Para el cuidado del rostro, una de las tendencias más populares es la utilización del hielo, con el propósito de desinflamar y disimular la apariencia de los poros, además de combatir las bolsas que se forman debajo de los ojos. Pero, ¿la técnica es realmente beneficiosa? La ciencia encontró la respuesta.

Según análisis de la Academia Americana de Dermatología de Nueva York, que fueron replicados por la prensa internacional, las compresas frías pueden hacer que la piel parezca menos roja e hinchada. De ahí que esta técnica puede influir mayormente en el aspecto estético y no tanto en lo que hace a la salud de la piel. Para que sea efectivo, bajo ningún concepto se debe aplicar el hielo directamente sobre la piel a fin de evitar quemaduras.

La práctica debe desarrollarse únicamente entre 15 o 20 minutos y principalmente sobre las ojeras, donde sí puede reducir la hinchazón. Se recomienda colocar el hielo entre compresas de tela para evitar el contacto directo con la piel. Pese a los beneficios, la mala utilización de esta técnica también tiene efectos negativos.

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Este tipo de tratamientos puede dañar potencialmente la barrera cutánea debido a su temperatura de congelación y, además de generar molestias, agravar la resequedad de la piel. Por este motivo, pese a que se trata de una tendencia, la utilización del hielo en la rutina facial no está recomendada para todos los tipos de piel.

Antes de realizar cualquier tratamiento de belleza, siempre es fundamental consultar con un dermatólogo para que analice el tipo de cutis que se tiene y así autorizar o no el uso de algún producto o procedimiento.

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