Una mayor predisposición a sufrir quiebres y el aumento de la sensibilidad son algunos de los efectos que aparecen cuando los dientes empiezan a envejecer. Al igual que cualquier otro órgano, la dentadura también siente el paso de los años y se enfrenta al desgaste del esmalte, la decoloración y una mayor exposición a sufrir caries.
Si bien es imposible detener el paso del tiempo, sí se pueden tomar algunas medidas para preservar la salud dental. Se puede empezar por aumentar el consumo de agua, además de evitar el consumo de alcohol, que resulta nocivo para el esmalte de los dientes. Mantener además una buena higiene bucal es fundamental para evitar condiciones como las caries o alguna otra afección bucal.
Según investigaciones odontológicas, también se puede optar por consumir vitaminas y minerales que pueden fortalecer los dientes como, por ejemplo, la vitamina C. Este nutriente fortifica las encías y los tejidos blandos de la boca. Igualmente, la protege de condiciones como la gingivitis y los dientes flojos.
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Ante el envejecimiento natural de los dientes, es fundamental intensificar los hábitos de higiene bucal: desde el cepillado hasta la utilización del hilo dental. Las enfermedades de encías aparecen cuando se acumula la placa dental y el sarro, por lo que una buena rutina de limpieza es esencial.
Más allá de estas recomendaciones, es importante acudir a consultas periódicas con profesionales de la odontología. La evaluación frecuente permitirá al dentista detectar cambios de forma precoz. Así, se tiene la posibilidad de recibir un tratamiento oportuno que detenga o revierta algunos procesos del envejecimiento dental, además de preservar la salud bucodental toda la vida.
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