Para una correcta higiene bucal hay que usar cepillo de dientes e hilo dental. El cepillo limpia las caras visibles de los dientes y muelas. Pero, ¿qué sucede cuando no se cambia con frecuencia este objeto? El utilizar uno desgastado puede acarrear serias enfermedades bucodentales, desde caries hasta gingivitis.

Según importantes estudios, es de vital importancia cambiar frecuentemente el cepillo de dientes, cada 3 a 4 meses, si es necesario. También hay que renovarlo luego de una enfermedad infecciosa como el COVID. De lo contrario, empiezan a aparecer las enfermedades bucodentales, asociadas a la incorrecta higiene bucal.

Al no cambiar este objeto ante la necesidad, pese a su desgaste, implícitamente se podría incitar a enfermedades como la caries o la gingivitis, afectando negativamente los dientes. Con las cerdas desgastadas, es imposible retirar las partículas que se depositan en estos órganos anatómicos. Lo mismo sucede con el cepillo eléctrico, cuyas cabezas se tienen que intercambiar cada dos o tres meses.

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Con el cepillado de los dientes, se elimina una capa conocida como placa, la acumulación de microorganismos que viven en comunidad en los dientes, también conocida como biopelícula microbiana. Las biopelículas son muy pegajosas y solo se pueden eliminar con un buen cepillo e hilo dental.

Dos veces al día como mínimo es el número ideal de cepillados, aunque las recomendaciones apuntan a realizar este hábito saludable después de cada comida. Se debe igualmente evitar cepillarse con fuerza. Un cepillado fuerte puede dañar el esmalte de los dientes.

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