Comúnmente utilizada para realzar el sabor de los alimentos, la sal puede ser la causa de numerosas enfermedades, aunque sus efectos pasen desapercibidos. Su consumo está asociado al aumento de la presión arterial y a un mayor riesgo de sufrir ataques cardiacos y diferentes formas de cáncer: conocé cómo afecta este ingrediente a la salud del organismo.

El consumo de sal tiene una connotación negativa principalmente por el papel del sodio en la presión arterial y las enfermedades cardíacas: este compuesto regula la cantidad de agua dentro de los vasos sanguíneos. Según estudios médicos, cuanto más sodio hay en la sangre, más agua atrae hacia los vasos sanguíneos. Así se eleva la presión arterial y también el riesgo de sufrir un ataque cardíaco y un accidente cerebrovascular.

Además de la presión arterial, el sodio de la sal está relacionado con otras consecuencias negativas para la salud como, por ejemplo, los trastornos metabólicos, los niveles elevados de azúcar en sangre, la enfermedad del hígado graso y aumento de peso. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se debería consumir menos de 2.000 miligramos de sodio al día.

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No obstante, con la ingesta excesiva de sal, el consumo de sodio se dispara por encima de los niveles que el intestino puede tolerar. Para empezar a limitar el consumo, se pueden evitar los alimentos altamente procesados como las golosinas saladas (galletitas y papas fritas) y otros refrigerios salados (condimentos).

En su lugar, se puede optar por alimentos bajos en sodio y azúcar añadidos como las frutas y verduras. Más allá de las recomendaciones, siempre es importante acudir a un profesional de la nutrición para diseñar la dieta baja en sodio que mejor se adapte a las necesidades y requerimientos profesionales.

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