Con la cercanía de las fiestas de fin de año es un buen momento para dejar que ciertas frutas características de esta época tomen protagonismo debido a que, además de sumar mucho sabor, ayudan a incorporar nutrientes beneficiosos para contrarrestar los excesos de grasa, hidratos y alcohol. Una de ellas es la piña, con increíbles propiedades para fortalecer el sistema inmunológico.
La piña se destaca por su alto contenido de ácido fólico, calcio, fibra, hierro, magnesio, manganeso, potasio, sodio, vitaminas A y C, yodo y zinc, según importantes estudios nutricionales. Todos estos nutrientes le confieren la capacidad de fortalecer el sistema inmunológico y el sistema óseo, protegiendo el organismo de la osteoporosis.
Su alto contenido de vitaminas A y C y ácido fólico no solo refuerza las defensas ante resfríos, asma y otras enfermedades respiratorias, sino también contribuye para reducir y prevenir la artritis, reumatismos y arteriosclerosis. Sus minerales, a su vez, retrasan el envejecimiento celular.
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Por la acción de la enzima ”bromelina”, la piña está recomendada para combatir el colesterol y los triglicéridos, por lo que es una gran aliada en esta época del año, marcada por los excesos en la alimentación. Para aprovechar sus beneficios, se puede comer entera o en licuados, pero sin azúcar agregado, teniendo en cuenta que la fruta ya es muy dulce por sí misma.
Si está madura, la piña debe consumirse enseguida. Si está entera, puede conservarse por unos días en un sitio seco y fresco, pero no en la heladera. Si ya está pelada y cortada, entonces sí se puede refrigerar para evitar que se pierda.
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