Congelar ciertos productos naturales suele ser muy útil en la rutina diaria para evitar que los alimentos se echen a perder. A la hora de conservar las frutas en el freezer hay que seleccionar cuáles son aptas y seguir ciertas recomendaciones a fin de que mantengan sus propiedades y sabor.

Uno de los problemas más habituales que se presentan en el momento de congelar las frutas es que se pueden oxidar, adquirir un color negro y, en algunos casos, perder su sabor. Por este motivo, antes de congelarlas, es ideal que estén en óptimas condiciones y sean de buena calidad.

Casi todas las frutas pueden congelarse, pero lo fundamental es determinar el uso que se les dará luego de descongelarlas. Ciertos tipos de frutas están compuestos principalmente por agua y, cuando se congelan, la estructura del alimento se modifica y se cristaliza, por lo que cuando vuelven a temperatura ambiente su consistencia suele ser distinta.

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De ahí que, según estudios nutricionales, resulta más conveniente congelar las manzanas o peras en forma de puré o compota. A su vez, las frutas que estén en almíbar también pueden ir al frízer, pero deben ir en recipientes y cortadas en cubos para evitar que se oxiden.

En cambio, los frutos rojos se pueden congelar sin ningún problema, aunque deben estar lavados previamente. Las bananas también pueden ir al frízer, pero lo ideal es que estén cortadas en rodajas y con algunas gotas de limón por arriba para que no se oxiden.

Es habitual escuchar que las frutas o verduras congeladas pueden perder sus vitaminas y nutrientes, pero esto es un mito. De acuerdo con análisis nutricionales, congelar la fruta solo inhibe la posibilidad de que haya una interacción con microorganismos, sin intervenir en los nutrientes.

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