El uso frecuente de las sábanas y las toallas provoca que, con el paso del tiempo, adquieran un tono amarillento, que modifica significativamente la experiencia de la higiene, el descanso y la relajación. Sepa cuáles son algunos trucos caseros para recuperar el blanco original de estas prendas.

La limpieza frecuente no logrará evitar la tendencia de que el blanco pierda su intensidad. El tono amarillo, que van adquiriendo las prendas, se debe al contacto de la tela con el sudor que se desprende del cuerpo al dormir, además de las células muertas de la piel, los restos de maquillaje, el desodorante, los productos cosméticos e, incluso, el sebo del cabello.

No obstante, existen formas sencillas, rápidas y accesibles para recuperar el blanco de las sábanas y las toallas sin desgastarlas. Un poco de jabón combinado con media taza de bicarbonato de sodio cumple la función de eliminar el tono amarillento. Otra opción es el jugo de limón, que también se mezcla con el jabón para la ropa y ofrece resultados similares.

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El vinagre blanco resulta otro poderoso producto para recuperar el color: media taza es suficiente y olor desaparece durante el secado. Además, mezclado con unas gotas de limón, garantiza ropa blanca como nueva. Otra de las alternativas para manchas específicas es recurrir al agua oxigenada, que elimina cualquier tipo de suciedad.

A la par de los trucos caseros, al momento de utilizar el lavarropas, es preciso prestar atención a los programas y temperaturas de lavado, además de utilizar un jabón que tampoco correcto y no excederse en sus cantidades. No es recomendable mezclar la ropa blanca con la de color a fin de preservar el tono original de las prendas, en este caso de las sábanas y las toallas.

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