gongs de un “viaje sonoro”.
De 9 de la mañana hasta las 12 de la noche uno puede disfrutar de la calma y las sesiones organizadas de unos 15 minutos, que ocurren constantemente dentro de las saunas, dirigidas por monitores expertos en relajación.
2. Le nozze di Figaro: un torbellino de pasión bajo la nieve
La Staatsoper Unter den Linden acogió la función creada por Mozart de Le nozze di Figaro que dejó al público sin aliento. La producción de Jürgen Flimm trasladó la ópera a una villa veraniega, un contraste irónico con la nieve que cubría Berlín afuera, haciendo que este “día loco” de Mozart resonara aún más en un invierno gélido. Salir al frío con la obertura aun zumbando en la mente fue un recordatorio de cómo el arte calienta el alma.
El edificio de la ópera fue devastado por bombardeos en 1941 y 1945 durante la Segunda Guerra Mundial, reconstruyéndose bajo Hitler en 1942 y tras la guerra en 1955 como Deutsche Staatsoper en Berlín Este. Aislada por el Muro de Berlín desde 1961, mantuvo su prestigio en la RDA con directores como Otmar Suitner, pese a la opresión soviética. Tras la reunificación de 1990, recuperó su nombre y esplendor, reabriendo en 2017 tras una renovación, formando con la Deutsche Oper y la Komische Oper un trío operístico único en Europa, reflejo de la historia dividida y unida de Berlín.
3. Dark Matter: una danza de luz que perfora la oscuridad
En un rincón industrial de Lichtenberg, Dark Matter ofreció un escape futurista durante la Berlinale. Lo más sobrecogedor fue Grid, una escultura colosal de luz y movimiento que flotaba sobre los visitantes como una nave alienígena, mutando entre un tapiz etéreo y una nube crepitante. El sonido 3D de Holoplot, sincronizado con las 169 esferas negras de Inverse que danzaban como pájaros en un cielo oscuro, creó una experiencia sinestésica que hizo temblar el suelo helado bajo los pies. Mientras afuera el viento cortaba como cuchillos, dentro de este laboratorio de Christopher Bauder, las proyecciones de Liquid Sky transformaron la oscuridad en un cielo líquido infinito, un refugio cálido y meditativo que desafió el invierno con su innovación.
Lea también: Paraguay impulsa integración turística con Argentina
4. Lulu Guldsmeden Hotel: un refugio verde en el caos del festival
En pleno auge de la Berlinale, el Lulu Guldsmeden Hotel en Potsdamer Straße se convirtió en un santuario ecológico. Lo más sorprendente fue descubrir un columpio colgando del techo en una suite, un detalle que rompía con la sobriedad del invierno berlinés y evocaba una infancia perdida. Las paredes de madera certificada FSC y las lámparas colgantes crearon una calidez que contrastaba con la nieve que azotaba las ventanas, mientras el restaurante Lu Liba sirvió un wok orgánico tan reconfortante como un abrazo. Nick Zilinski, el gerente, compartió su “DNA verde” con una pasión que dejó huella: en un evento de alto impacto como la Berlinale, este hotel demostró que la sostenibilidad puede ser lujosa y acogedora.
5. Pergamon Panorama: un altar que resucita bajo el hielo
Frente al Bode-Museum, el Pergamon Panorama emergió como un portal al pasado durante la Berlinale. Lo más impactante fue el panorama de 360° de Yadegar Asisi: al entrar, la terraza del Altar de Pérgamo cobró vida con estatuas de mármol de mujeres en túnicas sofisticadas, iluminadas por una luz cambiante que simulaba el sol mediterráneo y la luna sobre Bergama. El rugido lejano de la ciudad helenística resonó en los sentidos, un eco de 129 d.C. que hizo olvidar el frío berlinés. Las proyecciones y los relieves rescatados por Carl Humann en 1878, expuestos con una precisión casi mágica, transformaron este edificio temporal en un refugio cálido donde la historia desafió el invierno.
6. This Will Not End Well: la crudeza de Nan Goldin en un pueblo de emociones
En la Neue Nationalgalerie, la retrospectiva “This Will Not End Well” de Nan Goldin, del 23 de noviembre de 2024 al 6 de abril de 2025, fue un golpe al corazón durante la visita a Berlín. Lo más impactante fue Memory Lost: un viaje claustrofóbico por la abstinencia de drogas, proyectado en un edificio diseñado por Hala Wardé, donde las imágenes de rostros desencajados y el sonido opresivo envolvieron a los visitantes como una tormenta interior. Frente a la nieve que azotaba las ventanas, The Ballad of Sexual Dependency desplegó fiestas salvajes y autorretratos brutales, como Nan One Month After Being Battered, que cortaron el aliento con su ternura cruda. En un Berlín helado, esta exposición fue un refugio ardiente de emociones que desafió el frío con su verdad implacable.
Berlín invernal: un mosaico de refugios cálidos
La Berlinale de 2025 transformó Berlín en un escenario global, pero el invierno no logró apagar su brillo. El Vabali Spa ofreció un vapor místico que desafió la nieve, mientras Le nozze di Figaro calentó el alma con su genialidad mozartiana. Dark Matter iluminó la oscuridad con tecnología futurista, y el Lulu Guldsmeden envolvió a sus huéspedes en una calidez ecológica. El Pergamon Panorama resucitó un altar antiguo bajo el hielo, y la exposición de Nan Goldin golpeó con su intensidad emocional. En un Berlín helado, estos destinos demostraron que el frío puede ser un telón de fondo para experiencias ardientes e inolvidables.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.