Al igual que los seres humanos, está comprobado que los perros también sueñan y tienen pesadillas mientras duermen. Cuando se enfrentan a malos sueños en su inconsciente, pueden experimentar signos físicos como pequeños espasmos, aullidos leves o un aumento en sus latidos. Despertarlos no siempre es la mejor alternativa.
En una investigación de la Universidad de Harvard, elaborada por la experta en animales Deirdre Barrett y replicada por la prensa internacional, los canes generalmente sueñan con sus actividades diarias y comunes y tienen ciclos de sueño muy similares al del ser humano. De ahí que, sus pesadillas pueden originarse de recuerdos no tan gratos de vivencias cotidianas.
Más allá de los signos físicos o agobio que experimentan durante los malos sueños, no es bueno despertar a un animal debido a que está en medio de su descanso. Se recomienda no interrumpir su sueño, así esté alterado, y dejar que la mascota se despierte por sí sola. Al despertar a los perros durante una pesadilla, se les enseña que moverse durante el sueño es incorrecto, pese a que es una práctica normal y natural para los peluditos.
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Los perros se convirtieron en los mejores amigos del hombre y en un miembro más de las familias, por lo que es importante saber cuidarlos y entender sus necesidades básicas y comportamiento en los diferentes momentos del día a día. Por este motivo, cuidar del descanso de los canes también es fundamental.
Las horas de sueño son indispensables tanto para los seres humanos como para los perros. En los canes, un buen descanso es clave para su vitalidad y el buen funcionamiento de su sistema inmunológico, al igual que para estimular su metabolismo físico y facilitar su digestión.
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Conocé por qué las bajas temperaturas pueden ser peligrosas para el corazón
Con la llegada de las bajas temperaturas, las enfermedades cardiovasculares vuelven a estar en el centro de las alertas médicas. El invierno no solo incomoda por el frío: también puede desestabilizar la salud cardíaca, sobre todo en personas con antecedentes o factores de riesgo como hipertensión, diabetes u obesidad.
El Dr. Eduardo Caballero, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Central del IPS, explicó que el frío provoca vasoconstricción, un estrechamiento de los vasos sanguíneos que eleva la presión arterial. “Por eso muchas personas presentan hipertensión en climas fríos, incluso aquellas que no la sufren de forma habitual”, señaló.
Además, el especialista advirtió que las bajas temperaturas aceleran el ritmo del corazón. “El organismo obliga al corazón a latir más veces por minuto para mantener la temperatura corporal estable”, detalló. Ese sobreesfuerzo, sumado a la presión arterial elevada, aumenta el riesgo de eventos cardíacos.
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El invierno también cambia la composición de la sangre. La menor ingesta de líquidos, común en esta época, favorece la deshidratación, lo que la vuelve más viscosa. “La sangre más espesa facilita la formación de coágulos, elevando la probabilidad de infarto o accidente cerebrovascular (ACV)”, explicó Caballero.
A estos factores fisiológicos se suman los cambios en los hábitos diarios: más comida calórica, menos ejercicio. “En invierno solemos aumentar el consumo de frituras, grasas y carbohidratos, mientras reducimos la actividad física. Esto favorece alteraciones en la glucosa, aumento de peso y desajustes metabólicos”, advirtió el cardiólogo.
Las recomendaciones para reducir riesgos incluyen abrigarse correctamente, evitar cambios bruscos de temperatura, controlar la presión arterial con regularidad, mantenerse activo —aunque sea con ejercicios suaves dentro de casa—, vacunarse contra la gripe y el neumococo, y beber suficiente agua. Limitar la sal y las grasas también es clave para mantener el equilibrio cardiovascular.
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El médico remarcó que “los cuidados que tenemos en verano deben mantenerse también en invierno” y recordó que, ante una crisis hipertensiva, lo más importante es acudir de inmediato a un centro asistencial para recibir tratamiento oportuno.
Datos clave
- El frío puede elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, aumentando el riesgo de infarto y ACV.
- La deshidratación en invierno hace que la sangre sea más viscosa, favoreciendo la formación de coágulos.
- Abrigarse bien, hidratarse y mantener hábitos saludables son esenciales para proteger el corazón.
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“Nunca hay que dejar la comida fuera más de dos horas”, advierte nutricionista
La nutricionista de Policlínica Gipuzkoa, Eider Sánchez, ha asegurado que los alimentos “nunca” deben dejarse fuera del frigorífico durante más de dos horas, incluso si el plato ya ha sido cocinado debe guardarse en recipientes cerrados dentro del frigorífico, para prevenir intoxicaciones alimentarias.
Sánchez ha detallado que seguir estas pautas es especialmente importante en verano, cuando los casos de intoxicaciones alimentarias y gastroenteritis aumentan de forma significativa como consecuencia del calor y la humedad, que favorecen el crecimiento de bacterias y otros microorganismos en los alimentos, en mayor medida cuando no se manipulan ni conservan adecuadamente.
La nutricionista ha advertido sobre aquellos alimentos que son más sensibles al calor, como los huevos, el pescado, el marisco, las carnes, los lácteos o las mayonesas caseras. “Si no estamos seguros de que han sido bien conservados, lo más prudente es evitarlos”, ha subrayado precisando que la buena apariencia de un alimento o que no huela mal no garantiza que su consumo sea seguro.
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Además, ha insistido en la importancia de mantener una buena higiene tanto al manipular como al conservar los alimentos. “Hay que lavar bien frutas y verduras que se consumen crudas, lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos antes y después de manipular alimentos, y limpiar correctamente los utensilios y superficies”, ha explicado.
Entre sus consejos, la especialista también ha instado a prestar atención a cómo se descongelan los alimentos y hacerlo siempre dentro de la nevera, con lo que se evita la proliferación bacteriana y, además, se conservan mejor el sabor y la textura del alimento.
A la hora de salir fuera, ya sea a la playa, al monte o de picnic, ha señalado como “imprescindible” transportar los alimentos en neveras isotérmicas con acumuladores de frío y conservarlos en envases herméticos. Cuando se come en bares, chiringuitos o restaurantes, ha llamado a no bajar la guardia y comprobar que los platos estén protegidos, que no presenten bordes resecos y que el pescado o marisco expuesto tenga un buen aspecto general y ojos brillantes, ya que son indicadores clave de su frescura.
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Qué hacer ante una intoxicación alimentaria
Los síntomas de una intoxicación alimentaria pueden aparecer a las pocas horas de haber consumido el alimento en mal estado e incluyen náuseas, vómitos, diarreas o fiebre. En caso de verse afectado, Sánchez ha destacado la importancia de acudir al centro de salud para evaluar la gravedad y, si es necesario, iniciar el tratamiento adecuado.
Ante una situación de estas características, ha aconsejado evitar alimentos irritantes como el café, el té, las grasas, el alcohol o las bebidas azucaradas y gaseosas para una correcta recuperación. “Tras una intoxicación, es preferible optar por comidas suaves, cocinadas de forma limpia, que no estimulen en exceso el sistema digestivo y ayuden a rehidratar el cuerpo”, ha apuntado.
Fuente: Europa Press.
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Una mayor biodiversidad alimentaria es clave para una mejor longevidad
La biodiversidad alimentaria, entendida como la variedad de especies diferentes que forman parte de la dieta, podría jugar un papel clave en la prevención de enfermedades crónicas y una mejor longevidad, según muestra un estudio liderado por investigadores de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere i Virgili (IISPV).
El trabajo, publicado en ‘Science of the Total Environment’, ha analizado los hábitos alimentarios y los datos de salud de más de 7.200 personas mayores, con edades comprendidas entre los 60 y 80 años, con alto riesgo cardiovascular, a quienes se ha realizado un seguimiento durante una media de seis años.
A través de cuestionarios alimentarios validados y herramientas estadísticas avanzadas, el equipo investigador evaluó el número de especies distintas consumidas mediante un indicador novedoso denominado Riqueza de Especies Dietéticas (DSR), que estima el número de especies animales y vegetales diferentes consumidas en la dieta habitual. Posteriormente, el grupo de investigación evaluó el riesgo de mortalidad en función de este indicador.
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Independientemente de la calidad general de la dieta, los investigadores observaron que las personas que consumían una mayor diversidad de especies presentaban un riesgo significativamente menor de morir por cualquier causa. En concreto, por cada especie adicional consumida de forma regular, el riesgo de mortalidad general se redujo en un nueve por ciento, el de enfermedad cardiovascular en un siete por ciento y el de cáncer en un ocho por ciento.
Según la autora principal del estudio, Sangeetha Shyam, investigadora Miguel Servet del IISPV, “se demuestra que no solo es importante el tipo de alimentos que comemos, sino también el número de especies distintas que incluimos en nuestra dieta. Una alimentación más biodiversa se asocia con una mejor salud y mayor longevidad”.
El equipo investigador observó que esta asociación entre biodiversidad de la dieta y mortalidad era independiente de la calidad de la dieta consumida. Por ejemplo, no todos los participantes que tenían una buena adherencia a la dieta mediterránea consumían una dieta altamente diversa, y viceversa.
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Los autores apuntan que no se conocen muy bien los mecanismos que pueden explicar estas asociaciones. Según detallan, las dietas altamente ricas es especies animales y/o vegetales pueden contener una gama más amplia de nutrientes y compuestos beneficiosos, además de favorecer una microbiota intestinal más saludable.
Los resultados del estudio se deben a la colaboración de múltiples instituciones y personal investigador del consorcio PREDIMED. El estudio ha sido liderado por el grupo de investigación ‘Alimentació, Nutrició, Desenvolupament i Salut Mental ANUT-DSM’, reconocido por el IISPV, la URV y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
Fuente: Europa Press.
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Aconsejan estiramientos y caminar durante viajes largos para cuidar la columna
La Sociedad Española de la Columna Vertebral (GEER) ha aconsejado que se hagan pausas frecuentes durante viajes largos en coche para salir a estirar y caminar, entre otras recomendaciones básicas para cuidar la espalda y evitar dolores lumbares o cervicales durante las vacaciones de verano. La sociedad científica agrupa a médicos y cirujanos especialistas en el diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades de la columna vertebral en España.
GEER apunta varias sugerencias a tomar en cuenta antes, durante y después de los desplazamientos. Así, en la preparación del viaje, los expertos recomiendan cuidar la postura a la hora de hacer la maleta, especialmente si es grande, ya que llevará más tiempo, por lo que se debe preparar a una altura adecuada que evite una flexión de tronco excesiva. Además, han pedido evitar cargar las mochilas en un solo hombro y tirar de las maletas con una sola mano.
Justo antes de viajar, los especialistas han aconsejado realizar algunos ejercicios de movilidad previos, sobre todo las personas con antecedentes de dolor lumbar o cervical. Durante el viaje, para estas personas puede ser también beneficioso utilizar un soporte lumbar; un cojín o una toalla colocada en forma de rulo valen.
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Los expertos han hecho hincapié en la importancia de adoptar una buena postura durante los trayectos, pues si estos son largos se suele tender a ir deslizando la zona baja de la espalda hacia la parte delantera del asiento, colocándola en una posición inclinada que no es aconsejable.
Por el contrario, la posición adecuada es la de la espalda bien apoyada en el respaldo, con rodillas y caderas en ángulo recto. En esta línea, han puntualizado que la típica posición de las rodillas por encima de las caderas, con la que se asocia la comodidad, tampoco es recomendable.
Viajes en avión y tren
Si se viaja en avión o en tren y la duración del trayecto es superior a las dos horas, los especialistas han aconsejado levantarse cuando esté permitido, caminar por el pasillo, hacer rotaciones de tobillos y estiramientos suaves. Asimismo, en el asiento o de pie es conveniente realizar algunas flexiones suaves del cuello y hombros, rotación de tronco, si el espacio lo permite), estiramiento de isquiotibiales y gemelos y elevaciones de talones y puntas para activar circulación.
Asimismo, han llamado a evitar comidas muy pesadas antes o durante el viaje, algo que no solo repercute en la espalda sino en el bienestar general, pues pueden producir inflamación o molestias abdominales, que a su vez pueden alterar la postura. La hidratación también resulta clave para prevenir la rigidez muscular. En este punto, han recordado que en muchos aeropuertos ya se pueden rellenar las botellas de agua después del control de seguridad.
Al llegar al destino, lo mejor es caminar unos minutos y hacer estiramientos suaves. Las recomendaciones que se han dado para hacer las maletas sirven también para deshacer las maletas. En caso de dolor de espalda, hay que evitar quedarse tumbado mucho tiempo durante el primer día, de forma que debe priorizarse un ejercicio suave sobre el reposo absoluto.
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Precaución con las lesiones medulares
En el contexto estival, los expertos del GEER han advertido también sobre las lesiones medulares, uniéndose a las autoridades sanitarias para pedir mucha precaución al volante y también en las playas y piscinas. Como han apuntado, cada año se registran en España entre 500 y 1.000 casos nuevos de lesión medular, más frecuentes en verano y asociadas sobre todo a los accidentes de tráfico y a imprudencias en las prácticas deportivas, con una incidencia cada vez mayor en personas jóvenes.
Según los datos del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, centro de referencia nacional, el mayor número de lesiones ocurre entre las edades de 16 y 30 años. De hecho, aproximadamente el 80 por ciento de estas lesiones se dan en el grupo de 16 a 45 años de edad.
La Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia de 2022 del INE muestra que casi 150.000 personas viven con este problema en centros y residencias. Se trata de un dato que prácticamente se ha quintuplicado con respecto al de hace una década y que podría revertirse notablemente si se tiene en cuenta que muchos accidentes de tráfico y lesiones en playas y piscina son muy evitables.
Fuente: Europa Press.